Capítulo 12

1.1K 124 203
                                    

Salir a buscar a Samara entre el sol a espaldas de la casa en aquel árbol, lo hacía recordar las veces que había intentado acostumbrar sus ojos a la luz para buscar al pequeño Harry de voz dulce y cabellos rizados que se la pasaba recostado en la rama más alta del árbol frente a la entrada del mismo infierno.

Cuando avanzó hasta aquel lugar, le fue casi imposible localizar a la mujer hasta que ésta bajó de una de las ramas. Cuando pisó la tierra firme y estuvo frente a él mirándolo con un semblante lleno de preocupación, supo que todo lo malo que había estado pensando en los anteriores días, podía haber llegado para cumplirse en ese momento.

—Necesitamos hacer lo de sus propósitos, pero creo que hay un pequeño problema. —comenzó a decir mientras escuchaba una pequeña risa por parte del castaño. —¿Qué pasa?

—Yo tengo otro pequeño problema. —dijo haciendo una pausa y ganando la total atención de la pelinegra. —Harry sabe que le oculto algo, lo que no puede saber.

—¿Lo sospecha? —preguntó preocupada.

Louis negó. —Lo sospechaba, pero luego se lo confirmé. No le puedo mentir, lo que sí puedo hacer es protegerlo.

—No debiste decirle nada, no hasta que estén seguros, necesitamos trabajar sin distracciones.

—No le diremos nada, podemos hacerlo después y que él tome una decisión en base a eso. ¿Qué tenemos que hacer?

La mujer suspiró y cruzó los brazos sobre su pecho. —Tenemos que ir a los escritos de la iglesia centro. La iglesia centro es el gobierno de cinco pueblos, y estos contienen escritos que son copias importantes para sus trabajadores.

—¿Guardan información tan importante dándole copias a las iglesias? —preguntó aguantando una risa.

—Te podría sorprender lo estúpidas que son las iglesias. —dijo poniendo sus manos sobre su cintura. —Estamos a tiempo de poder actuar rápido. Mañana comienza el encierro religioso.

—¿Encierro religioso? ¿Qué es eso?

—Tres días encerrado en la iglesia, rezando a Dios.

—Recuerdo haber escuchado que Dios se había desvanecido.

—Correcto. No hay Dios, pero van a rezar.

—¿Está bien rezar si no hay un Dios? ¿No se supone que es algo para que él los escuche?

Samara negó. —Dios no escucha, Dios hace lo que quiere, Dios destruyó a todos. Las personas rezan, pero no sabes a quién le rezan. A mí me gusta rezar para mí misma, confío en que lo que pida, lo puedo lograr yo misma. Algo erróneo de todos, es que puedes rezar, pero rezar no significa hablar con Dios... porque Dios no escucha a nadie, mucho menos querría hablar.

Louis escuchó atentamente cada palabra que Samara decía, asintiendo a todo y cuando al final estuvieron de acuerdo, caminaron juntos para entrar en la casa.

El castaño estaba convencido de las palabras que podrían salir de la boca de Harry después de escuchar lo que tenían pensado. Sabía que no iban a lograr mantenerlo alejado de los planes.

Ambos entraron, cerrando la puerta al final; Samara se quedó confundida cuando Louis se quedó de pie mirando al fondo del pasillo donde estaba su habitación.

—¿Qué haces? —preguntó mirando al rizado.

—¿Eh? —emitió un sonido confundido y lleno de sorpresa. —Estoy quitando esto para ver qué tal va el golpe, pero no me lo puedo quitar porque duele. —mencionó señalando su brazo, donde el pedazo de tela cubría su marca.

Redeemer || l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora