-María José -Daniela tomó una bocanada de aire mientras su corazón latía con la fuerza de un pájaro en una trampa. Retrocedió, poniendo la mesa entre sus cuerpos. Su boca se abrió para gritar, pero decidió no hacerlo-. ¿Qué haces aquí? -Dijo con voz ronca. ¿La policía sabía que estaba aquí?
María José ladeó la cabeza y una fría sonrisa se dibujó en sus perfectos labios. Pese a todo, verla la golpeó en los ovarios.
Estaban de vuelta en el juego cruel donde ella era la cazadora y Daniela la presa. Retrocedió mientras ella avanzaba, deteniéndose cuando su espalda golpeó la pared. Estaba acorralada.
-¿Creíste que los buenos oficiales de esta comisaría no me avisarían de la desaparición de mi esposa? Daniela -se llevó una mano al pecho para pretender encontrarse afectada-. Estaba muy preocupada.
Daniela se quedó en shock. ¿La policía? ¿Incluso había comprado a la policía? ¿Solo a este departamento local o a cuántos más?
María José le puso la mano en el cuello y ella cerró los ojos, preparándose para que hiciera presión. Pero todo lo que hizo fue frotar su pulgar contra su clavícula.
-¿Qué has hecho con mi adorno, esposa? A fin de cuentas, fue un regalo de bodas.
-¿Qué vas a hacerme? -Se mojó los labios y el calor encendió la mirada de María José.
-Lo que haré será llevar a mi esposa a casa -sus pezones se endurecieron debido a lo cerca que estaba y por la mirada en sus ojos. Como siempre, su disparatado cuerpo respondía ante ella.
Nada impedía que María José consiguiera lo que quería. Y la quería a ella.
Cogió su muñeca con firmeza y la llevó hacia la puerta. Tiró de él, más por costumbre que por una directa resistencia, y María José se detuvo.
-Si haces un escándalo, no serás la única con consecuencias -no la miró y no tuvo que hacerlo.
No solo iba a castigarla a ella, sino a los policías de la comisaría que la habían ayudado. Tal vez el capitán sí se lo merecía, pero no la mujer policía que había sido amable con ella.
No protestó mientras ella empujaba la puerta y la sacaba con firmeza. Sus sentidos se sometían ante su presencia y todo lo demás se desvanecía.
Oh, Dios. Iba a llevarla de vuelta. Y la estaba dejando. Antes, someterse a ella, era un juego que solo existía en su imaginación; siempre se juró a sí misma que se sometería solamente para hacerle bajar la guardia. Y si a veces llegaba a disfrutarlo, bueno, mucho mejor, porque cada vez la convencía más de que era inofensiva.
Escapar siempre había sido el plan absoluto.
Pero no había forma de escapar de María José. Hoy lo había dejado más que claro. No había dónde huir ni dónde esconderse para que no la encontrara. Al menos no en esta ciudad.
¿Entonces significaba que se iría con ella sin siquiera tratar de luchar?Mientras caminaban por la comisaría de policía, los pasillos se sentían inquietantemente silenciosos. ¿Se suponía que debía aceptar esto como su destino? ¿El renunciar a todos sus sueños de libertad?
Mientras que el lugar había estado lleno de personas cuando ella llegó, ahora no había nadie para cuando ellas caminaron por el pasillo. Ver los escritorios vacíos hizo que todas sus ideas y anhelos se hundieran; era una prueba de tantas acerca de lo poderosa que era su esposa. Daniela nunca tendría una oportunidad.
Tragó duro ante la sensación de ahogo mientras la empujaban a través de un par de puertas que no había visto antes y que conducían a un callejón lateral. Sharo esperaba parado junto al coche. Si se sorprendió al verla su rostro no lo demostró. Simplemente y como lo hacía siempre, abrió la puerta trasera. María José ni siquiera lo miró. No. Su atención parecía estar puesta en Daniela mientras la arrastraba por el asiento trasero y la dejaba bruscamente en el coche.
ESTÁS LEYENDO
inocencia (Adaptación Caché) G!p
RomanceSoy la reina del bajo mundo criminal. Siempre consigo lo que quiero. Y ella es mi obsesión. ~ Esta historia no me pertenece. Créditos a su autora original. ~ [Finalizado]