-¡Nena, nena! ¡Vamos, muévete! -Daniela giró y las luces la cegaron. Había entrado al estudio e inmediatamente se sintió abrumada por la energía trepidante del lugar.
-¡Quítate de en medio! ¡En marcha!
Desorientada, Daniela dio un paso al costado, notando que el agobiado fotógrafo trataba de pasar por su lado.
-Disculpe -dijo, apartándose todavía más del camino.
Él le sacudió la cabeza mientras pasaba corriendo junto a ella. Se quedó allí de pie sin saber qué hacer, mirando de un lado a otro hasta que un hombre bajo de estatura, pero corpulento, se le acercó.
-¿Daniela Calle?
-Sí.
El hombre sonrió ampliamente.
-Armando.
Tenía un aspecto juvenil, cabello oscuro, piel oliva, pómulos acentuados y lustrosos ojos negros. Daniela no habría pensado que alguien que no fuese de los setenta pudiera dejarse crecer un bigote, pero en él se veía atractivo. Junto con sus enormes gafas con montura negra, jeans ajustados y suspensores sobre una camisa retro a rayas parisina, lucía realmente a la moda, así como guapo.
Daniela tiró del borde de su blusa blanca y se frotó las manos sobre sus leggings negros y lisos. María José le había preguntado qué prendas no podían faltar en su armario que pudieran gustarle y ella pidió lo mínimo indispensable, insistiendo en que ella misma se iba a encargar de ello apenas recibiera su primer sueldo. Pero tal vez debió haberse puesto la blusa y la falda que le dio el primer día.
Armando le tendió la mano y cuando ella la tomó para estrecharla, se la llevó a los labios y le plantó un beso en los nudillos.
-Enchanté. Gracias por echarle la mano a un sujeto en su momento de necesidad. Ahora vamos a peinarte y maquillarte -le tomo el brazo y la llevó a una silla al otro lado de la habitación frente a una hilera de espejos, cada uno rodeado de bombillas.
-¡Armando!
Otro hombre se acercó corriendo a Armando con una tableta en la mano.
-¡Es un desastre! La cremallera rasgó el maxi vestido de la ninfa. Sus tetas están al aire. Y hablamos de Zephoria, por lo que no hay suficiente cinta en todo New Olympus para mantenerlas dentro sin que el vestido quede sólidamente cerrado.
Armando alzó una ceja poblada y le sonrió a Daniela.
-El trabajo de un diseñador no termina nunca. -Luego miró a un hombre delgado con entradas en el cabello que se paseaba junto a la silla de Daniela- La señora Garzón me pidió tratar con sumo respeto a la señorita Calle. ¿Entiendes?
Daniela percibió antes de ver al otro hombre que el nombre de María José había llamado su atención.
-Sí, señor.
Dirigiéndose a ella, Armando dijo:
-Relájate y sé tú misma. -Se inclinó para besarle la mejilla. Su loción era masculina y tan sofisticada como el resto de él- Lo harás fabuloso ahí fuera, cariño, lo sé.
Diciendo aquello, él se fue y Daniela fue dejada sintiéndose extremadamente abrumada y fuera de su ambiente.
Primero se comenzó con el cabello, un largo proceso de tubos para el pelo, gel y aerosoles, Mientras su cabello se "fijaba", el maquillador hizo lo que quiso con ella.
Murmuró sobre su buena estructura ósea y pómulos clásicos, pero nunca le habló directamente durante toda la hora que la estuvo trabajando. Después de dos horas de haber estado sentada en la silla, el cabello y el maquillaje por fin estuvieron listos. Se miró en el espejo y quedó atónita. Tenía maquillaje blanco, sombras violetas y polvo compacto que le daba a su rostro, pecho y brazos un brillo de impacto. Un llamativo color púrpura, plateado y negro envolvía sus ojos y, para terminar, las pestañas postizas más largas que jamás había visto. Tenía una sensación extraña cada vez que parpadeaba y las pestañas rozaban sus mejillas.
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inocencia (Adaptación Caché) G!p
RomanceSoy la reina del bajo mundo criminal. Siempre consigo lo que quiero. Y ella es mi obsesión. ~ Esta historia no me pertenece. Créditos a su autora original. ~ [Finalizado]