Capítulo 27.

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La guerra con los Soto había comenzado. Y Daniela estaba en coma, un coma inducido médicamente, los médicos se lo recordaban a María José como si eso fuera a hacerla sentirse mejor. Dijeron que despertaría en cualquier momento. Pero llevaban días diciendo eso. Y aún no se había despertado.

La bala había entrado en su pecho y bajado a su intestino, lo cual era mejor que si hubiera llegado hasta su corazón o pulmones, pero aun así estaba en un maldito coma.

María José se sentó junto a su cama de hospital con su fría mano sobre la suya. Cuando no se encontraba consultando con sus tenientes, se le podía encontrar aquí, sentada en esta dura silla de plástico mientras sostenía su mano.

Vaya, vaya, a lo que había sido reducida la gran María José Garzón. Estrujó sus irritados ojos con su pulgar e índice.

—El doctor dijo que es bueno hablar contigo. Que oír voces familiares podría ayudarte, no lo sé —sacudió la cabeza, mirando por la ventana al frío y triste día lluvioso—. Puede hacer que te despiertes más rápido o que aún puedas oír mi voz o alguna mier… Como sea —se inclinó hacia adelante mientras le apretaba la mano—. No estoy segura si mi voz es una por la que morirías por despertar, considerando todo… Pero soy todo lo que tienes.

Ninguna de sus Sombras obtuvo alguna pista sobre Fernanda antes de que saliera de la ciudad. Lo que probablemente era algo bueno. María José no confiaba en sí misma al estar con ella si alguna vez le llegara a poner las manos encima a la mujer. Hizo que Daniela estuviera en esta cama. Pero no solo eso.

Dile a tu hermana que le envío mis más cariñosos saludos. La mía también fue la última cara que vio.

Si Fernanda hablaba con la verdad, no había sido el padre de Daniela quien mató a su hermana después de todo. ¿Y por qué mentiría? Pensó que a María José le había llegado la hora. No, estaba diciendo la verdad.

Y cuanto más lo pensaba María José, más sentido tenía.

Hacía años, los Soto habían sido un astuto equipo. No solo eran fuerza bruta, sino que también había cerebros detrás de la operación.

Excepto que, después de haber sido expulsados de New Olympus y haberse refugiado en Metrópolis, pasaron a ser solamente una fuerza bruta.

Porque Fernanda se había largado con su pequeña hija. Y ella había sido el cerebro todo el tiempo. Fue debido a que Fernanda estaba de vuelta que los Soto fueron capaces de planear y hacer lo que se necesitaba para intentar recuperar su territorio en New Olympus.

La situación había estado frente a las narices de María José todo el tiempo y no la había visto.

—Esto no debió de haber pasado —María José soltó la mano de Daniela y empujó su silla hacia atrás para ponerse de pie—. Se suponía que nada de esto iba a pasar —y por si acaso, la pateó—. Tenía un plan. Tenía un plan y no se suponía que tú… No se suponía que yo…

Sacudió la cabeza, luego volvió a la cama y la señaló con el dedo.

—Yo no pedí esto. Soy una mujer simple. Quiero cosas simples. Mantener a raya esta ciudad, cuando cada maldito día algún nuevo idiota piensa que va a tratar de ser un pez gordo y robar el territorio de alguien más. Mantengo el tráfico de drogas al mínimo, me aseguro de que no llegue a las escuelas, me aseguro de que Santino trate bien a sus chicas, y Dios sabe que ningún arma entra o sale de la ciudad sin que yo lo diga.

Se acercó más a la cara de Daniela.

—¿Y lo hago por dinero? —se rio, retrocediendo—. ¿Qué coño haría yo con más dinero? Ya ves cómo vivo. El dinero sólo es bueno porque te da poder. Esa es la única moneda que me ha importado. Sin mí al mando, todo este lugar se iría a la mierda. Lo sé porque lo intenté una vez. Dejé que otra persona tomara el mando. Pero eso ya te lo dije.

inocencia (Adaptación Caché) G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora