Daniela despertó de su sueño con una sacudida. Una pesadilla. Se encontraba en su propia boda, dijo sus votos y luego María José se convirtió en un monstruo y se la llevó. Gritó y fue con los invitados para pedirles ayuda, pero Armando y el resto continuaron bebiendo sus copas y rieron.
Volvió a cerrar los ojos y rodó sobre su costado. Algo le jaló el tobillo con un tintineo. La cadena.
No fue un sueño.
La boda. La noche de bodas cuando María José lo filmó todo y fue tan cruel… Pero luego volvió a cambiar. Se mostró tan dulce después de que ella rompiera la estatua. Y luego el…castigo.
Había sido humillante caer de rodillas ante ella y de esa manera, pero se dijo a sí misma que lo estaba permitiendo porque necesitaba conseguir una entrada en las defensas de María José. Intentar escapar nuevamente habría sido tan estúpido e inútil como la primera vez. Solo necesitaba ser más lista que ella. Jugar según sus reglas por un tiempo; darle lo que quería y ganar su confianza. Ya le había dado más libertad. No podía tenerla encerrada para siempre.
La quería como trofeo, pero, ¿qué tenía de divertido si no podía exhibirlo en público? Si le seguía el juego tal vez le daría más y más libertad, y entonces podría escaparse en cuanto tuviera una oportunidad real de hacerlo.
El problema era que, una vez que su “castigo” hubiera comenzado…
Sus ojos casi se salieron de sus órbitas cuando pudo recordar. Al principio, era como una combinación liosa de dolor y placer mientras María José la azotaba. Pero entonces… fue algo completamente distinto. Ni siquiera sabía cómo explicarlo. Era como si hubiera levitado del suelo mientras aún estaba dentro de su cuerpo. Como una pausa de la realidad en la que no tenía que preocuparse de nada, excepto de lo que se encontraba sintiendo. Y el placer, Dios santo. El placer. Ni siquiera sabía que era posible correrse tantas veces.
Le entregó su cuerpo, como si hubiese saltado desde un acantilado con el conocimiento absoluto de que ella la atraparía.
¿De qué diablos iba esto?
Los recuerdos le calentaron las mejillas y le ocasionaron un hueco en el estómago. Cada vez que la tocaba, Daniela se entregaba.
Se frotó las manos por la cara y miró por la ventana. No sabía por cuánto tiempo había dormido. Parecía que el atardecer se acercaba. Dejó la cama para probar su nueva y más larga correa. La cadena le permitía ir al baño si se sentaba con el pie extendido. Vaya generosidad.
El grillete alrededor de su tobillo no tenía una cerradura que pudiera abrir, por lo que podía notar. Lo mismo sucedía con el collar.
No te comportarás como una esposa, bien. Sigues siendo de mi propiedad.
Daniela apretó los dientes, quitándose de encima los recuerdos del confuso placer. A la mierda con eso. El hecho de que María José pudiera manipularla de manera emocional como quería, no cambiaba nada.
—Sí, yo dije “mierda” —miró alrededor de la habitación—. Acostúmbrate.
Su madre le enseñó que las chicas buenas no decían palabrotas, pero ¿a dónde la había llevado el ser buena?
Atada a su cama en su noche de bodas.
Pasó largos minutos comprobando la resistencia de la cadena y el poste de la cama que la sujetaba. Luego se rindió. Volvió a contemplar la cámara de la esquina con su luz roja todavía parpadeándole.
—Tengo hambre —anunció. Después de ese previo desayuno abundante, solo tenía un poco de hambre. Pero tenía la sensación de que era una petición que María José no ignoraría. Parecía que le
gustaba ocuparse de sus necesidades físicas, por lo que Daniela apostaría que en un minuto ella entraría y le diría cualquier tarea humillante a realizar para poder comer. Y ella lo haría.
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inocencia (Adaptación Caché) G!p
RomanceSoy la reina del bajo mundo criminal. Siempre consigo lo que quiero. Y ella es mi obsesión. ~ Esta historia no me pertenece. Créditos a su autora original. ~ [Finalizado]