El principio

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­—¿Mamá cuándo podré conocer el mundo? —preguntó Karel, mientras comía.

—Cuando estés lista —contestó Alicia, sentada en el comedor.

—Pero mamá —objetó Karel, viéndola a los ojos. —¿Qué pasará si nunca estoy lista?

—Ya te dije que no me veas a los ojos cuando hagas ese tipo de preguntas —regañó Alicia, apartando la mirada.

—Puedo sentir que te pones triste y tienes miedo —expresó, sin dejar de verla.

—Nosotros siempre sentimos cosas con otras personas al verlas, y si tú sientes eso conmigo es porque eres mi hija y me conoces —explicó, mintiendo.

—Bueno, lo que yo quiero saber es, ¿cuándo saldré de casa? Estoy por cumplir veintiún años y jamás he salido —dijo, metiéndose un bocado a la boca.

—Cuando cumplas los veintiún años te llevaré a dar un paseo —prometió Alicia, sonriendo con melancolía.

—Bien —chilló Karel, emocionada. —¿Lavamos los platos? —preguntó, terminando su comida.

—Sí hija, prende la radio, por favor.

Karel estaba a gusto escuchando un cuento de su programa favorito en la radio, cuando se cortó de pronto.

—Creo que está fallando de nuevo —dijo Alicia, refiriéndose a la radio.

—Necesitamos otra —rio Karel, secándose las manos para ir a ver que le pasaba.

Antes de que tocara la radio comenzó a hablar una mujer, emitiendo un mensaje general:

Buenas tardes, ciudadanos de Neyranch. Por este medio les informamos que se llevará a cabo una reunión en el centro de la ciudad, todos debemos asistir sin excepciones ya que trataremos temas de suma importancia, entre ellos la economía de nuestra ciudad, los acuerdos que se hicieron hace veinte años con la división de Clase Alta, Media y Baja. No lo olviden, esta tarde a las siete de la noche, sean puntuales, ¡tú presencia es importante!

—Apaga eso —exclamó Alicia, viéndose más cansada que antes.

—¿Qué acuerdos se hicieron? —preguntó Karel, apagando la radio.

—El gobierno nos separó en tres secciones hace veinte años, pero lo hizo con engaños, recuerdo que nos dieron el mismo anuncio y todos asistimos sin problema alguno. Nos dijeron palabras que convencieron a la mayoría de los habitantes al grado de firmar documentos en los cuales estábamos firmando nuestra propia muerte. Nos hicieron una encuesta para saber cuánto ganábamos y cual era nuestra profesión, con eso nos iban dejando en una de las tres secciones...

—¿Nosotros quedamos en clase baja por que tú eres costurera y papá carpintero? —preguntó, interrumpiendo a su madre.

—Así es, hija —dijo Alicia, mintiendo de nuevo.

Karel observó los ojos de su madre. Desde pequeña siempre supo que su madre tenía secretos de los cuales jamás le había hablado, pero sentía cuando mentía y cada que hablaban de su padre, de su hermano o de su profesión se ponía más triste. Sus ojos reflejaban el cansancio acumulado por años.

—Entonces, ¿qué paso con esos acuerdos?

—Las personas de bajos recursos —continuó —, Creyeron que los apoyarían y lo único que hicieron fue mandarlos aquí, con una sola escuela de nivel básico, pocos médicos, poca economía y sobrepoblación. No ayudaron a nadie, solo a aquellos que tenían mucho dinero, que son los que pertenecen a Clase Alta. Los de Clase Media tienen un poco más de recursos para sobrevivir que nosotros, por eso aquí las personas mueren más rápido y están enfermos casi todo el tiempo.

LA CIUDAD FRÍA  {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora