El ahora

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Habían pasado meses tras la llegada de Karel, comenzaba a adaptarse a vivir con los chicos que la habían rescatado y había aprendido a sobrellevar sus emociones. Las habilidades de cada uno habían sido descubiertas a excepción de ella quien dudaba de tener alguna.

Christian suponía que podía controlar el cuerpo de las personas y hacer olvidar acontecimientos. Los gemelos se fusionaban transformándose en alguien muerto, pero que la víctima hubiera amado y Charly podía leer la mente y hablar a través de ella. A medida que pasaban los meses Karel se sentía asustada por la llegada de Dante.

—¿Cómo estás esta mañana, guapa? —preguntó Jayden, al ver bajar a Karel.

—Muy bien —respondió, sonriendo. Jayden siempre la llamaba de alguna manera halagadora—. ¿Ustedes están bien? —preguntó, mirando a Charly y a Jaylen en la mesa.

—Con la comida frente a mí siempre estaré bien —sonrió Jaylen.

—Estamos bien —respondió Charly, con una enorme sonrisa.

El humor de Charly había mejorado desde que había conocido a Karel.

—Buenos días, Karel —saludó Christian, saliendo de la cocina con dos platos de comida.

—Buenos días, Chris.

—Aquí está tu desayuno y ahora sí, provecho —dijo, sentándose en la mesa.

Jayden siempre tenía tema de conversación, no importaba la ocasión, el momento o la hora, siempre tenía algo que decir, cada que escuchaban a Jayden hablar no podían parar de reír con sus anécdotas, parecía haber vivido toda una eternidad, aunque solo tenía veinte años. Jaylen por el contrario se mantenía callado, concentrado en su comida y riendo con lo que su hermano les contaba.

—¿Crees que Dante este por venir? —preguntó, mientras fregaba los vasos.

—No lo sé, pero ya te dije que no debes preocuparte. Él no te sacará de aquí y si lo hace yo te protegeré, nadie te hará daño, no mientras estés conmigo.

Todos habían cambiado sin darse cuenta, eran felices por la presencia de Karel, pero Christian se sentía lleno de vida e inundado de felicidad, llenaba cada rincón de su triste corazón.

—Para ser sincera me da un poco de miedo y aún no sabemos que es lo que puede hacer —confesó, refiriéndose a sus habilidades—. ¿Qué tal si su don es matar personas?

Christian rio ante el rostro asustado de Karel.

—No creo que ese sea un tipo de don.

—Solo espero que no me eche —se entristeció, sintiéndose desprotegida.

—No lo hará.

Karel miraba a Christian como su guardián y sentía que no podría alejarse de él, se había convertido en su único refugio. Incluso le había tenido la confianza de confesarle sus habilidades y la de los demás, confiaba en él más que en nadie.

—Christian, ¿recuerdas lo de entrar a la habitación de Dante para darme un baño y todo eso? —preguntó Karel.

—Sí, ¿por qué? —cuestionó, tensándose un poco.

—Creo que tomaré esa opción, la verdad es un poco incómodo para mí tener que ir a tu habitación —mintió.

—¿Ahora? —preguntó, preocupado—. ¿Y si yo salgo del cuarto mientras te bañas?

—Creo que seguiría siendo incómodo —replicó, intentando sonar apenada.

—Bien —dijo, resignándose—. Puedes usarlo, pero recuerda que solo debes entrar a su baño, si él se entera me mata.

LA CIUDAD FRÍA  {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora