—Adrianne, ¿qué sucede? —Vishanya miraba atento al joven sirviente que parecía todavía muy confundido—. Mi lindo Adrianne se ve algo pálido... Debí quedarme el día de hoy contigo, lo siento.
—No es nada —Negó—. Gracias, joven amo, por cubrirme y llevarme a la cama. Y sobre quedarse, es imposible, era algo que debía atender de forma urgente, su presencia era necesaria o podría desatarse un caos.
—Bah, esos idiotas sólo quieren tenerme ahí para presumir sus territorios y logros que obviamente no tengo yo, si quisiera se los hubiera arrebatado, pero prefiero quedarme en casa.
Vishanya bufó, las reuniones con los demás nobles siempre eran aburridas, tan tediosas que terminaba dormitando para el final.
—No quiero que te enfermes, me alegra haber venido a verte. Vamos, todos esperan para celebrar, ¿o prefieres quedarte a dormir? Si es así, mejor descansa, no quiero molestar más.
Adrianne negó varias veces.
—No, no, iré. Gracias, joven maestro.
—No me agradezcas, los cumpleaños siempre tienen que ser celebrados y claro, para mí, el tenerte a mi lado, es el regalo más maravilloso que pudiste darme, claro que tengo que celebrarte.
Adrianne se sonrojó, ese vampiro tenía la boca llena de azúcar.
—Está bien, gracias de nuevo, joven maestro.
—Vamos, no dejemos esperando a los demás.
Dalia ya los esperaba en la entrada del comedor, tenía una gran sonrisa.
Desde hace cuatro años, cuando su actual maestro los rescató, procuró celebrar el cumpleaños de cada uno de los sirvientes que cuidaban la mansión, ¿por qué? Bueno, a Vishanya le gustaba la diferencia y significado que los humanos le daban; en sus años más jóvenes, solía tener un cumpleaños vistoso, lleno de gente por saludar, recibía cientos de regalos, pero jamás sintió cercanía con nadie, ni siquiera cuando sus padres lo felicitaban...
Al final, él viviría muchos años, tantos que sus queridos sirvientes morirían antes, tal vez de ahí que comenzara a tomarle una importancia más clara, recordar a cada uno de ellos.
—Joven maestro, Adrianne, ya todo está preparado.
Adrianne asintió, volviendo a su seriedad natural, abriendo la puerta para ambos, retomando de manera inconsciente su rol como jefe de sirvientes, tanto Dalia como Vishanya sonrieron un poco, ese hábito Adrianne era admirable, siempre en su papel, nunca dejando su trabajo a un lado y menos en horas de servicio.
El jefe de sirvientes se sorprendió, esta vez, Ben había hecho más comida de la usual, incluso más que otros años.
—N-no era necesario, en verdad...
Ben fue ayudado por Monika, traían más postres.
—Tú —Monika señaló a Adrianne—, ve a sentarte junto al joven maestro, el día de hoy, el jefe de sirvientes no puede hacer nada.
Adrianne sonrió, Monika fue de las últimas en integrarse a la mansión, al igual que él, su sangre estaba clasificada como especial y también, al igual que él, permanecían escondidos de los registros, Vishanya se había encargado de ocultar cualquier rastro de las personas de dicha sangre dentro de su territorio, así no correrían peligro y también, evitaría largos redactar largos documentos.
—¡Feliz cumpleaños! —Todos felicitaron al joven jefe de sirvientes.
—Muchas gracias... —Sonrió, mientras sostenía las cajas de regalos de todos le iban dando.
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El contrato de la flor escarlata sin nombre (BL)
VampirePara Erick, su día comenzó como siempre, la rutina era natural, lo único especial era que cumplía años. El 14 de agosto, su vida fue cuesta abajo; aquella salida a un museo terminó en la peor pesadilla que sus ojos tuvieron la oportunidad de presenc...