Epílogo (III)

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Quiero repetir esa noche... (+18)

Los días de tranquilidad volvieron, al menos en su mayoría, todavía quedaba mucho por limpiar y hacer, tantos papeles que acomodar, gente a quien ayudar. Su Majestad tenía trabajo, pero incluso él debía descansar un poco.

Adrianne servía el té de la tarde, a pesar de los intentos de Dalia porque el ahora nuevo maestro dejara sus costumbres de sirviente, él insistió hasta que ella se rindió y lo dejó ser.

     —Vishanya.

El vampiro se había quedado dormido, alrededor de él había decenas de hojas llenas de solicitudes para reorganizar el consejo. Ciertamente, a Vishanya le daba igual, de entre todas las cosas de importancia, volver a crear un consejo era lo de menos, no por no tener importancia, pero tener que ver las caras de tantos nobles, no era agradable, debía prepararse para ello y ser abrumado con cientos de preguntas.

     —Vishanya.

Abrió los ojos, había tenido una pesadilla, vio documentos bailando a su alrededor, riéndose de él por no terminar a tiempo, debía tomar vacaciones, era urgente. Vishanya buscó a su pareja, de inmediato sostuvo las manos de Adrianne.

     —¿Qué soñaste? Te ves terrible.

El vampiro negó un poco para después volverse a acomodar para dormir.

     —No te duermas, ven a tomar algo, he traído té y algunas galletas, Ben está de buen humor y prometió un pastel para la noche.

De inmediato se levantó, ahora tenía muchas ganas de que las horas pasaran. Los postres de Ben siempre eran deliciosos. Después de tan buena noticia, esperó con ansias, incluso había trabajado con más ganas.

     —Estos días, ¿ya no es una molestia la garganta?

Vishanya negó, poco después utilizó el celular para escribir, quería contarle muchas cosas.

     Mi garganta está bien, aunque arde por ratos. ¿Recuerdas el veneno que mi maestra me administró? Se ha ido por completo, estaré bien dentro de poco, debo descansar un poco para recuperarme.

     Mi maestra también habló conmigo, parece que la fisura que había provocado finalmente fue cerrada, además, el Tirano de las cuerdas dijo que puedes quedarte con el arma, tal vez ya no funcione como antes, pero que era mejor eso a las dagas tan frágiles que usas.

Al leer, Adrianne se relajó un poco.

     —¿Qué sucederá conmigo? En la vida original, debí morir.

     No te preocupes, saldé mi deuda con mi maestra y con el Tirano de las cuerdas, nos dejaron seguir en esta línea, pero tengo una advertencia, no van a permitirme hacer lo que me plazca de ahora en adelante. Así que, en realidad, es mi paga por todo el trabajo que tengo por delante.

     —Si es así, deberé agradecerle al señor Den'ah. En cuanto al trabajo que tiene para, futuro, lo ayudaré. Hay mucho por hacer, pero primero pediré una semana libre para usted.

     Aceptaré si estás conmigo esa semana.

     —Trato hecho... ahora que lo pienso, mi querido joven maestro, recordé algo que quería comentarle hace tiempo.

Vishanya asintió, preparándose para escuchar con atención al hombre que seguía con una sonrisa en su rostro, la cual poco a poco se transformaba en una llena de coquetería. Adrianne se acercó con cautela, agarrando con fuerza al vampiro del cuello.

     —Quiero repetir esa noche... la vez que terminamos inconscientes —Adrianne susurró.

Vishanya no pudo más, cargó al dispuesto Adrianne, saliendo de la oficina con rapidez.

El contrato de la flor escarlata sin nombre (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora