Alimento

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     —Joven maestro, no es que no quiera formar el contrato, por el momento estoy bastante bien con nuestra relación actual... T-todavía estoy en el proceso de creerme todo esto.

Antes de obtener una contestación de parte de Vishanya, la puerta se abrió de nuevo, esta vez de forma abrupta, al estar cubierto por la manta, sintió que era arrojado a un lado, cayendo al suelo, intentó no hacer ningún ruido, pero había dolido bastante caer de rodillas, había podido meter las manos antes de que su cara diera directo contra el suelo, quedarían raspones.

Se escucharon dos disparos dentro de la habitación, cuando Adrianne se quitó la manta que lo cubría, miró hacia arriba, un Vishanya quieto mirando a la entrada lo hizo ponerse más alerta.

     —El joven nuevo, ¿no es así? —El vampiro sonreía, llevando su mano al hombro, donde la sangre comenzaba a derramarse—. No recuerdo haberte faltado al respeto. Si es así, te pido una disculpa, pero no necesitas llegar a estos extremos.

     —No quiero que hables, bestia —El hombre le apuntaba con una escopeta, ya había disparado, no temía en hacerlo una vez más.

     —... —Adrianne fue ignorado por esos dos, de a poco intentaba meter su mano a su saco del uniforme, no era la primera vez que pasa por algo así.

     —¿Se te ha perdido algo en mi región? —Vishanya seguía sonriendo—. Tampoco recuerdo tener problemas con la organización de los acechadores.

     —Cállate, no te hagas el tonto —Volvió a disparar en el mismo lugar.

Por no decir más, el hombro y mano del vampiro estaban destrozadas, el jefe de sirvientes estaba temblando al verlo así.

Los perdigones se esparcieron en el cuerpo del vampiro y alrededor de la habitación, habían quedado incrustadas. Adrianne no había recibido daño, eso alivió a Vishanya.

     —¿Dónde está Marie?

     —Adrianne, ¿hay alguna trabajadora con ese nombre?

El jefe de sirvientes negó y su joven amo seguía tranquilo a pesar de todo el daño en su cuerpo, no podía ayudarlo debido al riesgo de ser el nuevo objetivo.

     —No se encuentra nadie.

     —Es su nombre antes de que la obligaran a tener uno nuevo por contrato —No se molestó en ver a Adrianne, buscaba las balas en su bolsillo, muy nervioso, en su cara se reflejaba el miedo de seguir haciendo lo que tenía en mente.

Si fallaba o el vampiro decidía atacar, estaría muerto y no se enteraría.

     —Tampoco hay nadie que tuviera ese nombre aquí —Adrianne se levantó con cuidado, con la mano dentro del saco—. Si lo hubiera, en este lugar no se les da un mal trato, no veo la situación en la que uno de mis subordinados hable a alguien del exterior para matar a mi joven maestro. Cualquiera es libre de irse de este lugar si así lo requiere o pide. Ha sido de esa manera desde hace cuatro años.

     —Te han lavado el cerebro... No me lo creo. Esta región tiene a un jefe violento y le encanta masacrar a sus esclavos, tenemos documentos que lo validan, no dudaré en dispararte a ti también si te pones de su lado, lo que menos quisiera es rescatar a un traidor.

     —No recuerdo haber tenido a uno a mi cargo que se queje de mí. Adrianne —La sangre ya manchaba su camisa, la bala que atravesó su cuerpo, había quedado clavada en una pared.

     —No, señor. Me temo que su información está muy desactualizada, tal vez se refiera a Marco.

O sólo viene a causar problemas, pensó Vishanya mientras intentaba sanar la herida más grave, prestó atención a los movimientos del hombre, no contenían magia, tampoco olía algún tipo de corrupción, su aura era inestable, pero no para ser clasificado como una amenaza. No mentía al parecer, tampoco se veía como un enviado por la señora de la muerte para reclamar la deuda que tenía con ella. Las cosas habían salido mucho del esquema original.

El contrato de la flor escarlata sin nombre (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora