Capitulo 21: Honeydukes

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*Narra ___*
Mire como Harry recorría con el dedo el pasadizo que llevaba a Honeydukes; enrollo el mapa y me tomó de la mano para guiarme hasta la puerta del aula. La abrió unos cuantos centímetros para verificar que no hubiera nadie, después me jalo hasta detrás de la estatua. Volvió a sacar el pergamino, parecía que no sabía qué hacer así que saque mi varita y le di un pequeño golpe a la estatua

____: ¡Dissendio!—susurre haciendo que la joroba de la estatua se abriera lo suficiente para que pudiéramos pasar

Mire a mi alrededor antes de poderme meter a un pequeño tobogán de piedra y luego Harry hizo lo mismo. Cuando llegue caí de pie pero Harry me derribó haciendo que cayera de espaldas hacia la tierra fría y húmeda; pero también sentí que estaba encima de mi y apenas pude notar que su rostro estaba demasiado cerca del mío, ya que estaba oscuro.

Harry: y-yo lo siento—dijo parándose y tendiéndome la mano para ayudarme, la cual acepte

____: no te preocupes... —sonreí aunque no me pudiera ver, así que saque mi varita y la levante— ¡Lumos!—murmure para poder ver el pasadizo estrecho

Harry: «¡Travesura realizada!»—pronunció con la punta de su varita en el mapa y este se quedó inmediatamente en blanco; lo dobló con cuidado y se lo guardó en la túnica, lo tome de la mano para guiarlo

Empezamos a correr por el estrecho camino, yo me lo sabía de memoria; pero Harry se tropezaba de vez en cuando con el suelo irregular. Admito que tardamos un poco más de una hora, pero era genial pensar en la idea de visitar Honeydukes, nuevamente. Después llegamos a unas escaleras muy largas, las cuales no me gustaban para nada; estaba cansada y solo miraba cada escalón que pisaba. Al llegar a la trampilla miré por la rendija, para percátame de qué no había nadie al rededor. Al ver que solo había cajas, salí hasta llegar a las escaleras de madera, en donde se empezaron a escuchar voces, una campana y una puerta abriéndose y cerrándose. Mire hacia atrás donde estaba Harry saliendo de la trampilla

___: Harry—susurre y de repente se escuchó otra puerta mucho más cerca de nosotros, me escondí detrás de una pila de cajas y Harry tras un cajón grande

X: Y toma otra caja de babosas de gelatina, querido. Casi se han acabado —dijo una voz femenina

De repente, se escucharon un par de pies bajabando por la escalera. Procure que no me descubrieran mientras que escucha que alguien movía unas cajas y las ponía contra la pared. Cuando el señor se distrajo, le hice una seña a Harry para subir, así que rápidamente y lo más silenciosa posible subí las escaleras y llegue hasta la puerta de madera que me llevaba atrás del mostrador de Honeydukes. Camine hasta salir de ahí y pude darme cuenta que estaba repleta de personas; mejor dicho alumnos de Hogwarts.

Mire a Harry salir a gatas del mostrador, y lo esperé para buscar a Herms y Ron juntos, al llegar a mi lado me pude dar cuenta que la tienda estaba llena de estantes repletos de los dulces más apetitosos que me puede imaginar. Como cremosos trozos de turrón, gruesos caramelos de café con leche (los cuales sabía que iba a amar), cientos de chocolates diferentes puestos en filas. Había un barril enorme lleno de frijoles de sabores y otro de Meigas Fritas (las bolas de helado levitador de las que le había hablado Ron). En otra pared había dulces de efectos especiales: el chicle droobles, la rara seda dental con sabor a menta, diablillos negros de pimienta; ratones de helado; crema de menta en forma de sapo; frágiles plumas de azúcar hilado y caramelos que estallaban. Cuando volví en mi, tomé la mano de Harry para meternos entre la multitud de los chicos de sexto y no perdernos. A lo lejos noté un letrero colgado en un rincón «Sabores insólitos», donde Ron y Herms estaban debajo, observando una bandeja; arrastre a Harry para llegar con ellos

Siempre fue ella (Harry Potter y tú) [tercer año]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora