Capítulo 12: La razón de haber nacido

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Terminaron de explicarle todo a la madre de Jacob pero aquello no pareció mejorar tanto, la mujer estaba completamente deprimida y no dejaba el alcohol ni por un millón de dólares.

Estuvo hablando con Wezen un rato mientras se desahogaba y buscaba consejos del psiquiatra.

Wezen intentó ayudarle pero sería inútil hablar con una mujer ebria, al día siguiente se le olvidaría la mayor parte de todo lo que vivió.

Luego llegó Lily a hacer desastre, cargaba una revista en la mano y se la mostró a Jacob.

—¿Te gustan las monas chinas? —Pero en lo que le preguntó eso, Jacob le quitó la revista.

—¡Deja de estar hurgando entre mis cosas! —Lily se echó a reír y Wezen le quitó la revista—. ¡Wezen!

—¿Pero qué clase de mierda es esta? —Wezen hojeaba las páginas mientras intentaba no reírse—. Esto no es sano, Jacob, enferma la mente.

—¡Dame acá! —Jacob le arrebató la revista de un sólo golpe y Wezen se echó a reír—. ¡Debe ser que tú nunca has visto eso en tu vida!

—No necesito de esas mierdas para saber cómo es una mujer desnuda, tengo esposa —Wezen habló como si fuera obvio y Jacob lo miró feo—. Y antes de casarme nunca me interesaron esas cosas, lo relacionado con lo sexual jamás llamó mi atención.

—No vengas a hablar, Matthew no se hizo por inseminación artificial —Wezen volvió a reírse y Jacob negó con la cabeza—. Tú sabías del tema.

—No, en realidad no, ni siquiera sabía que así se hacían los bebés —Ambos chicos lo miraron con sorpresa.

—Fuertes declaraciones —Habló Lily, fingiendo aclararse la garganta—. Matthew fue un accidente —Se echó a reír por eso.

—Yo no lo llamaría accidente, creo que sorpresa es la mejor palabra para ello —Habló Wezen, pensando seriamente en ello.

—Yo sí fui un accidente —Habló Jacob—. Se rompió el condón y aparecí yo.

—Pobres, yo sí fui planeada —Habló Lily en un tono arrogante—. ¿Y tú Wezen?

—En mis tiempos no se hablaba de ello, y mi madre nunca me contó nada, así que... bueno.

—En serio no creo que jamás hayas explorado tu sexualidad en el pasado —Comentó Jacob—. Es imposible, siempre está esa curiosidad.

—Siempre fui muy inocente, estaba más centrado en el ocultismo y en matar inquisidores que eso para mí no era importante, además, recuerda que se trata de una época donde el tabú era muy grande, nadie hablaba de eso.

—Pero igual es sorprendente, lo digo porque cuando uno va creciendo el cuerpo empieza a cambiar y hay cosas nuevas, por eso se me hace extraño que no hayas tenido aunque sea un poquito de curiosidad —Wezen lo miró curioso y Jacob continuó—. ¿Ni siquiera te llegó a gustar alguna chica?, ¿No llegaste a ver a una y decir "oye, esta chica es bonita" nunca?

—Mi infancia y adolescencia la pasé en una especie de éxtasis, mis demonios eran quienes me controlaban, yo era más como una marioneta, así que jamás me di cuenta de nada, pero luego de que pude tener el control total de todo fue que decidí cambiar las cosas en mi vida, y no lo negaré, hubo una chica que llegó a generar algo extraño en mí, pero no fue sino hasta mediados del siglo XIX, del resto nunca me importó nadie, para mí los humanos eran seres inferiores que se dejaban llevar por cualquier tontería, era una época de mucha ignorancia y sólo unos pocos eran considerados eruditos, pero eran los de clase alta.

—¿Y Clarita lo sabe? —Preguntó Lily con picardía.

—Déjate de bromas, Lily —Le habló con seriedad. Ella se echó a reír.

El psiquiatra de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora