Capítulo 7: ¿Enfermedad o posesión?

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Luego de construir un buen plan para arruinarle la fiesta a esos líderes fueron a llevar a Lily a su casa, Wezen dejó a Jacob en la suya y luego regresó a su apartamento, tenía ganas de derramar sangre pero debía mantener la cabeza fría y pensar en sus próximos movimientos.

Su esposa no estaba a gusto con la situación en la que él los había involucrado pero sentía que Wezen sabía algo que no quería decir.

—¿Sabías que los políticos hacían sacrificios de niños para mantenerse en el poder? —Optó por preguntarle eso. Wezen asintió.

—Eso lo hacen desde tiempos inmemoriales —Habló, sentándose en su mueble y esperando un seguro regaño de su esposa.

—¿Tú lo has hecho? —Le preguntó—. ¿Has sacrificado niños?

Wezen la miraba con terror y melancolía, no quería decir nada pero su esposa insistiría.

—Los sigilos más poderosos se obtienen sacrificando niños inocentes, pero no es lo único, mucha gente me pedía cosas que sólo se pagaban con sangre infantil, y yo estaba tan ciego que asesiné a millones para satisfacer sus caprichos —Clara lo miraba con terror y sorpresa, nunca pensó que Wezen hubiese hecho algo así—. Una vez lo hice para un político, él me prometió que de funcionar me daría un excelente cargo en la sociedad, y así fue, pero en lo que llegaron los inquisidores, fue el primero en delatarme y traicionarme. Yo lo maté.

—¿Por eso Matthew te tiene tanto miedo? —Wezen asintió—. Eso es horrible, ¡Eres un monstruo!, ¿¡Cómo pudiste!?

—No tienes idea de cuánto me arrepiento de haber hecho eso —Wezen intentaba ignorar la mirada de terror de su esposa, él sabía que si se lo contaba ella podría terminar odiándolo, pero ya no había marcha atrás, ya se lo había dicho.

—¿Se te pasó por la mente sacrificar a Matthew? —Le preguntó. Wezen negó con la cabeza.

—Pero las voces sí me lo sugirieron, por eso tengo miedo de perder el control, si ellos me controlan podrían hacerlo, y no quiero, no quiero que el destino me castigue de esa forma, y menos con mi hijo, no quiero perderlo.

—Si lo intentas te voy a matar, no lo dudaré —Habló Clara decidida—. Si lo llegas a intentar te apuñalaré hasta el cansancio, pero no dejaré que dañes a mi hijo.

—Me da más consuelo que seas tú quien intente detenerme, pero recuerda que si me salgo de control, no recordaré siquiera que eres mi esposa, y eso también me da miedo —Wezen parecía tener ganas de llorar, detestaba estar en esa situación pero más odiaba el hecho de que su esposa lo rechazara desde ahora por saber eso.

Y él sabía que ella era capaz de matarlo, asesinó a su propio padre, su esposo no sería la excepción.

—Siento no poder ser una persona segura para ti —Se disculpó con ella por ser peligroso mientras bajaba la mirada y derramaba lágrimas—. Pero yo te lo advertí, soy un monstruo.

—Y de ese monstruo fue que me enamoré —Clara se sentó a su lado y lo abrazó—. Sé que sin tus demonios serías una excelente persona, pero si ellos te controlan es como si te vuelvas alguien completamente distinto, y eso me da miedo, tú me amas pero ellos no, y si ellos se apoderan de ti, no dudarán en lastimarnos a mí y a mi hijo.

—No le digas nada a Matthew, por favor, no quiero que me tenga más miedo de lo que ahora lo tiene —Wezen apoyó su cabeza de la suya y Clara acarició su cabello.

—No diré nada, no soy quién para juzgarte, ambos somos cómplices de nuestras locuras, nos cubrimos la espalda, así funciona todo —Wezen se limpió las lágrimas y abrazó a su esposa, sentía que lo necesitaba.

El psiquiatra de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora