Capitulo 14

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Al terminar, después de un momento de profundo silencio, una persona al fondo comenzó a aplaudir, y seguido de ella todas las demás también lo hicieron. Había quienes secaban sus lágrimas mientras sonreían con vergüenza a sus acompañantes.

—¡Eso fue fantástico! — felicitó Yewon una vez se acercó a ellos —Cada día me sorprendes más.

—Gracias.

La emoción prevaleció durante el resto de la noche, el ambiente era tan cómodo entre ellos y se estaban divirtiendo tanto que no supieron en qué momento dejaron de tener control sobre las bebidas que llegaban a su mesa, tanto fue, que para antes de media noche, ya solamente tres de ellos seguían concientes de lo que sucedía a su alrededor.

—¡Esto apenas comienza! — antes de que Riki pudiera beber de su vaso, Jungwon ya se lo había arrebatado repitiendo que había sido suficiente.

—Basta, basta. Tenemos que ir a la universidad y no puedes llegar así.

Los seis salieron a rastras del local y la situación empeoró cuando sintieron el viento golpear con fiereza sus rostros.

—Creo que voy a vomitar.

—No, no lo harás. — renegó Jay.

Caminaron hasta donde los autos estaban estacionados y cuando Jay intentaba subir a Riki a su propio auto, lo escuchó balbucear.

—N-No, no... Necesito poll-llo... — hipaba.

—¿Pollo?

—S-Sunito necesita comer... — lloriqueaba mientras se aferraba a la puerta. Jungwon llegó a su salvación.

—Riki cierra la boca, seguramente Sunoo ya comió.

—¡N-No! Yo le prometí llevar comida.

Jungwon le rogaba que entrara al auto de una buena vez, pero el menor no parecía ceder, finalmente Jay tuvo una idea:

—Riki, si entras al auto prometo que le llevaré comida a Sunoo.

—No es necesario Jay, él está bien.

—Igual pensaba comprar algo de pollo para mañana.

Jungwon le sonrió, agradeciéndole.

—¿En s-serio lo h-harías? — preguntó Riki casi dormido.

—Por supuesto, sólo dime dónde está Sunoo.

Riki le dictó una dirección y Jay sonrió al escucharla. Conocía perfectamente el edificio y no estaba demasiado lejos.

—¿Por qué nadie va en tu auto? — preguntó Heeseung.

—Debo hacer algo, adelántense.

—¿Estás loco? ¿Qué pasa si alguien vomita?

—¿De qué te preocupas? No es tu auto.

—No pero Sunghoon nos matará uno a uno si alguien vomita.

—Sólo le diremos que él fue quién vomitó y ya. Asunto arreglado.

Heeseung soltó una carcajada.

—Eres malo. Por eso me agradas.

No se despidieron sin antes desearse conducir con cuidado y ambos subieron a sus respectivos automóviles. Arrancaron y se encaminaron a destinos diferentes.

Después del emotivo momento que Sunoo había vivido, se levantó del sofá y se entretuvo en hacer otras cosas, acomodó sus prendas de ropa en su armario, habló por teléfono con su padre, miró sus redes sociales y por último se sentó a trabajar proyectos de la escuela en su laptop.

Your eyes tell - EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora