Capitulo 10

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Hubo silencio.

Hasta que Heeseung soltó una risotada inundada de sarcasmo.

—Debe ser una broma. — chistó — No me gustan niños llorones que buscan quién les cumpla los caprichos.

Sunghoon suspiró con gracia: —Totalmente mi tipo. Pero, ahora que lo mencionas... ¿Cuál es tu tipo realmente? ¿Te gustan acaso chicos rebeldes que tengan aspecto de delincuente y les emocione robar un banco?

—No tengo un tipo, es todo.

Ambos permanecieron en silencio nuevamente.

—No te preocupes amigo, estoy seguro que muy dentro tuyo hay un corazón.

Heeseung se acercó a él y lo miró con firmeza.

—Deja de hablar tonterías y levántate.

Por el contrario, Sunghoon se acomodó aún mejor en el sofá y cerró los ojos.

—Durmamos, por la mañana pondremos en orden la casa.

—Qué compartido eres. Pero me parece que por la mañana pondrás en orden TU casa.

—Eres un idiota. Fuiste tú quien hizo acrobacias en mi cocina y no te haz dignado en lavar un solo plat...

En ese momento, escuchó abrir el grifo del agua y se vió obligado a tragar las palabras que estaba a punto de soltar.

—¿Decías?

—Cierra la boca.

Finalmente, Heeseung se permitió reír auténticamente. Cosa que no pasaba de manera constante, era alguien estrictamente reservado y sin muchas expresiones apareciendo en su rostro. Le gustaba pasar tiempo estando solo, conviviendo consigo mismo.
Se había acostumbrado a la soledad y disfrutarla en la biblioteca, rodeado de millones de libros repletos de infinitos conocimientos le llenaba el alma de paz.

Por eso le gustaba ir a estudiar allí la mayor cantidad de veces por semana.
Aquella tarde el clima era maravilloso, la biblioteca contaba con amplias ventanas que permitirán la entrada de los brillantes rayos de sol.

Buscó un escritorio en un lugar cómodo y colocó sus cuadernos sobre él.
Deslizó la silla hacia su persona para poder sentarse y entonces se percató de la presencia de un cuaderno olvidado. Lo tomó en manos y lo estudió rápidamente.

Era de pastas gruesas y con un bonito color morado.

—¡Heeseung! Qué alivio que lo encontraste.

Levantó la mirada, Lily venía agitada y al parecer en busca de aquel cuaderno.

—Oh... ¿Es tuyo?
—No, no, es de mi hermana pero lo olvidó. Le dije que venía a estudiar y me pidió buscarlo. — le sonrió.
—Vaya, ya entiendo. — le devolvió la sonrisa y con ella el cuaderno.

Lily era de las pocas personas externas a su grupo de amigos con quiénes se permitía sonreír o tener reacciones genuinas. Era una chica inteligente y responsable que le gustaba mantener en orden las cosas y siempre estaba dispuesta a ayudar.
Su largo y oscuro cabello era uno de sus puntos más atractivos, y sus enormes ojos eran un complemento perfecto.

La habían emparejado con Heeseung más de una vez, pero él nunca había correspondido afirmativamente aunque su compañera había insinuado gustar de él ya un par de veces.
Durante un momento de distracción, la observó. Alta, elegante, muy bella físicamente y además con una inteligencia superior a la de muchos otros.
Sí, era un buen partido, pero no le atraía a Heeseung lo suficiente.

Simplemente no era su tipo.

Y aunque había dicho que no tenía uno, la verdad es que sí lo tenía, pero era un tanto... Peculiar.

—Iré a buscar un libro, ya vuelvo.

La chica asintió con una sonrisa y lo vió alejarse para perderse en los enormes pasillos.

Heeseung caminó por un buen rato y sintió unos pasos seguirle, pero lo ignoró.

O tal vez no.

Siguió vagando por varios pasillos sintiendo aún ese compás de la persona que lo perseguía. Finalmente se adentró en el pasillo de historia internacional y buscó el libro que necesitaba hasta dar con él. Lo tomó del estante y comenzó a hojearlo.
Quién lo seguía se quedó a unos cuantos metros y también tomó un libro.

Heeseung sonrió irónico.

—No sabía que también eras un espía.

—¿Qué?

Sunoo se sobresaltó y dejó caer el libro de sus manos, llamando la atención de unos cuantos estudiantes.

—Lo digo porque llevas unos siete minutos persiguiéndome.

—¡No te persigo!

—Sí, claro. Por eso cruzaste el pasillo de economía, literatura clásica y marketing detrás de mí cuando fácilmente pudiste cruzar por el pasillo de lenguas internacionales.

Por primera vez se giró hacia él, dedicándole una mirada desafiante.

El más joven se rindió.

—La chica con la que estabas... ¿Es tu novia? — preguntó casi en un susurro.

—No es algo de tu incumbencia, Kim.

—Tengo curiosidad, nadamás.

Heeseung bufó divertido: —Pff, curiosidad. Sí, claro.

—¿Qué? Soy alguien curioso, creí que lo recordabas.

—¿Por qué recordaría algo que no me importa?

—Eso deberías decírmelo tú. Recuerdas el aderezo que hacíamos juntos, y no creo que te importe mucho.

Heeseung había caído.
Cerró el libro y lo dejó en el estante, se acercó a Sunoo y lo acorraló colocando sus brazos a cada lado de su cabeza.

Disminuyó la distancia hasta que sus alientos chocaban.

—¿A qué juegas, Kim?

—No sé a qué te refieres.

—Porque no pienso jugar contigo.

Las manos de Sunoo se posaron en la cadera de Heeseung.

—¿Por qué? ¿Tienes miedo de perder?

No recibió respuesta. Inconscientemente la distancia comenzó a disminuir hasta estar separados únicamente por unos cuántos rebeldes centímetros. Ambos bajaron la mirada hasta los labios del contrario, picaban.
El ambiente era pesado, sentían no respirar.

—¡Heeseung.. Ou!

Aquella voz los obligó a separarse abruptamente buscando algo en qué prestar atención que no fuera el otro.

—Lo siento — habló nuevamente la chica —, ¿I-interrumpo algo?

La pena en su voz hizo añicos el corazón de Sunoo pero su cuerpo no se permitía sentir igual, al contrario, parecía emocionado por casi haber sido atrapado.

—No, nada. Me voy. — cubriendo su descarada expresión con un libro, salió del lugar, dejando a Heeseung y Lily solos.

—¿De verdad no interrumpía nada?

—No, de verdad, nada. — contestó nervioso — ¿Vamos?

La chica asintió.

El sonrojo en el rostro de Heeseung no le permitió disimular su vergüenza.












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Ñeehhh, no quedó tan mal, podemos hacer cosas mejores

Your eyes tell - EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora