IX.- Crush

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Días después. 

Arabella se despertó a las 6:30 am, bajó corriendo al departamento en donde vivían Rob y Oscar, rápidamente se puso a prepararles algo de desayunar, ya que ese día tendrían entrenamiento especial a las 8:30, aunque los dos eran organizados, más por amenazas de la rubia que por convicción, pero al final lo estaban logrando. A ella le gustaba ayudarlos, así que en cuanto abrió la puerta, corrió a la cocina. 

Rob y Oscar tenían indicaciones diferentes de alimentación, así que Arabella preparaba dos desayunos diferentes para cada uno, para Oscar tenía que concentrarse en los alimentos altos en proteínas, mientras que con Rob, las cosas eran un poco más balanceadas. Justo cuando estaba terminando de empacar la barrita de proteína para Rob, fue este quién salió de su habitación. 

-¿Quién diría que lo único que hacía falta para que fueras un poco más dulce era salir con mi compañero de escudería?-preguntó Rob mientras tomaba su taza de café. 

-¿En serio quieres que te diga, desde las 7 de la mañana, que eres un tonto?-preguntó mientras bostezaba. 

-De todas formas me lo dices a cualquier hora del día-respondió resignado. 

-Siempre he sido dulce contigo, pequeño tonto e insolente-le regañó mientras bebía de su café-Pobre Caroline, debe tener la paciencia del tamaño del mundo para soportarte-dijo con falsa indignación. 

-Bueno, sí a esas vamos, entonces Oscar debe estar muy distraído para estar con una gruñona como tú-le recriminó. 

-Ayy mi pequeño, sólo lo dices por envidia, dudo mucho que recibas la atención que yo y eso que tú eres el famoso-contraatacó sin piedad. 

-¿Podrían dejar de pelear? Son las 7:20 de la mañana, en serio no sé de dónde sacan la energía para ponerse así desde temprano-dijo Oscar mientras salía de su habitación. 

-No es mi culpa que gastes toda tu energía en Arabella-respondió sin querer ser mucho más explícito. 

-¿Por qué?, ¿Te da envidia que a mí me haga caso o qué?-le preguntó Arabella, quien se mantenía firme en su creencia de no perder los estribos desde la mañana. 

-Paso a estar con el cubo de hielo-dijo Rob ahora con más tranquilidad. 

-Sigo aquí-les recordó Oscar, quién aún seguía sin descifrar el comportamiento los Shwartzman

-¿Nos vamos?-dijo Robert para aligerar el momento.

Oscar asintió, mientras se acercaba a la barra por los paquetes que la rubia había hecho para los dos, se despidieron con un beso en la mejilla, posteriormente, mientras caminaron al elevador, el australiano fue quien lo pidió, ya que Robert prefirió fingir que estaba mandando mensajes. En absoluto silencio, se dirigieron al auto.

-Ya puedes hablar Robert-dijo Oscar mientras conducía. 

-¿De qué hablas?-le preguntó para hacerse el desentendido. 

-Nunca le habías hablado a Arabella así y ahora, después de que te enteraste de lo nuestro estás raro, así que...te escucho-dijo Oscar mientras intentaba apartar sus nervios. 

Robert suspiró-¿Tú sabes quién es Arabella verdad?-inició Robert-Es mi prima y siempre la he visto como tal, pero...no ayuda mucho que siempre llama la atención de todos lados a donde vamos-pausó-y ahora que tú y ella están juntos, diablos Oscar, no sé cómo decírtelo, pero no permitiré que seas un idiota con ella-soltó de una vez por todas-Arabella es verdaderamente hermosa físicamente pero es muy desmedida cuando se trata de los sentimientos del amor, contrario a todos en este mundo, ella sí es de las personas que se enamora profundamente, obviamente esa no es la mejor combinación porque no ha tenido la suerte de que alguien la quiera con la misma intensidad y no me refiero a lo sexual-aclaró Rob. 

Ocean Drive - Oscar Piastri {+18}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora