Capítulo II

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Nick estaba en pánico.

Si bien cruzaron miradas por unos segundos para Nick fueron los segundos más eternos de su vida. La mirada de Karl era tan profunda que -por decirlo de alguna manera- era imponente o intimidante.

Nick había cruzado miradas con mucha gente, y algo que le parecía divertido de eso era tratar de intimidar -cosa que siempre lograba-, pero esta vez fue diferente, Karl no pareció ni inmutarse con su mirada, el que resultó intimidado fue él, Nick.

-Hola, tu debes ser Sir Nicholas- dijo Karl estrechandole su mano al mayor -Un placer conocerte- y el castaño terminó la oración con una sonrisa un poco -bastante- forzada.

-El placer es mío alteza- dijo tratando de sonar entusiasmado con su visita.

Volvieron a cruzar miradas y de nuevo Nick se puso nervioso, pero esta vez no fué el único nervioso en el salón. Su hermana parecía que había visto a la criatura más hermosa de todo el mundo cuándo vió a Karl entrar, esta de más mencionar que le gustó al instante que lo vió, y obviamente se puso nerviosa con la presencia del castaño.

Karl no parecía notar la presencia de Rue hasta que la nombrada habló.

-Hola, yo soy Rue- dijo mirando a Karl con un tono amable -es un placer conocerte.

El castaño dejó de prestarle atención a la estructura del lugar para empezar a ver a la joven chica que se le estaba presentando. La miró de arriba a abajo y dijo:

-Ustede debe ser la princesa, encantado de conocerte.

Siendo sinceros, él no parecía querer estar ahí, se veía incómodo con la situación. Él simplemente fué porque sus padres se lo pidieron y aceptó sin siquiera saber que ahí iba a estar la mujer con la que se iba a casar.

Los tres miembros de la realeza parecían incómodos ante la situación, pero por suerte, el padre de Nicholas, Cedric, rompió el silencio y habló.

-Nicholas, deberías enseñarle el castillo a nuestro invitado- dijo con un tono severo y una mirada intimidante.

-Claro padre, sígueme Karl- dijo Nick intimidado por su padre y captando la atención de Jacobs.

Después de estar una o dos horas mostradole el castillo, el pelinegro notó que Karl estaba interesado por la construcción del castillo, era una estructura verdaderamente hermosa e imponente.

-Bueno, ¿hablaremos de algo o fingiremos que estamos encantados con la silenciosa presencia del otro?- dijo Nick sacando a Karl de ese extraño trance en el que estaba.

-¿Qué quieres que diga? No te ofendas pero vine a este lugar por obligación, si pudiera irme ahora créeme que lo haría- finalizó el castaño con un tono de desinterés.

-Y créeme que yo te dejaría hacerlo, yo tampoco entiendo porque todos están tan contentos con tu visita, solo eres un príncipe más de quinientos otros- dijo acercándose a Karl.

-Que pasa príncipe, ¿acaso quiere besarme?- preguntó él castaño por la poca distancia que había entre ellos.

-En tus sueños, amor.

-¿Qué?- preguntó confundido, pero no le dió tiempo a terminar con su pregunta porque cuándo se dió cuenta, el ya estaba solo en ese inmenso lugar.

Al parecer tenían en la sangre la acción de abandonar a personas en algún lugar, porque Nick al terminar esa frase desapareció.

Mientras iba caminando hacía su dormitorio, Nick no pudo evitar pensar en que había dejado a Karl solo en un lugar enorme y que no conocía, no iba a negarlo, se sentía un poco culpable, pero luego a ese pensamiento se le sumaron dos más.
¿Qué había pasado? El mayor estaba atónito, ¿por qué se había comportado así con Karl?. Nick no era tonto y captó el hecho de que esa acción, o más bien, palabra, podría contar como coqueteo, si bien al pelinegro siempre le gustó coquetear y poner nerviosas a las jovencitas, no entendía el porque había "coqueteado" con Karl, un hombre; sin duda esto era algo nuevo, "debería agregarla a lista de cosas que hago sin pensar y me terminan saliendo mal" pensó Nick mientras caminaba por un pasillo del palacio en busca de su madre.

The crown || KarlnapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora