CAPITULO 15

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- Alana
Ya jueves por la tarde después de la escuela, quedé de verme con Lucas para estudiar esta vez en serio y hacer el ensayo de literatura.
Voy camino a la biblioteca, solo pase a mi casa a quitarme el uniforme, como íbamos a estar solo estudiando me puse unos legging negros, camisa blanca, tenis casuales y solo llevaba mi cadenita que nunca me quitaba ya que fue el último regalo de mi mamá; también iba con los audífonos por la calle escuchando música exhorta del ruido exterior, con gente que caminaba de aquí para allá e igual de metidos en sus asuntos que yo.
Entré a la biblioteca y era la segunda vez que venía después de comenzar a hablar con Lucas así que se sintió como un recuerdo vívido, pero a diferencia ahora Lucas estaba a unos pasos de la entrada, luciendo confiado y relajado mientras miraba su celular apoyado en una mesa.
- Hola, Lu - saludo mientras me quito los audífonos y los guardo en mi pequeño morral donde traje el libro que Lucas me había dado y algunos otros útiles para estudiar.
- Hola, Ali - me sonríe, guarda su celular y me tomó de la mano.
Pensé que iríamos al lugar donde estuvimos la vez anterior, pero seguimos de largo.
- ¿A dónde vamos?
- ¿Te dije que te ves muy linda hoy? - dice volteando así mi sin detener el paso.
- ¿Y eso a que viene? - pregunté entornando los ojos.
- Estoy entrando en papel - dijo y se detuvo frente a las escaleras de la biblioteca que daban al segundo piso.
Las escaleras eran muy parecidas a las del Titanic o a las de una gran mansión para que tengan una mejor idea; Era una biblioteca grande y demasiado linda como esas de las historias de fantasía.
- ¿papel de que? - solté una pequeña risita. - ¿ya te volviste loco?
- Loco, pero por su amor mi doncella - usó un tono teatral e hizo una reverencia.
- Ok... - lo dejé ahí plantado y empecé a subir las escaleras.
El al notar que empecé a subir se apresuró a alcanzarme.
- está bien, es broma, solo es para entrar en el papel de los clásicos - dijo un poco apenado.
- Como diga usted, mi leal caballero - me detuve en una de los escalones, sonreí e hice un intento de reverencia agarrando el final de mi camisa como si fuera la falda pomposa de un vestido antiguo.
Llegamos hasta el final de las escaleras y Lucas me hizo un gesto para que lo siguiera.
Caminé detrás de él hasta que llegamos a una mesa como las demás.
- ¿Por qué está mesa y no las otras? - no le veía nada de especial o diferente.
- Me dijiste que te gustaba leer ¿cierto?
- Si, pero...
- Ven acá - interrumpió señalándome una silla - es el paraíso.
Me senté y... ¡O POR DIOS! Al sentarte tenias vista completa de la biblioteca desde arriba podíamos ver hacia abajo, se podía ver todo, era como un sueño, solo imagínense leer ahí; tu música favorita para leer o ruidos naturales de fondo, algo para comer y tu libro favorito yo no sé, pero a mí me encantó. Lucas noto mi cara de anonadada, me dejó disfrutar y se sentó a mi lado.
- Alana, ¿te confieso algo? - dijo incorporándose en la pequeña silla de madera.
- Claro, dime - salí de mi transe y le di toda mi atención.
- Ahí - señaló una mesa de las de abajo. - ahí, te sentabas todos los días después de la escuela a leer.
Impresionante, quede loca por lo que me dijo, si siquiera yo lo hubiera recordado si no fuera porque está al lado de lectura juvenil.
- ¿Cómo..?
- Desde esta posición se ve claramente, ¿verdad?
- ¿Me espiabas en secreto?
- No, no, claro que no - dijo pues no quería verse como un acosador. - solo que coincidimos varias veces y digamos que tal vez yo lo hacía a propósito después de un tiempo.
- y ¿por qué? - preguntó acercándome más a él y apoyando mis brazos en la mesa.
- No lo sé, cuando me cansaba de leer sólo alzaba la vista y ahí estabas tu, haciendo gestos por lo que te causaba el libro, por cierto eres muy expresiva.
- Lo soy, me descubriste - dije en broma, pero él seguía serio con la expresión de que lo que está diciendo es importante.
- Alana, solo quiero que sepas que aunque apenas llevamos unas semanas hablando, llevamos cuatro años estudiando juntos, aunque tú no me notabas yo a ti sí.
¡YO TAMBIÉN TE NOTABA A TI Y MÁS DE LO QUE CREES!
- créeme que si sabia de tu existencia, es imposible no notarte cuando tienes las respuestas de cada pregunta que hacen en clase.
Lucas solo me miró y me examinó con sus ojos y yo lo deje hacerlo.
- bueno, tenemos un ensayo que hacer.
Saqué el libro de mi bolsito y lo puse en la mesa.
- No lo pude leer, lo siento - dije ya que me había dejado el libro para que lo leyera, pero en realidad solo adorno mi escritorio por unos días.
- No pasa nada, te hago un resumen.
Lucas empezó a hablarme del libro y de cosas relacionadas con la historia, me pidió que anotara detalles o cosas que creía relevantes para el ensayo, se veía tan confiado mientras hablaba de un tema el cual manejaba muy bien.
Luego de dos vasos de café y de que mi mano casi muriera de un calambre por anotar tanto, pudimos terminar.
- listo, ya está - dijo mientras guardaba todo.
- Al fin, ya estoy cansada - me incliné así atrás en la silla poniéndome una mano en la cabeza de forma dramática.
- Te acompaño a tu casa.
- ¿Preguntas o afirmas?
- Te ordeno, Alana, es tarde no te dejaré ir sola ni loco.
- Mi casa está cerca y...
- No está a discusión, está oscuro, solo, eres pequeña y muy secuestrable - dijo mientras hacía gestos de papá cuando te decía que no te iba a dejar salir.
- Como diga, señor - enfatice en el señor de un tono burlón y comencé a caminar hasta las escaleras.
- Reniega lo que quieras, pequeño ogro bebe, pero sola no te vas a ir.
- ¿Pequeño ogro bebe? - pregunté por el raro apodo.
- Si cuando te pones en plan pataletas, desde mi perspectiva te veo así.
- Qué raro eres - digo cruzando los brazos.
Yo seguía caminando pero no me di cuenta que el freno en el puesto de la bibliotecaria para entregar no sé qué cosa.
- alto ahí, tiro al blanco.
me agarra de uno de los tirantes de mi bolso haciéndome frenar de repente que casi me caigo. Yo solté un sonidito que fue entre un "ay" y "u", a la vez se escuchó tierno, pero muy difícil de explicar y de volver a repetir.
- ¿Quieres matarme? - digo dándome la vuelta un poco amarrada por él aún sostenía la tira de mi bolso.
- Ok, ya vamos drama queen - empieza a caminar ignorando mi comentario y defensa a mi intento de asesinato.
Salimos de la biblioteca y la verdad a pesar de ir con Lucas me dio miedo de lo solo que estaba, es una ciudad tranquila diría yo, pero lo mismo la hace que quede sola en las noches.
- ¿Me das la manito? - pregunté. - imagínate si alguien de repente me jala, mejor prevenir.
Lucas solo sonrió y me agarró de la mano. Íbamos caminando los dos un poco preocupados por nuestra seguridad hasta que a Lucas se le ocurrió una idea.
- Y si ¿al primer taxi que veamos lo tomamos? Le pedimos que te lleve primero y luego me deje a mi en mi casa, sería más seguro.
- Y si no encontramos uno ¿piensas caminar solo hasta tu casa?
- Pues si, ni modo que me vaya volando.
- Si vemos el taxi lo tomamos.
Seguimos caminando por veinte minutos atentos a todo y a ver si encontrábamos un taxi. Ya empezaba a reconocer la zona de mi casa y aún nada.
- Lucas, ¿y si corremos hasta mi casa? - sugerí amablemente. - tengo miedo, odio la oscuridad y me da pánico pensar que alguien o algo puede salir y matarnos.
- No me molestaría.
Me apretó más de la mano y corrimos hasta mi casa. Ya en la puerta no demore mucho buscando las llaves porque persona precavida vale por dos y siempre las guardo solas aparte, entramos a mi casa y para mi sorpresa estaba mi abuela sentada esperándome.
- ¿Saben qué hora es? - pregunta.
- Si, lo sentimos, estábamos en la biblioteca haciendo un trabajo y se nos hizo tarde - respondió Lucas antes que yo.
- Miren cómo están las calles, cómo se les ocurre caminar - refutó ella.
- Intentamos tomar un taxi, pero no encontramos ninguno - intervine.
Ella se calmó al ver nuestras caras asustadas y preocupadas por nuestras vidas y entendió que lo que decíamos era cierto.
- Gracias por traer a Alana sana, pero ¿Cómo irás a tu casa Lucas? - pregunta.
- Caminando, señora alma - responde Lucas con la cabeza baja y con respeto.
Yo le negué con la cabeza a mi abuela para que hiciera algo y evitará que se fuera así porque era peligroso.
- no - negó ella caminando así la sala. - sería incapaz de dejarte ir así, es peligroso.
- Pero no tengo de otra - respondió Lucas aún sin faltarle el respeto.
- Avísale a tu mamá que te quedaras a dormir aquí.
¿Disculpen, escuche bien?, Lucas dormiría en mi casa.
- Pero señora alma no quiero molestar, además, donde me quedaría a dormir, no se preocupe yo...
- Ya dije que no muchacho - interrumpe mi grandiosa abuela. - dormirás con Alana, su cama tiene otra cama abajo ella te mostrará.
- Pero abue..
- Basta de peros y vayan a dormir, mañana hay escuela - vuelve a interrumpir y se va a paso lento hacia su cuarto.
Lucas y yo compartimos miradas, luego caminé a mi cuarto y él me siguió.
Después de acomodar y mostrarle todo a Lucas.
- ok, mira, encontré estos que eran de mi papá tal vez te queden.
Rebusque entre mi ropa algo más cómodo para que él se pusiera y encontré ropa vieja de mi papá que se veían que tal vez le podían quedar.
- gracias, pero no es necesario, puedo dormir así - me devolvió la ropa.
Yo no insistí así que la lleve otra vez a su sitio y me puse la mía en un rincón de mi armario para que Lucas no me viera.
- me levantaré más temprano para poder llegar a mi casa a poner me el uniforme, apúrate o dormiremos solo cinco horas.
- ya voy - volví de nuevo al cuarto con mi pijama.
Tenía una pijama de short y su camisa a juego era de estampado de vaca. Lucas se rió.
- ¿enserio? ¿De vaca?
- Si, de vaca, tonto ¿algún problema?
- No, ninguno, chiquita.
Hace tiempo que no me llamaba así y todo sonreí inconscientemente ante el apodo de nuevo. Estaba sacando la cama donde dormiría Lucas pero él me frenó a la mitad.
- no dormiremos mucho tiempo, ¿no crees que podría dormir contigo?
Su pregunta me tomó por sorpresa, la verdad mi cama era bastante grande como para poder dormir los dos sin tocarnos, así que acepte.
- Bueno, pero sin nada raro.
- ¿Qué cosa rara podría hacer? - en su rostro se formó una sonrisa pícara. - diablos, que mente tienes señorita.
Yo puse los ojos en blanco y pasé a acostarme en la cama porque estaba muy cansada y Lucas hizo lo mismo. Yo me acosté dándole la espalda y no sentí su mirada así que asumo que él también estaba de espalda.
- descansa - dije en un tono muy bajo que me sorprendió que lo escuchara.
- Descansa, Ali.
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Holiii, estoy de humor y además tengo capítulos adelantados así que puedo ser buena y actualizar de más. Lo siento pero es que amo tanto a Lucas y a Alana este capítulo me gusto mucho.
Con amor: Chitsumi <3

tutoría (en edición y mejora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora