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La noche anterior Jaemin no pudo averiguar nada, solo reconfirmó lo extraño que son Jisung y Chenle, pero eso ya lo sabe, necesita evidencia o algo concreto que le demuestre que algo anda mal, necesita ver con sus propios ojos lo que sea, violencia física, verbal, amenazas, extorciones, lo que sea.

Aunque está convencido de que por culpa de Chenle Jisung no es el mismo, realmente espera que su pequeño pollo no haya sufrido en su ausencia, no se lo perdonaría a si mismo, y si ese fuera el caso, mucho menos a Chenle, a quien mataría sin dudarlo si llegó a hacerle daño a Jisung.

Por eso ahora está así, con un cubre bocas negro, una gorra, un suéter, zapatos y pantalones rasgados de mismo color con tremendo calor, detrás de un poste de luz, tratando de pasar de apercibido, siguiendo al par de idiotas.

Sabía que iban a salir, pues ayer él les arruinó la cita a solas.

Lleva siguiéndolos poco más de una hora, para su suerte o desgracia sin notar nada raro.

Ve como se compran un helado, cuando se alejan él hace lo mismo, el calor esta asesino.
Desde una distancia prudente los observa entrar a un establecimiento, los sigue de inmediato. Traza el mismo camino que ellos hasta una pista de patinaje sobre hielo.

—Probemos esto.— le dijo Jisung al bastardo que tiene por novio. —Pregunta, por favor.

—Tus deseos son órdenes.— le contestó entrando por las puerta de vidrio que llevan al lugar como tal.

Parece una madrina mágica tis disiis sin irdinis.

Obviamente los siguió.

—Bienvenidos.— habló un chico que estaba parados detrás de la puerta. Jaemin se dio cuenta como ese joven clavó su mirada en Jisung, y pues, ¿Cómo no? Jisung es una obra de arte. —Dime, lindo, ¿Qué deseas?— preguntó directamente al pelinaranja.

Pero Jisung no le respondió, ni siquiera reaccionó.

—Mi novio y yo queremos usar la pista.— responde Chenle en su lugar, seguramente también al tanto de la atención extra del chico a Jisung.

—Ah.— responde el joven, quizás decepcionado. —Pasen por aquí.— los guía un poco más adelante hasta una barra, el chico se posiciona detrás de la misma y saca una lista. —Primero anoten los datos correspondientes. — el sujeto le extiende un bolígrafo a Jisung, quien ni se inmuta, quien lo toma es Chenle.
—Dime tu talla, lindo.— vuelve a hablar el sujeto, coqueto, a Jisung.

—Es  42.— responde Chenle. —Y yo 41.

El chico ve con algo de repelús a Chenle antes de darles los patines. —Su tiempo es de una hora.

Jaemin entiende el sentimiento  del tipo, ¿Cómo no quedar encantado con Jisung y como no odiar a Chenle?

A él también le toco pedir un par de patines para poder observarlos más de cerca. Les tiene un ojo encima, pero un par de chicas se le acercaron preguntándole  si era algún aprendiz para ser idol o algo así, él por mucho que dijera que no las chicas insistían en que era demasiado guapo para no serlo, tanto que llamaron la atención de la pareja a la que acosa.

Algo asustado abrazó a ambas chicas por los hombros y se dio la vuelta arrastrándolas con él. —Si quieren pasemos el rato juntos mientras me cuentan eso de ser aprendiz, pero por allá.

Patinó lo más rápido que pudo con las dos estúpidas más que encantadas.

Ellas hablan sin parar, pero su atención está clavada en aquel par. Chenle es malísimo patinando, se tropieza y resbala cada cinco segundos lo que causa que Jisung ría enternecido mientras lo ayuda a estabilizarse. Claro que Jisung sabe patinar, aprendieron juntos a los doce años.

Maniac {Chensung}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora