ii.

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Venus de Milo— Alejandro de Antioquía.

"Se piensa que la estatua corresponde a Venus, ya que se asemeja a otras Venus antiguas que también esconden el pubis, aun cuando tengan parte del cuerpo descubierto. En la Antigüedad griega, la desnudez total era reservada a los cuerpos masculinos y, cuando aparecía en cuerpos femeninos, normalmente se asociaba a la diosa."

—Bien, ahora por favor tomen asiento.— Se podía percibir el abucheo y las groserías viniendo de las prisioneras. Leah miraba con atención al invitado que la prisión Norwich poseía. Se centró en primer lugar en sus ojos, bajó la vista hacia sus labios, y finalmente prestó atención a su cuerpo.

Menudo cuerpo que se gasta este imbécil. Pensó.

Joseph Quinn se giró para comenzar a escribir su nombre y fue así como varios silbidos se percibieron en toda la sala.

—Pero mira nada más lo que nos han traído a Norwich, qué exquisito luce.— Murmuró una de las reclusas.

Joseph se giró y no pudo evitar desviar la mirada.

—Vaya, vaya. Saliste bastante puta, Williams.— Contraatacó Leah devolviéndole a una de las reclusas su comentario.

Williams únicamente bufó, ya que si era sincera. No se sentía capaz de devolverle el comentario a Leah.

—Eh...bien. Me presento, soy Joseph Quinn pintor y escultor de Londres, seré su profesor durante cuatro meses en este lugar. Como ya saben, la idea es que podamos trabajar en conjunto y así al finalizar el curso, ustedes puedan exponer su obra final. ¿Tienen alguna duda?— Ninguna de las personas allí presentes fueron capaces de brindar un comentario, algunas estaban estirándose, otras mantenían la mirada en un punto fijo de la sala, y otras, como Leah, no prestaban interés alguno en lo que decía.

—Disculpa, tú. ¿Cuál es tu nombre?— Señaló Joseph hacia Leah.

—¿A ti qué te importa?— Respondió secamente Jones.

—Su nombre es Leah Jones, la reclusa 478.— Contestó uno de los guardias que yacía en la entrada.

Charlie Heaton.

Joseph simplemente le agradeció al guardia y volvió a enfocar la mirada en la reclusa Jones.

—Señorita Jones, ¿Sería tan amable de encender el proyector?— Leah rodó los ojos y de mala gana se levantó a encenderlo.

Volvió a tomar asiento sin quitar la mirada de Quinn.

—Bien, en primer lugar. ¿Alguna de ustedes conoce alguna escultura famosa?— Preguntó Joseph.

—A ti.— Contestó la reclusa anterior.

Leah bufó.

Joseph esbozó una media sonrisa y negó.

—David, de Miguel Ángel.— Respondió Leah mientras desviaba la mirada.

Quinn esta vez sonrió de forma amplia.

—Excelente, gracias por tu aporte, Jones.

Leah chasqueó la lengua.

—Bien, tal como nos menciona la señorita Jones. Una de las obras más conocidas en el mundo es David, del autor Miguel Ángel. La historia del David empieza con un bloque de piedra traído a Florencia en barco a través del Mediterráneo y del Arno desde la cantera de Fantiscritti en Carrara, este bloque fue almacenado por años esperando de ser esculpido. A mediados del siglo XV, los gestores de la Opera del Duomo y los dirigentes del Gremio de los Tejedores de Florencia impulsaron un proyecto ambicioso que consistía en esculpir doce figuras para decorar el exterior del la Catedral de Santa María del Fiore hoy conocida como el Duomo de Florencia. Este bloque de mármol de 5.50 metros recibió el nombre de "el gigante" después que en 1460 Agostino di Duccio y Antonio Rossellino intentaron esculpirlo sin éxito dejándolo impracticable para ser parte del proyecto y cayendo nuevamente en el olvido en algún almacén.— Agregó Joseph Quinn mientras proyectaba algunas imágenes de la escultura.

innocent » joseph quinnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora