Algo termina, Algo Empieza

Capítulo 48 : Planes y reuniones

Un grito escapó de los labios de Hitomi sin darle oportunidad de detenerlo, atrayendo la atención de Gaara hacia ella. Sus grandes ojos turquesa se abrieron como platos cuando la vio. Se encontraron en el medio entre sus equipos, abrazándose rápidamente tan intensa y naturalmente como lo habían hecho antes. La chica Yūhi ahora era un poco más baja que el Hijo de la Arena, la parte superior de su cabeza solo le llegaba a la barbilla. Él aprovechó cada uno de sus centímetros suplementarios para cerrarse en torno a ella como un capullo protector, su olor a arena y sol invadiendo su nariz. Allí, en el secreto de sus brazos, no pudo evitar echarse a llorar, aferrándose a su ropa como un niño a sus padres.

No había entendido cuánto lo había extrañado hasta entonces. Estar en sus brazos lo devolvió todo, dándole una parte de ella que no sabía que faltaba. Ella lloró y lloró contra su hombro, calmada por el profundo zumbido que sonaba en su garganta, lo suficientemente bajo como para que solo ella pudiera escuchar. Una vez que sus lágrimas se secaron, cerró los ojos y escuchó la melodía de su respiración y los latidos de su corazón.

"Aah, Hitomi-chan", dijo Kakashi después de un rato, "¿quieres presentar a tu amigo?"

Dio un paso atrás de mala gana, mirando a Gaara. Él había cambiado, obviamente, pero no en la forma en que ella había temido, la forma en que el canónigo lo había condenado. "Kakashi-sensei, Naruto, Sasuke", dijo con una voz que se ahogaba con una ternura más allá de las palabras, "permítanme presentarles a Sabaku no Gaara. Es un amigo mío muy querido y quiero que lo trates como tal.

Gaara sonrió, una expresión tan vacilante como breve, como si estuviera sorprendido por el afecto que ella le estaba mostrando sin vergüenza. Hizo un gesto a su hermano y hermana, que habían decidido esperar a unos pasos de distancia, para que se acercaran. "Kankuro, Temari, venid. Te conté mucho sobre Hitomi-nee, y aquí está ella. Ella es familia. Su última palabra estuvo llena de implicaciones no dichas, demasiado intensas para que la chica pudiera captarlas por completo.

Sus ojos se encontraron con los de Temari, que eran del mismo color que los de Gaara. Ella asintió a modo de saludo, sonriendo con tanto entusiasmo que podría haber rivalizado con las sonrisas de Naruto. "No dijiste que vendrías a Konoha. Si lo hubiera sabido, te habría esperado en la puerta.

"Bueno, quería que fuera una sorpresa. Solo una vez que llegamos allí me di cuenta de que no tenía la menor idea de dónde vives.

"Lo sabréis pronto, los tres. A mi madre le encanta tener invitados.

"Hm", intervino Kankurō, "Creo que Baki-sensei ha ido a buscar la llave de nuestra habitación de hotel. No le gustará que nos quedemos en otra parte de la ciudad.

Los ojos de Gaara vacilaron por solo un segundo antes de dar la espalda, decidido en su postura, a la entrada de la Torre, siguiendo a Hitomi en su lugar. Ni una sola vez había dejado de tocarla desde su abrazo; la satisfizo más de lo que posiblemente podría decir. "¿Sabes si Ensui-sensei está en el pueblo, Hitomi-nee? Me gustaría alcanzarlo, si tiene tiempo.

"Oh, sí, él está allí. Ha estado muy ocupado estos últimos días con Shikaku-sama, pero estará feliz de verlos a los tres. Si no hubiera pasado tanto tiempo quejándose de la arena que aún puede encontrar en sus cosas, juraría que extraña el desierto". Con esas palabras, comenzó a caminar hacia la tierra de Nara colgada del brazo de Gaara, Kankurō y Temari los seguían sin hacer ninguna pregunta. En cuanto a Sasuke y Naruto, parecían un poco deslumbrados. Kakashi caminaba detrás de ellos, exponiendo su comportamiento relajado habitual a primera vista. Sin embargo, su único ojo brillaba con amenazas no especificadas hacia cualquiera que mirara a su grupo de un equipo Genin y un equipo extranjero. Sabía, más que nadie, lo frágil que era la relación entre Konoha y Sunagakure. Quería ver aparecer una verdadera paz entre las dos Aldeas Ocultas,