La policía tarda más de lo esperado, al llegar, recorren la zona y no hay indicios del cuerpo. Me interrogan y yo contesto cada pregunta con un nudo en la garganta. Retomo de nuevo el cerrar el picaporte con doble seguro e incluso las ventanas. Mi casa se encuentra escasa de luz por lo que enciendo las luces de las habitaciones.
Al encender la televisión, puedo jurar escuchar la misma respiración, y sentir un aliento pesado chocar contra mi cuello. No me muevo, no emito palabras. Me mantengo en mi asiento sin hacer ningún sonido, sé que hay algo tras de mí, puedo sentir la presencia, puedo sentir el aliento. Mis manos tiemblan y un escalofrío me recorre desde mi espalda descubierta hasta mis pies descalzos. Acerco mi mano al control de la televisión con el fin de apagarla y la pantalla en gris simulará de espejo. Pero al acercar mi mano al control, el aliento se vuelve más pesado y un gruñido mueve un mechón de mi cabello. Retiro la mano rápidamente sin decir palabras. Y estoy apunto de voltear cuando todas las luces se apagan y la oscuridad me envuelve.
Mi grito se ve frustrado por el nudo en mi garganta, y mis ojos se humedecen afligidos. La criatura gruñe a mis espaldas y de un movimiento abrupto el sofá es lanzado conmigo sentada en el, mis gritos salen tan fuertemente que desgarran mi garganta. Mi cabeza se golpea contra algo duro, muy duro, tal vez un jarrón o la pared. Y siento la sangre bajar por mi mejilla desde mi cabeza. Me mareo, cierro los ojos y el ambiente negro me da vueltas.
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Despierto curiosamente en el bosque, me levanto a duras penas y un fuerte dolor en mi cabeza me obliga a sentarme. Hay un charco de sangre a mi alrededor y también huesos, parecía la entrada a una cueva, la cueva de un monstruo,
No hay palabras para describir el terror que invade mi alma, y con las punzadas de dolor corro lo más lejos posible, hasta llegar. Llegar a casa. Una destruida casa y ahora no tan segura, pues descubro una ventana rota, como si un cuerpo inmenso hubiera pasado por ahí y entonces recuerdo todo.
Los gritos.
La sangre.
La respiración.
El golpe.
La razón del por qué el sofá está contra la pared.
Recuerdo como caí contra el suelo y me dormí.
Ahora, me encuentro agradecida de que el sol se encuentre saliendo, lo que me da más seguridad. Llamó a mis padres para hablar de lo sucedido y me entero de que ellos vienen para acá y mi corazón se desboca al escuchar a mi madre llorar. Jamás había visto a mi madre llorar y mucho menos la había escuchado, debía ser algo desgarrador para que estuviese llorando. Aún así me mantuve tranquila mientras ordenaba y recogía las cosas destruidas, esperaba que aquella bestia que me había secuestrado no viniese por su presa otra vez.
