Leros me permite realizar un viaje en los alrededores del bosque. Intento despejar mi mente, la cual está anudada a un montón de mentiras y la verdad. La temperatura hirviente de mi cuerpo me abriga.
Noto el ligero cambio de clima, de un clima cálido, soy transportada en cuestión de segundos a uno totalmente frío, gélido.
Unos aullidos resuenan a mis alrededores, y los enigmáticos irises verdes se hacen presencia ante mí. La duda se denota en mi rostro, soy incapaz de distinguir el cuerpo que porta los irises verdes.
Dirijo una mirada temerosa al par de ojos verdes hipnotizantes. Su respiración impacta contra mi rostro, es cálida, la bestia se limita a inspeccionarme sin pena alguna, admirando mi pelaje.
-- Selene -una voz grave y ligeramente ronca menciona el tan conocido apodo-
-- ...-su semblante frío me atemoriza-
En unos segundos de tensión, un grito proveniente del bosque alerta al lobo y me dedica una última mirada antes de partir.
Hasen. Escuché como le llamaron de esa forma y mi cabeza se llena de intriga. No había a este joven antes en el Clan Sarkozy. De camino al Clan Sarkozy mi mente se encuentra completamente distraída y el corto paseo ha sido de total inutilidad.
Los sonidos del bosque aún me influyen terror, siendo sonidos fuertes y cercanos y el crujido de las hojas bajo mis pie...patas atiende demasiado la atención. Un silbido extraño suena a mis espaldas, pero con moderada lejanía. Un silbido que se impregna en mis orejas, siento como si todo me diera vueltas. Y visualizo a Leros corriendo en mi dirección.
— Corre –grita y mi mente se distorsiona mientras intento mover mis patas que al final ceden y comienzo a correr aún aturdida–
— ¿Qué fue eso? –pregunto–
— Vampiros –respondo en un tono severo que me revela que está molesto conmigo–
No emito palabra alguna.
