— Hace millones de siglos, un hombre llamado Licaón se decidió a jugarle una broma al Dios Zeus. Zeus al enterarse de los planes de Licaón, lo maldijo condenandolo a vivir como un hombre lobo durante el resto de su vida. Licaón conoció a una mujer encantadora, a quien desposó tras dos años de haberse conocido. Sin embargo, 5 años después de su matrimonio conoció a una joven hermosa que captó su atención, a espaldas de su esposa, dormía con la joven, Yhui quien fue transformada a causa de la mordida de Licaón, Licaón dividió la descendencia de su esposa en el Clan Sarkozy y la descendencia con la enigmática Yhui en el Clan Licaón. Desde entonces, hasta la actualidad, estos dos clanes se disputan por ser el Clan dominante entre todas las especies de seres mitológicos. –las palabras de mi padre suena ilógicas. Sin embargo, con los sucesos y su semblante sin una gota de gracia, dedujo que es la verdad–Mi mente aún se niega a absorber toda la información, que es completamente abrumadora.
-- Tu eres una legítima descendencia de La Diosa de La Luna Yhui, un lobo puro junto a Suren. Sin embargo, tu madre y yo pertenecemos al Clan Sarkozy. Te dimos acogida en nuestro hogar durante años junto a Suren, nos esforzamos por mantenerlos alejados de los Clanes. Su transformación inicia al cumplir sus 20 años, siendo la edad de Licaón al ser condenado. —¿Los que creí ser mis padres durante años, ya no lo son?—
-- Mañana es tu cumpleaños -susurra Tarees, mi madre según mis escazos recuerdos de mi infancia que ahora me hacian dudar sobre la verdad.-
Mi mente se desorienta, me limito a asentir con dificultad reacia a asimilar la situación. Mis ojos arden, se nublan impediendome la vista, en cuestión de segundos siento el impacto contra el suelo.
[....]
Despierto, el ambiente a mi alrededor es fresco, una ráfaga de viento me obliga a abrir mis ojos, la oscuridad me envuelve. Siento punzadas en mi cuerpo, crujidos en mis huesos, presiono mis párpados aguardando a que el dolor disminuya. Siento más peso sobre mis pies, tardo unos segundos en percatarme de el pelaje blanco, las patas reemplazando mis pies y el cambio de perspectiva de mi alrededor, escucho murmuros, distingo mi alrededor a pesar de la oscuridad, escencias se impregnan en mi nariz. Jadeo al sentir los deseos de saborear un delicioso trozo de carne, mis orejas puntiagudas detectan movimiento a mis espaldas. Unos irises verdes me observan con sigilo, escaneando cada centímetro de mi cuerpo cubierto del pelaje blanco como la nieve. Al otro extremo unos irises color color fuego me dedican una mirada dulzona, me inspira confianza su mirada y su escencia me indica familiaridad.
-- Hola -tras esa voz gruesa, reconozco a Leros, mi padre-
El par de irises verdes gruñe en dirección a Leros que se ha posicionado a mi lado, ambos batallan con la mirada, el desconocido se rinde ante Leros y se marcha soltando un bufido.
Me adentro al bosque con Leros, el ambiente se nota tenso, el silencio me pone los nervios a flor de piel y siento temor al analizar lo que está sucediendo.¿Ahora soy una bestia peluda? ¿Como todos ellos? ¿Soy aquello en lo que jamás creí?