«La cordura fue un solo pequeño precio a pagar a cambio de su supervivencia»
Todos los personajes menos los que no se mencionan en el libro son propiedad de Suzanne Collins
No se permiten copias ni adaptaciones
Ladyofthefire011
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(N/A: Darle play a la canción cuando se indica más adelante)
El espejo me devuelve una mirada seria e indiferente, me recuerda al día de la cosecha, cuando Belona ajustaba mi vestido. Ahora son dos avox jóvenes las que me ayudan a dar los últimos retoques para la entrevista. Giro la cabeza cuando oigo la puerta abrirse, rápidamente las criadas desaparecen como polillas cuando la luz se va. Dedinus se me acerca. -Estás completamente despampanante querida María- dice con una sonrisa juguetona Estoy de acuerdo con él; los estilistas se han esmerado en mi atuendo, consiste en un vestido largo rojo sangre con pequeños diamantes a lo largo de la falda larga y las mangas de tul. Es sencillo para que destaque la guindilla del pastel: una elegante corona de oro y rubíes sobre la melena recogida en perfectos tirabuzones azabache. -Demuéstrales quien es la que manda- es lo último que me dice mi mentor antes de que nos llamen para marcharnos al acto. Los aplausos inundan el escenario cuando Helena gira sobre sí misma a petición de Caesar Flickerman, mientras el público la alaba «¡Helena de Troya! ¡Helena de Troya!*». Título que le queda como anillo al dedo, se ve tan hermosa que no puedes apartar los ojos de su figura. Porta un vestido de tul rosado largo, con mangas a los hombros y pronunciado escote. Todo el traje está decorado con flores de vivos colores, el cabello rubio lo lleva recogido elegantemente con flores hechas de diamantes. El público la adora, es obvio que los tiene en el bote, con sonrisas tan estudiadas que parecen verdaderas. Este es su terreno, se mueve como pez en el agua, siendo encantadora pero sin perder la postura de una profesional. El presentador, con el cabello teñido de un amarillo bastante molesto para la vista, alaba el 11 que obtuvo en su entrenamiento y le asegura que su nombre tiene un lugar asegurado en uno de los puestos más altos de la lista de apuestas. No hace falta que le pida un aplauso al público, pues este se lo concede nada más que ella se dispone a marcharse. Cuando baja las escaleras la observo, con su bella sonrisa que a pasado ser una llena de misterios, demasiado tarde me daría cuenta de que es mi enemiga más letal. Cuando Aaron termina su actuación me encamino con paso firme al escenario sonriendo orgullosamente. -¡Y ahora, traída desde el distrito 2; la otra chica que se ha ganado nuestro corazón y respeto... Enío Kill! O como nosotros preferimos llamarla: ¡La Reina Roja! Los aplausos hacen que la sala retumbe mientras me coloco delante de la silla y extiendo la mano para que Caesar me la bese. -Pero ¡mírate! Te ves bellísima esta noche -Gracias Caesar- digo con amabilidad fingida -Por favor, por favor, da un paso a delante Hago lo que me dice y de paso doy una vuelta sobre mi misma, haciendo que los brillantes del vestido y la corona reluzcan bajo los focos. El público aplaude y el presentador tarda unos minutos en lograr algo de calma. -Bueno bueno... veo que tus estilistas se han decantado por algo atrevido- dice, señalando la corona -Oh, esto... es una réplica de la corona que dentro de unas semanas portaré aquí mismo- la respuesta le arranca tanto a él como al público un silbido -Estás muy convencida de eso por lo que veo -Claro que sí, soy una ganadora -Bueno visto lo visto no vas desencaminada- hace una pausa dramática - Un 12, nada más y nada menos que la puntuación más alta que puedes obtener -Digamos que tengo varios trucos bajo la manga- digo guiñando un ojo misteriosamente -Enío, se nos acaba el tiempo, esperamos de corazón verte pronto -No lo dudéis- comento, me pongo en pie y mientras los aplausos resuenan de manera atronadora coloco las manos en mi cabeza, simulando una corona.