viii. not even the strongest are saved from the abyss

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ni siquiera los más fuertes se salvan del abismo

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ni siquiera los más fuertes se salvan del abismo



Mi casa en la Aldea de los Vencedores es como una jaula de oro, al igual que todo cuando ganas los Juegos. Hecha de mármol, con columnas de oro; parece los aposentos de la más noble reina. El presidente Snow mandó personalmente a construirla cuando gané los Juegos. Era su forma de advertirme: «Riqueza y gloria, a cambio de tu silencio». Y yo, para bien o para mal; había aceptado. En la entrada sobre la puerta, un 70 pulido de oro reluce bajo el Sol de la tarde, en las casas de la Aldea es colocado antes de inaugurarla el número de los Juegos que haya ganado el futuro residente. Para que nunca olvides que eres parte de ellos. La casa tiene dos plantas y un sótano, donde en secreto sigo entrenándome. El salón tenía un pequeño sofá que cambié por uno más grande cuando los demás vencedores empezaron a frecuentar en casa.
Al principio no me hacía gracia, solo quería estar sola, pero les dejaba entrar algunas veces cuando el silencio se volvía tan abrumador que me aplastaba. Con el tiempo verlos parados en el umbral con sonrisas burlonas era una de las pocas cosas que me subía el animo. La compañía nos venía bien, a fin de cuentas todos estábamos rotos, juntos era más fácil sobrellevarlo.
Pero esta vez cada uno está en su casa acompañado de sus propios demonios, con el televisor encendido y la vista clavada en él, la espera de que Snow haga la lectura de la tarjeta para el tercer Vasallaje de los Veinticinco. Antes de eso las fotos de los vestido de novia para Katniss Everdeen aparecen en la pantalla, causando que se me contraiga la garganta del asco. La odio, la odio por haber sobrevivido, por estar aquí probándose preciosas joyas y Clove esté muerta. ¿Por qué Katniss sí y Clove no?
Podría apagarlo y volver a encenderlo cuando Snow aparezca, pero hay algo en el rostro de la reciente vencedora que me impide hacerla desaparecer del televisor. Katniss es novata, por mucho que los Juegos te hagan estar siempre alerta ella no ha sido criada como yo y los demás profesionales. Todavía tiene mucho que aprender, por eso, para alguien que lleva metida en esto muchos años es fácil leer lo que se le pasa por la cabeza. Y por eso la satisfacción me llena tanto que hasta sonrío, hay miedo en su mirada. Está empezando a comprender cómo funciona esto; es una actuación, si haces mal tu papel, estás fuera.
Cuando ya han mostrado los seis posibles vestidos, Caesar hace una breve pausa y aprovecho para ir a por un vaso de agua, me siento lentamente en el sofá mientras el himno del Capitolio suena por la televisión y Coriolanus Snow en persona sube al escenario. Me quedo mirando fijamente la cajita que sostiene el niño que lo acompaña, mientras empieza su discurso sobre la creación de los Juegos y la importancia del Vasallaje, me tenso cuando empieza a hablar de los Días Oscuros y la revolución de los distritos; recordando las quejas de la gente del Capitolio por la falta de producción de algunos distritos. Porque aunque en ese momento solo lo sospechaba el tablero estaba siendo colocado.
-Y ahora llegamos a nuestro tercer Vasallaje de los Veinticinco- dice el presidente, después de haber recordado lo que sucedió en las pasadas ediciones. El niño vestido de blanco le entrega la cajita y Snow toma el sobre con el 75 marcado claramente en tinta negra -En el setenta y cinco aniversario, como recordatorio a los rebeldes de que ni siquiera sus miembros más fuertes son rivales para el poder del Capitolio- me pongo de pie con una amarga sensación en la boca -Los tributos elegidos saldrán del grupo de los vencedores
No, no, no
Sin darme cuenta un chillido sale de mi garganta y arrojo con fuerza un jarrón cercano contra el televisor, el sonido de los cristales cobra fuerza en mi cabeza y empiezo a lanzar todo cuanto encuentro a las paredes. Me apoyo en una y sin poder evitarlo caigo de rodillas, destrozándolas al hacer contacto con el suelo lleno de cristales. Lloro tanto que siento que voy a romperme la garganta, mis puños impactan contra la pared de mi espalda hasta que dejo un agujero con gotas de sangre en ella. Suelto un grito que me llega desde mi casi inexistente corazón y lloro con unos sollozos que me parten el alma.

3-10-2022Desde el infierno, una andaluza haciendo el intento de escritora

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3-10-2022
Desde el infierno, una andaluza haciendo el intento de escritora

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