hierva mala nunca muere
Enío Kill no era una gran fanática de los dias de sol, mucho menos cuando le tocaba entrenamiento o estaba de mal humor (lo que era prácticamente todos los días; tanto lo primero como lo segundo) Tenía la sensación de que el universo se reía de ella y hacia libros de chistes con sus desgracias.
Su habitación en la Aldea no tenía nada que demostrara que alguien había hecho su vida allí durante más de cuatro años. Sólo contaba con una elegante cama de matrimonio, un armario empotrado y un tocador con un maravilloso espejo encima.
El reflejo de una chica bronceada con lunares y reflejos dorados del Sol en su corto cabello oscuro le devolvía la mirada.Solo será por esta vez; trataba de convencerse
Llegará un momento en el que no te tenga que pedir permiso, parecía canturrrar la imagen del espejo
Enío hizo una mueca que el reflejo imitó
No, te tengo bajo control, le rebatió con los labios fruncidosLo dudo mucho, yo soy tu; Reina Roja. Dijo con un pestañeo
Enío apretó con fuerza los puños, en el último momento antes de salir de la habitación sus manos volaron hasta el pequeño cajón del tocador, allí en el fondo; justo debajo de numerosos objetos que le regalaron cuando ganó los Juegos, había sido arrojada algún tiempo atrás una cadena de oro de la que colgaba una rosa de rubí. Había pertenecido a la tributo caída del distrito 1, Helena Rose; Helena de Troya. Todavía tenía sangre seca en la cadena, que se había oscurecido por el paso de de los años. Sin saber muy bien el porqué, Enio la enredó entre sus dedos y salió a paso rápido de la habitación.
Enío bufó por décima vez en un cuarto de hora, Dedinus expulsó el humo de su cigarrillo con una sonrisa socarrona en sus labios.
Carla lo miró con desaprobación y él se encogió de hombros con inocencia, mientras le giñaba un ojo.
Ahora era la chica la que bufaba, pero Enío dejó escapar una sonrisita al ver como las mejillas de Carla se tornaban de un ligero carmesí.-Bueno, bueno... Aquí estamos otra vez- Angelina Find tenía sus antinatural ojos aguados por las lágrimas.
Enío no la creía del todo, Angelina era la mujer con más ansia de espectáculo que la Kill había conocido.
-Na, Lina no te preocupes, hierva mala nunca muere- dijo con una sonrisa Dedinius
Eso es una mentira, todos lo sabían
-Bueno, es hora de salir- dice la escolta uniendo las manos
Los ocho vencedores se ponen en pie, Enio ve por el rabillo como una lágrima se desliza por el ojo derecho de Angelina mientras abraza con fuerza a Carla y Roma, las dos más jóvenes; de tan sólo veinte y veintiuno. Aunque la de cabellos caoba sabe que ninguna de las dos tendría problemas para alzarse nuevamente con la gloria. No es por nada, pero ella las entrenó.
El sol de la mañana golpeaba de forma asfixiante en el Principia. Habían puesto una carpa para tratar de contenerlo de alguna forma, pero la verdad es que Enío ya le traía sin cuidado el timpo que hiciera. Las dos grandes urnas tenían su atención, escaseaban de papeletas esta vez; tres para los chicos y cinco para las chicas. Sólo hacía falta el papel incorrecto para verse nuevamente en el lugar de sus pesadillas. Dirigió la mirada a sus compañeros; Carla y Roma (de las que había sido mentora), Lyme; que hacía oídos sordos a los llantos de sus hijos, Encéfalo; apoyado en su bastón pero con semblante de hierro, Brutus, Enobaria; que fue su mentora, Séfora y Dedinius, tan joven que cuando lo miraba veía a un niño jugando a ser un adulto.
-¡Felices Juegos del Hambre y que la suerte esté siempre de vuestra parte!- el mismo discurso de todos los años siguió a la frase (más bien, lema) pronunciado por Angelina, ningún vencedor le prestó atención hasta que llegó la temida frase: <<Las damas primero>>
De repente, no tenía veintitrés ni estaba en lo alto del escenario, sino que tenía dieciocho y esperaba entre la fila de los de su misma edad. <<Andrea Willow>>, anunciaron esa vez. Pero no fue Andrea la que acabó yendo a los Juegos, sino que otra muchacha, de enorme talento y todavía más grande ambición, alzó la mano y con actitud arrogante subió al escenario.
-¿Tu nombre?- le pregunto la mujer de ojos oroEnío Kill
En los 75 Juegos del Hambre, la Enío de
veintitrés sentía como los latidos de su helado corazón iban ligerame más rápido. Avanzó como si flotara, repentinamente consciente de su situación. Estaba atrapada, otra vez. Su nombre había salido de la urna. Debía luchar por su vida, otra vez. Pero,
¿Esta vez podría salvarse? ¿Realmente se salvó aquella vez? ¿O una parte de ella se quedó atrapada en la Arena para jamás poder salir?
Las preguntas se agolpaban en su cerebro, mientras con pasos arrogantes y seguros, se colocaba en el centro del escenario.
-Y ahora, los caballeros- anunció la acompañante del Capitolio con una sonrisa
Revoloteo sus largos dedos pintados de rojo chillón sobre las tres papeletas. Enío se sorprendió rezando una plegaria para evitar que el nombre de Dedinius fuera pronunciado por los operados labios de Angelina.
-Nuestro tributo masculino es...- hizo una ligera pausa -¡Brutus Hootch!
El hombre salió con paso firme de la fila y se situó al lado de la veinteañera. Hombre y muchacha se dan el tradicional apretón de manos mientras el público aplaude. Los dos a la vez alzan sus manos unidas, exibiendo orgullosas sonrisas. Interpretando su papel
Pero algo había cambiado, la sonrisa pesaba en los labios y las palmas del público no eran de júbilo, más bien parecían despedir a veteranos de guerra.Hierva mala nunca muere, pensó Enío; rezando para que fuera verdad
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*. 🥀 *- The Red Queen - * 🥀 .*
Fanfiction«La cordura fue un solo pequeño precio a pagar a cambio de su supervivencia» Todos los personajes menos los que no se mencionan en el libro son propiedad de Suzanne Collins No se permiten copias ni adaptaciones Ladyofthefire011