Capítulo dos - Ojos color avellana

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Pasada una semana las chicas habían comenzado a llevarse bien, se encontraban de vez en cuando en la salida del colegio. Debido a esto, algunos días después habían comenzado una pequeña rutina. Luego del colegio, Semine y Beatles caminaban juntas al café Teestübchen donde se habían reunido por primera vez antes, comían uno que otro postre mientras hablaban y después caminaban a un parque grande que estaba frente a la iglesia. Parecía más un jardín, tenía algunos árboles y estaba lleno de plantas, además de tener algunas bancas de madera esparcidas por el área.

Se encontraban sentadas en una de las bancas, Beatles comía una galleta de chocolate mientras Semine bebía una caja de leche.

—¿Quieres? —preguntó Beatles extendiéndole el empaque de galletas.

Semine tomó una y le dio una mordida para luego darle un sorbo a su leche.

—Buena combinación —bromeó Beatles. Semine rio.

Tras acabar de comer (y beber) sus respectivos alimentos, echaron los empaques en la basura y se fueron del parque. Comenzaron a caminar a casa, Semine le había mentido a Beatles y le había dicho que vivía en el mismo barrio que Agna, que estaba a un par de calles del barrio de Beatles.

—Ya casi son las vacaciones de medio año —dijo Semine.

Beatles asintió.

—¿Qué harás?

—Pues, ir a la iglesia y pasar tiempo con mi madre, supongo —forzó una sonrisa.

Beatles sintió un dolor en el pecho. Ella si tendría vacaciones, unas vacaciones geniales, mientras Semine estaría con la fanática religiosa de su madre. Beatles no la odiaba, ni nada por el estilo, pero sabía lo que en el pueblo se hablaba de Hada Schultz (de soltera Engel), sabía que algunos estudiantes de su escuela la llamaban "La loca religiosa" y seguramente Semine también lo sabía. Beatles no sabía con exactitud porque razón la del apodo tan descortés, y tampoco pensaba en preguntarle a Semine. No. Eso sería demasiado grosero.

—¿Sabes qué recordé? —preguntó Semine cambiando el tema.

—No...

—Justo van a iniciar las vacaciones y aún no hemos planeado el proyecto.

—Cierto —susurró Beatles mientras caminaban una al lado de la otra —. Quizá podamos preguntarle al profesor Bach que temas ya fueron tomados y así descartamos proyectos más rápido.

—Me gusta esa idea, hagamos eso —sonrió.

Mientras caminaban Beatles sintió curiosidad por saber sobre la vida religiosa de Semine. Ella le explicó que asistía a la iglesia todos los domingos y el resto de los días estudiaba, aunque siempre rezaba con su madre en cada comida y cada vez que iban a dormir. Para Beatles era simplemente sorpréndete como la vida de Semine giraba en torno a su religión. Incluso siendo una chica popular en el colegio no salía con los deportistas ni las porritas, quienes también eran tan populares como ella. Sintió curiosidad en saber entonces si Semine al menos tenía alguna pareja a escondidas.

—¿Te puedo preguntar algo? —dijo.

Semine asintió.

—Adelante.

— ¿Alguna vez has salido con alguien? —preguntó de repente.

Semine la miró sorprendida y negó.

— ¡Por supuesto que no! ¡Mi mamá me mataría!... ¿Tú sí?

Beatles negó, dudosa.

— ¡Ah, mentirosa! — dijo Semine, algo celosa y dolida, aunque no sabía el porqué. Pensó que seguramente era por el hecho de que ella nunca había salido con nadie. De igual forma, esperaba que no se notara.

Alguien como Semine (Versión 2022)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora