Capítulo diez - Tarde o temprano

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Semine despertó encontrándose con el frío piso de madera. Había dormido en el suelo de la sala de estar, su madre no se encontraba en el área. Adolorida se levantó y con las piernas temblorosas por la debilidad, caminó a la cocina en donde abrió la nevera y se llevó un gran pedazo de pan a la boca, también tomó el cartón de leche y bebió de él. Cerró la puerta de la nevera encontrándose con Hada tras ella. El miedo la invadía, caminaba hacia atrás en un intento por alejarse de su madre.

—No puedo creer que continúas intentando arruinar el plan de Dios —dijo con rabia —¡Te dije que no podías comer!

Le encestó un golpe en el estómago a su hija, haciendo que escupiera la comida que aún tenía en la boca. Luego le metió un manotazo en el rostro, haciendo que esta que chocase con una silla del juego de mesa y cayera al suelo. Semine se arrodilló y comenzó a vomitar su primera comida hasta el momento.

—Hablé con Dios anoche —susurró Hada en el oído de Semine, quien continuaba vomitando —me tocó, me hizo suya y luego me dijo que fuiste un error desde el momento en que naciste, yo lo sabía, solo necesitaba escucharlo de mi Padre. Eres una blasfemia asquerosa —la escupió —me desharé de ti.

La tomó del cabello y la arrastró hasta la sala de estar, la golpeó hasta que se cansó y así siguió la vida de Semine hasta el día de la feria de ciencias.

Beatles no sabía nada de Semine desde aquella vez, no pude buscarla en su casa ya que Agna se negó a decirle en donde estaba. Continuaba escribiéndole al teléfono, pero nunca contestaba. Había llorado todas las noches desde aquel día. Semine no había ido al colegio el viernes, Agna no la vio en la iglesia el domingo y esto comenzaba a preocuparla.

Ese lunes en la mañana Agna bajó más temprano de lo normal a buscar algo que desayunar, se escondió tras la pared en cuanto escuchó a sus padres hablando mientras tomaban café.

—Me preocupa un poco Hada —dijo Otto.

—¿Por la petición que te hizo? —preguntó Elena, su esposa.

—No solo eso, se veía algo demacrada... exhausta, espero que las cosas estén yendo bien entre ella y Semine.

—Igual yo, cariño.

Agna continuo con esto en mente, y en cuanto llegó al colegio y se encontró con Alexander le contó lo que había escuchado. Ambos comenzaron a conectar puntos.

—Estaba toda golpeada —dijo Alexander.

La chica asintió con la cabeza, llevándose la uña del pulgar a la boca.

—Alex, no creo que Semine se haya caído por las escaleras...

Él negó.

—Yo menos.

Mientras estaban en el salón de eventos, Beatles se encontraba sola en su puesto, acomodaba todo para poder presentar su proyecto. Su sorpresa fue grande al ver a Semine entrando al salón. Se alegró, pero algo en ella se rompió al verla, se veía sucia, con las ojeras marcadas y el labio roto, su ojo morado ahora tenía una combinación entre amarillo y violeta.

Casi involuntariamente se iba acercando a ella, cuando notó a Hada Schultz tras Semine, con una mano en el hombro de su hija. Beatles de repente se sentía enfurecida ¿Cómo es que nadie lo notaba? La mujer no solo golpeaba a su hija, también la controlaba ¿caerse por las escaleras? ¡Ni el más inocente se lo creería!

Apretó los puños con rabia. Semine y Hada se acercaron a ella. La chica llevaba los ojos hinchados y rojos, seguramente de tanto llorar.

Beatles no lo sabía, pero Semine llevaba la misma ropa que se había puesto el viernes cuando tenía la intención de salir al instituto, pero Hada no se lo permitió. Llamó al colegio alegando que Semine estaba enferma.

Alguien como Semine (Versión 2022)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora