Capítulo doce - Nuevo inicio

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Cuando hubo finalizado el año escolar Semine decidió ir a su antigua casa, acompañada por Beatles y la tía Dona. Había tomado la decisión de visitar aquel lugar por última vez. Dona se quedó en el auto mientras Semine y Beatles caminaban al interior de la casa, creyó que era un momento intimo entre las dos, por lo que prefería no intervenir, a no ser que fuera necesario.

—¿De verdad quieres estar aquí? —preguntó Beatles tras su novia.

Semine no volteó, solo abrió la puerta de la casa.

—Hay cosas importantes que debo buscar —respondió.

Entró en el lugar sintiendo un fuerte olor a húmedo, a viejo. Como flashazos en su cabeza se paseaban todos los malos momentos que había vivido en ese sitio; Beatles tomó su mano y caminó hacia el interior junto a ella. Subieron a la habitación de Semine, en donde abrió el cajón del pequeño mueble que estaba a un lado de su cama y sacó una foto de ella y sus padres. Sonrió al verla. A pesar de todo, ver la sonrisa de su madre en aquella foto hacía que Semine no pudiera odiarla. Su padre, quien en aquel entonces parecía feliz, la había amado hasta en sus últimos días.

Semine le pasó la foto a Beatles, está la observó y al voltearla notó que había un texto escrito:

Semine, cariño, te amo más que a nadie en este mundo. Por favor, perdóname.

—Papá.

Beatles entendió todo. Decidió no preguntar, porque parecía algo delicado, no era algo de lo que pudieras hablar en cualquier momento, pero Semine pensaba que era necesario que Beatles conociera aquella parte de su historia.

—Fue la última nota que me dejó mi padre... Se ahorcó ahí —dijo señalando el pasillo que daba a las escaleras —Engañaba a mi madre con una mujer más joven, le dio todo, incluso nuestro dinero, quedamos en la quiebra cuando ella le robó todo a mi padre. Se suicidó entonces... casi perdemos la casa, pero mamá pidió ayuda al mejor amigo de mi padre. Es el padre de Agna, el señor Otto.

Escuchaba atentamente, no se atrevía a interrumpirla. Era la primera vez que Semine tocaba un tema tan delicado como aquel. Beatles sintió su corazón estrujarse, pero no dijo nada.

—Sé que es un pecado lo que hizo —continuó —Pero, también sé que Dios es bueno. Él era demasiado especial, incluso si cometió errores, fue el mejor padre que hubiese pedido.

Se acercó a Beatles entonces y le sonrió.

—¿Sabes algo? —dijo Semine —Creo que Dios te puso en mi camino para que me salvaras.

—Es muy listo entonces —señaló —Sabes, siento que todo esto pudo ocasionar un efecto mariposa horrible —se quejó cubriéndose el rostro.

Semine rio.

—Ya vámonos —se carcajeo saliendo de la habitación —¡Oh! ¡Espera! —dijo regresando. —Mi Jesús.

Tomó el crucifijo que tanto le había apoyado durante todos esos años de sufrimiento junto a Hada.

El día en que Semine tenía que irse de Hannover había llegado. Beatles estaba algo triste, desde ahora, no vería a Semine todos los días. Se encontraba en la casa rentada de Semine y la tía Dona, ayudaba a ambas a guardar sus pocas pertenencias para viajar hasta Fráncfort.

Semine sentía un vacío en el pecho. Sus fieles amigos no habían ido a despedirla. El vuelo hacia Fráncfort salía durante la mañana del día siguiente, pero era hora de prepararse. Esa misma noche, las chicas salieron a dar un paseo por el centro de la ciudad, fueron al cine, comieron pizza en un restaurante y luego se dirigían a casa. Mientras iban en el auto, Semine notó que Beatles había tomado otra calle. Detuvo el auto entonces.

Alguien como Semine (Versión 2022)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora