╔╦══• •✠•❀ 𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝟐 ❀•✠ • •══╦╗

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Pasaron dos largos años dónde tenías que soportar experimentos y entrenamientos a tal punto de que veías la muerte como recompensa, seguías actuando como un buen niño frente a AFO, pero al final terminabas desquitando tu enojo con las personas a las cuales debías matar para obtener sus quirks, algunos te parecían útiles mientras que otros era basura.

Ahora te dejaban sólo, obviamente te vigilaban por medio de camaras, pero al menos ya no tenías que ver ni al doctor ni a AFO y lo agradecias mucho, al menos ahora no tenías que disimular tu desagrado al verlos, aúnque gracias a eso, tu nivel de actuación mejoro bastante.

Ya era más de medio día, si no te equivocaba eran al rededor de las 2 de la tarde, tomaste una toalla la cual estaba colgada en la puerta de la pequeña sala de entrenamientos, para que tuvieras 7 años, te hacían hacer ejercicios como si tuvieras 15.

Fuiste a tu habitación, el día de ayer se habían acabado todos los experimentos, por lo que ya no tenías que ir al laboratorio después de terminar tus ejercicios.

Kousetso: Surjan... Padre... Madre... —Dicho esto, solo tus padres salieron de tu sombra, al verla, te diste cuenta de que está era extremadamente oscura, suspiraste con tristeza y abrazaste a tus padres quienes también te abrazaron, descubriste que podías regular la temperatura y/o dureza de las sombras, si no fuera por sus rostros de color azul, pasarían desapercibidos cómo persona vivas.

Además de que detestabas el hecho matar a las personas para conseguir sus quirks, ahora mismo al único que quieras matar, era a ese maldito doctor, querías matar a Kyudai, pero no podías hacerlo, parecía que a AFO le agradaba aquel hombre y sobre todo, parecía serle de gran ayuda.

Aunque... Había algo que te estaba molestando, hace no mucho, un subordinado de tu Sensei se había vuelto un tanto... Inútil, ya no le servía a AFO y como su Kosei era para cambiar de apariencia, te hizo matarlo y quedarte con su Don.

Ahí entendiste que si te volvías inútil o molesto para AFO, el te mataría al instante, sin ninguna duda ni compasión, era cierto que prefieres la muerte antes que seguir matando sin razón y soportar aquellos horribles experimentos, pero aún querías hacer pagar a todos los héroes.

De repente, alguien tocó tu puerta y escuchaste a tu Sensei, ordenaste a tus padres regresar y estos se hicieron charcos negros y se combinaron con tu sombra, bajaste de tu cama, cambiaste tu expresión y abriste la puerta con una gran sonrisa.

Kousetso: ¡Sensei! Que bueno verlo —El hombre llevo una de sus manos a tu cabeza y te despeinó un poco.

AFO: ¿Cómo has estado? A pasado un tiempo desde la última vez que nos vimos —Asentiste, el hombre entro y tú cerraste la puerta.

Kousetso: Si, a pasado cerca de dos meses, pero estoy muy bien Sensei, mi cuerpo ya se acopló completamente a los entrenamientos y al nuevo Kosei —El hombre sonrió, no habías notado la maleta que llevaba en las manos hasta que la puso sobre tu cama.

AFO: No sabes cuánto me alegra escuchar eso, por cierto, te traje un regalo —Dijo señalando la maleta.

Kousetso: ¿Puedo? —El asíntio, ti te acercaste y la abriste, dejando ver bastante ropa, entre ella ropa de entrenamiento.

Tu ropa hasta ahora consistía de una bata y las vendas que cubrían tus manos y pies (como Eri), si esos malditos héroes no hubieran derrumbado el edificio, no tendrías que estar pasando por esto y no tendrías que estar vistiendo lo que ese hombre te diera, fue lo que pensaste.

Era cierto que tal vez si no hubiera sido por el, habrías muerto, pero eso hubiera sido mejor a soportar todo ese insoportable dolor, además de que no solo bastaba eso, sino que también te hacían matar.

𝐄𝐥 𝐃𝐢𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐬𝐨𝐦𝐛𝐫𝐚𝐬 𝐵𝑁𝐻𝐴𝑥𝑅𝑒𝑎𝑑𝑒𝑟 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora