Dia 4: Escolar

112 13 0
                                    

5 DE AGOSTO

La maestra escribía y escribía en la pizarra, pero nada le entraba al cerebro a Kohaku, ¿de donde había salido ese 5? ¿Mulpicar la x por 18? ¿Y como sabe que número es la x? Sentía que el cerebro le iba a explotar, así que cambió la vista hacia su paisaje favorito: Senku, su compañero de banco, había descubierto que en cuanto lo miraba el cerebro se le enfriaba y después podía regresar a la clase, así que todo el día se la pasaba viéndolo, repasaba su perfil y se gravaba en la mente el gesto que tenía en ese momento, generalmente siempre era el mismo, el entrecejo fruncido con la mirada pegada al frente y la concentración escrita en todo el rostro, Kohaku suspiro, estaba lista para continuar.

Miro la pizarra, así que de ahí salio el cinco.

A Senku no le molestaba que lo viera, al principio le incomodaba pero para no generar malentendidos Kohaku le había explicado que así se concentraba mejor, Senku no le creía, pero después de un par de semanas de prueba comprobó que así era, cuando le comenzaba a salir humo de los oídos la chica se giraba a verlo unos segundos y después regresaba la mirada al pizarrón con toda la actitud del mundo, desde que eran compañeros de banco el promedio de Kohaku había subido todos sabían que era gracias a Senku pero no imaginaban de que forma.

Además después de meses, Senku no solo estaba acostumbrado a las miradas sino que le gustaba, su parte favorita de esos cortos momentos era en sí la mirada de Kohaku, le brillaban los ojos, sonreía con dulzura y suspiraba, siempre suspiraba, ¿que se supone que debía pensar? Nunca la había visto ver a nadie así y por primera vez en 17 años, no tenía ni idea de qué pensar.

—Senku-chan, la bella Kohaku-chan siempre te está viendo, ¿acaso están saliendo juntos?—era la hora del almuerzo, estaban todos los chicos sentados al rededor del escritorio de Senku, este solo puso los ojos en blanco.

—No, mentalista y si así fuera no te importa—. Era lógico que Gen y Ryusui, los más chismosos del planeta, quisieran saber más sobre la extraña relación que tenían Senku y Kohaku, lejos de aquel banco eran amigos cercanos y se llevaban muy bien, pero en cuanto se sentaban en aquel banco Kohaku lo miraba con aire soñador y Senku le sonreía dulcemente, además Gen no había dejado pasar los momentos de nerviosismo de Senku después de una mirada de ella o el momento donde se tensaba todo su cuerpo al sentir la mirada de Kohaku, sabia que ahí había algo más, pero ¿ellos lo sabían?

Se acercaban los examenes y eso solo podia significar una cosa:

—¿Me ayudas a estudiar, Senku?—Kohaku lo veía con suplica y Senku con incredulidad.

—Tienes buen promedio, leona, no me necesitas al 10 mil nillones por ciento—. Estaban sentados en su banco, tenían una hora libre y aún que Senku dijera eso, la verdad era si lo necesitaba.

—Claro que te necesito, Senku, una cosa son los problemas en clase y otra muy diferente los exámenes, por favor—dijo extendiendo la última vocal.

—Sobreviviste sin mi los del semestre pasado—se giro para seguir leyendo su libro sobre ciencia espacial pero ella insistió.

—Pase a duras penas, Senku, ten piedad de mi—. Senku suspiro.

—De acuerdo—.

—¡Si!—Kohaku lo abrazo, él se quedó inmobil, pero pudo sentir como se le subía el color a las mejillas, garraspeo y aparto a Kohaku.

—Demasiada emoción, ¿no crees?—ella rio.

—Lo siento, es que me emociona, muchas gracias— se enfrascaron en una platica sobre las reglas de estudio y como se organizarian, sin saber que un rubio codicioso los estaba mirando acompañado de su fiel amigo Gen.

Faltaban dos semanas para los exámenes,  no perdían ni un momento y estudiaban tanto como podían, pasaron mucho tiempo juntos con momentos incómodos generados gracias al par de chismosos, pues en general estudiaban en la escuela, por ejemplo aquella vez que Ryusui tropezó con Kohaku y Senku la tomo de la cintura para evitar que cayera, les ardió la cara el resto del dia, o como aquella vez que Gen les había insinuado que se besaran y Senku vio como los colores le subían a Kohaku y comenzaba a jugar con sus dedos nerviosa, o cuando de alguna forma les pegaron las manos con silicon y tuvieron que pasar todo el día pegados uno del otro, literalmente, no puedo expresar en palabras el horrible momento que fue tener que ir al baño en la escuela, o dar explicaciones de porque no se podían separar.

Al final las dos semanas previas y la semana de exámenes pasaron y eran libres para salir de vacaciones, aunque un cebollin y una leona tenían las mentes ocupadas en otra cosa, tras todo ese tiempo juntos por fin se dieron cuenta de lo que sentían el uno por el otro y aunque Senku estaba casi seguro de que era recíproco le daba miedo hablar, primero preguntaría, disimuladamente, o algo así.

Ya habían pasado los exámenes pero aun les quedaban algunas clases, una de ellas era química, Kohaku tenía la mirada fija en la pizarra y la barbilla recargada en la mano derecha, sumamente aburrida y sin entender nada, así así decio cambiar de perspectiva.

Cuando se giró a ver a Senku para refrescar un poco la mente se llevo la sorpresa de que un par de ojos escarlata ya la miraban, abrió los ojos con sorpresa se sentía la presa de un cazador, se quedó quieta, observando los ojos de Senku, tan hermosos y seductores, tan profundos tan...

—Kohaku—.

—¿Si?—

—¿Te gustó?—Ella no lo pensó mucho, su cerebro viajaba en los ojos de Senku.

—Si, me gustas mucho—. Ahora Senku abrió los ojos con sorpresa, Kohaku se percato de lo que había dicho hasta que ya era demasiado tarde, ambos se sonrojaron mirándose aún, apartaron la mirada velozmente cubriéndose la cara con un libro o con sus manos, ahora a ambos les salía humo de la cabeza. Senku se sentía soñado y ella avergonzada, ¿por qué había dicho eso? Ahora era imposible que él gustará de ella, bajo las manos de su rostro y apretó con fuerza el borde de su falda, lo había arruinado; pero sus dudas y miedos quedaron sepultados cuando una mano que conocía muy bien se acercó a las suyas y tomó una de ellas para envolverla, se giró para ver al propietario de aquella cálida mano, el chico peliverde tenía la mirada fija en la pizarra pero tenía un dulce sonrojo en las mejillas, ella sonrio.

Tal vez no todo estaba perdido.

FIN

Buenas, como les ha ido en la semana? Espero que bien, para ser sinceras a mi más o menos, me disculpo por el capitulo, me gustó mucho pero no lo hice con muchos detalles porque me duele la cabeza jaja, espero que les guste, muchas gracias por leer.

💖






Semana SenHaku 2022 Agosto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora