10. EL banquete

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Todos los candidatos esperaban en una habitación lateral al salón de banquetes; sus sirvientes personales esperaban aparte y ahí solo estaban los esclavos personales de la emperatriz Laisa, todos los jóvenes se miraban de reojo sin querer ser el primero en hablar y romper el hielo, cada uno veía al otro cómo una posible amenaza o una competencia, entre los 12 había algunos enormes como Lucien; que destacaba por su gran estatura y su cuerpo musculoso y otros tan jóvenes y delgados cómo Dominic, algunos parecían soldados por su porte firme y recto, mientras que otros parecían eruditos; con la piel pálida por nunca tomar el sol y permanecer dentro estudiando, con movimientos elegantes y discretos; un contraste total entre caracteres y actitudes.

El salón de banquetes ebullía en actividad, todas las comitivas estaban presentes y acomodadas en orden, pero varios de los invitados se conocían entre sí; así que permanecían de pie mezclándose y saludando a sus conocidos. En todo el lugar se podía apreciar la opulencia de los cuatro reinos; las ropas más caras, las joyas más llamativas y los peinados más elaborados, la mayoría de los que estaban de pie charlando eran mujeres que se encontraban con sus socios o posibles socios; comerciales o militares; mientras que la mayoría de los hombres permanecía en silencio en sus respectivos lugares intentando no llamar demasiado la atención.

Aparte de las comitivas de los cuatro reinos había muchos funcionarios y nobles de la ciudad imperial, que aprovecharon esta oportunidad para estrechar lazos con los demás reinos, había muy pocas oportunidades cómo esta para que se reunieran las personas más poderosas del continente; discretamente se discutían posibles alianzas comerciales, militares o matrimoniales.

Entonces se escuchó el rumor en la sala que se aproximaba la emperatriz, todos los presentes se apresuraron a volver a sus lugares, era un secreto a voces que los presentes sobornaban a los sirvientes para que les avisaran con tiempo de la llegada del anfitrión. Cuando la sala estaba casi en silencio se escuchó la fuerte voz de un esclavo que anunciaba la llegada de la emperatriz. Todos los presentes se pusieron de pie, para luego arrodillarse y girar hacia la entrada expectantes.

A la cabeza del grupo caminaba la emperatriz, su atuendo morado resaltaba su piel blanca y le daba mayor brillo a sus ojos azules, su cabello suelto iba arreglado con una corona de oro adornada con piedras preciosas, a un lado caminaba el emperador; Ryan era un mago de fuego; su piel era oscura y sus ojos rojos brillantes cómo fuego, su larga melena roja estaba suelta a excepción de un conjunto de 3 trenzas en los laterales de su cabeza, este era el peinado tradicional de los miembros de la realeza varones dentro de la ciudad imperial, las apretadas trenzas estaba engarzadas con oro y algunas piedras preciosas, en su cabeza también llevaba una corona de oro más pequeña que la de la emperatriz, su caminar era poderoso y seguro, dando a los demás una sensación de poder y respeto. Detrás de ellos iban los otros 3 consortes; el Rey Liam del reino Agua, el Rey XXXXX del reino Aire y el Rey XXXXX del reino Tierra. Detrás de ellos iban las princesas y los príncipes aun solteros que acudieron al banquete, siendo la mayor Laurent de 16 años y la menor XXXX de solo dos años que caminaba de la mano de Tadeo su hermano mayor.

Al final del grupo y caminando sola venía Laisa, la emperatriz coronada, aunque aun no se podía considerar la regente del continente sus palabras tenían el mismo peso que las palabras de la emperatriz, y desde hace dos años ambas compartían la responsabilidad de gobernar todo el continente, su paso era muy tranquilo y seguro, sus grandes ojos azules veían a la audiencia con una mezcla de curiosidad e inocencia. Los nobles que la miraban no sabían que pensar de la elección de la emperatriz de entronar a su hija, Laisa con solo 20 años aún era considerada una adolescente y con esa mirada límpida no parecía conocer la inmensidad del continente y la importancia de la responsabilidad que ahora compartía con su madre, algunos se mostraban preocupados de que su nueva regente parecía tan fácil de manipular, otros por el contrario pensaban que esta era la oportunidad de sus vidas, con esa niña inocente en manos de sus candidatos no sería difícil tener una vida llena de riquezas y poder.

Harem imperialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora