Harem imperial

4. Vergüenza

- Puedes negarte – Kristen estaba muy enojado, ya había soportado 15 años de agravios en la casa de la marquesa, no quería que su hijo fuera a la ciudad imperial a sufrir en manos de la emperatriz.

- Si no voy ¿qué será de mis hermanos? - Dante dijo sin aparente emoción - ¿Quieres que vivan cómo nosotros? –

Los recuerdos de sus primeros años en la casa de la marquesa invadieron a Kristen, si bien estos 5 años había vivido muy bien con suficiente comida y ropa para abrigarse, no olvidaba los primeros 15 años de sufrimiento en esa casa, Edrian incluso podía ir a la escuela y entrenar con sus primos y demás hermanos, la diferencia con la infancia de Dante eran cómo el cielo y la tierra.

- Ya has sacrificado lo suficiente – Kristen se negó a ceder, si bien era culpa suya por no poderse ganar el aprecio de su esposa no quería que su hijo sacrificara más, la primera mitad de su vida había sido tan dura y ahora que por fin había alguna mejora tenía que ir a ese cruel palacio.

- Mi madre tiene plena confianza en que podre llegar a emperador – se burló Dante – y tu solo crees que podre ser un concubino –

- Sabes que no me refiero a eso – Kristen estaba frustrado, hablar con Dante era como hablar con Valeria, simplemente no podía comunicarse con ellos, ¿cómo su hijo cabeza dura iba a conquistar el corazón de la emperatriz?

- Tío – un niño llegó corriendo al patio, era el hijo de Alba; Tom – Mamá te envía estos libros para que estudies –

- Agradécele a tu madre – le sonrió Dante mientras tomaba algunos cuadernillos que no poseían ninguna portada.

- Si – respondió emocionado Tom, después se giró en dirección de Kristen y se despidió – Abuelo – le dijo en voz baja, cómo si le tuviera algo de miedo.

Kristen no se molesto con él y simplemente lo despidió con un movimiento de su mano, Tom se dio la vuelta y salió corriendo, justo cuando Dante iba a hojear los libros en sus manos y Kristen iba a continuar hablando apareció el criado de Kristen – El agua esta lista... el maestro puede entrar a bañarse –

- Bien – Dante no le dio tiempo a su padre de hablar y siguió al criado dentro de lo que sería su nueva habitación.

- No hemos terminado – dijo Kristen de mala gana mientras caminaba hacia Edrian y Lucien que continuaban jugando en el césped.

La nueva habitación que le asignaron a Dante era muy espaciosa con un área grande para bañarse, el criado intentó ayudarlo a desvestirse, pero Dante se negó asustado, no estaba acostumbrado a que alguien lo ayudara para ese tipo de cosas, así que despidió al sirviente y procedió a desvestirse por su cuenta.

Se había quitado la parte superior de la ropa cuando notó que uno de los cuadernillos que le dio Alba había caído al suelo, arrugando algunas hojas, bufando se inclinó para levantarlo y alisar las hojas, no quería que Alba lo amonestara más tarde por haber descuidado sus cosas. Mientras distraídamente aplanaba las hojas notó que era un cuaderno de ilustraciones, al principio lo estaba sujetando al revés y no entendió muy bien lo que veía, no fue hasta que lo giró que notó que era un libro pornográfico, inconscientemente lo dejó caer y al hacerlo el libro quedó abierto en una ilustración especialmente vergonzosa.

Con el corazón latiendo muy rápido Dante se apresuró a levantarlo, esperando que nadie entrara a la habitación en ese momento. Miró en dirección a la puerta, pero estaba bien cerrada, sus ojos vagaron nuevamente al libro que tenía en las manos, no era tan tonto para no entender lo que su hermana quería decirle, pero... Con curiosidad volvió a abrir el libro; este estaba lleno de diferentes ilustraciones a todo color de lo que se suponía una pareja casada hacia; cuando Dante entró en el ejército vio algunos libros parecidos, pero en ese entonces con 15 años era considerado un niño, así que sus compañeros no le permitieron verlo, después mientras crecía subió de rango y ya no tenía ese tipo de compañeros, los burdeles para hombres eran muy escasos y estaba muy mal visto que lo visitaran, él cómo general tenía que dar el ejemplo así que nunca fue a un lugar cómo ese, así que no tenía ningún tipo de experiencia en "esos" asuntos.