Capítulo 14

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Cajita de sorpresas

Me detuve, deje de escribir y me sentí aliviado. Era como soltar una carga en solo palabras, pero dentro de mí surgió cierto miedo de que alguien pudiera leer algún día lo que con tantos sentimientos estaba escribiendo en ese cuaderno, en esa libreta, en ese bloc de notas, del desespero por ocultarlo. Lo levanté, lo cerré y me dirigí a la cocina, llevándolo conmigo.

Busqué un cuchillo o algo afilado y con punta, para hacer algo que me serviría...

Busqué y lo único que logré encontrar fue un punzón, no sé si saben exactamente qué es, pero es como un destornillador que en la puta es muy afilado.

Lo llevé conmigo en la mano y había olvidado mi comida en la cama, debía haber estado muy fría para este momento. Subí la escaleras rápido, pero silencioso, llegué al cuarto y de la misma manera abrí y cerré la puerta. Silenciosamente.

Puse el punzón y la libreta en el escritorio y me quité prácticamente que toda la ropa, quedé en calzones y volví al escritorio. Las cubiertas de la libreta eran muy duras, tenía un cartón bastante resistente, así que tome el punzón e intenté hacer un hueco en cada una de las cubiertas, ya que estas eran más grandes que las hojas no afectaban y logré pasarlo fácilmente con un poco de fuerza. Cuándo lo hice en las dos portadas, busque entre mi closet un candado que me había robado en primaria, de un casillero de los baños y por suerte tenía la llave pegada en el.

Tardé unos minutos en encontrarlo, cuando lo hice gire la llave para ver si aún funcionaba y efectivamente, estaba en buen estado. Volví a abrir el candado y lo pase por los dos orificios que le había hecho a la libreta. Y dije en voz baja.

—Encaja a la perfección, como si estuviera destinado para esto.

Terminé de pasarlo de un lado al otro y apreté el candado cerrándolo, levanté la libreta y vi que era imposible abrirla sin la llave, obviamente...

Pero ahora me había causado una nueva interrogativa:

—¿Donde carajos guardaré la llave?

Espera, no puedo ¿Ser más estúpido?

Me quité la cadena de oro que siempre llevaba con la ropa que fuera, era muy delgada y fina en ella podría colgar cualquier dije y verse bien.

La despegué de mi cuello y pasé la llave por toda la cadena metiendola dentro de ella, quedó como un collar y me la coloqué de nuevo.

Volví a caer en la cama de golpe pero estaba relajado, cansado, destruido tal vez. Miré mi celular y seguía en modo avión, lo coloqué en la mesa que tenía al lado de mi cama, junto con un toma corriente eléctrico y una lámpara. Lo deje allí y comencé a comer...

(***)

Al pasar un rato dejé de comer y vamos, la comida de mcdonald's o algún otro establecimiento de comidas rápida no llenan el estómago, a duras penas logran quitarte las ganas de comer por algunas horas, o no sé si solo me pasaba a mi. 

Me tumbé en la cama dejando toda la basura en el escritorio y olvide revisar si en la cajita de verdad tenía algún juguete. Me despertó la curiosidad y si estaba allí, pero había algo extraño y que no había notado, mi caja había sido cambiada, ¿Por qué?. Mis papas y nuggest estaban en la bandeja junto a la hamburguesa y la bebida pero la caja estaba cerrada, cuando debían venir por lo menos las papas dentro de la caja. Me desesperé y puse la caja volteada hacía abajo, y de ella salió un pequeño papel. Solté la caja rápido y bruscamente y tome el papel, decía:

"Hace mucho nadie me hacía reír en el trabajo, gracias por animarme la noche y espero verte pronto. Aquí mi contacto (****)***–**–**. Espero verte pronto de nuevo

Alexa <3"

La chica de el mcdonald's me había dejado su número, esa era la sorpresa de la que hablaba cuando me fuí, tomé mi celular y la agende, entre a WhatsApp he intenté escribirle, pero recordé que aún estaba en modo avión. Lo quité para poder escribirle pero de un momento a otro empezaron a llegar miles de notificaciones y ¿adivinen de quién?, Sí, Andrés, enviando miles de mensajes y llamadas perdidas. Salí rápido de la aplicación y bajé la pestaña, un clásico cuando no quieres aparecer en línea y leer lo que escribieron para ti. 

Si, logré leer uno de los 265 mensajes enviado y decía "Por favor no cometas una locura".

Era capaz de muchas cosas y cuando un sentimiento negativo me ciega, no hay vuelta atrás.

Volví a colocar el celular en modo avión y decidí botar la basura de una vez, ya que al siguiente día no lo haría yo si no mi madre acompañado de ella misma diciendo que soy un asqueroso y maleducado por comer en mi cuarto, además, tampoco me gustaba el desorden.

Me dirigí al piso de abajo y abrí la puerta principal. Fuí al contenedor, lancé la basura y un frío recorrió mi cuerpo hasta sentirlo en la entrepierna, señores estaba en la calle en ropa interior.

Tenía el punto a favor de que eran alrededor de las cuatro de la mañana y que no había nadie merodeando por allí, corrí a la puerta de la casa y por un momento me sentí sexy, libre y sin miedo a mostrar mis desnutridas piernas.

Sonreí ante mi propio chiste mental y subí rápido pero en silencio las escaleras, entré a mi habitación y me propuse ponerme algo más de ropa.

Busqué en el closet algo liviano y encontré algo como una pijama de mono y camiseta con estampado de rayas, como si alguien me fuera a ver dormir me miré en el espejo intentado notar si se me veía bien para dormir. No, no conocerás a alguien más extraño que yo, al menos que me compares con Nolan o Vyd de Stranger, Ellos sí que son una locura.

Miré por la ventana de mi habitación por curiosidad y tomé el bloc del escritorio, queriendo guardarlo en un lugar más seguro, así que volví a ponerlo en el mismo lugar que estaba y me recosté de nuevo en la cama, como por décima vez en esa noche.

Me quedé mirando el cielo, cegado ante mis pensamientos y recordando todo lo que había pasado. Por un momento Lina paso en mi mente y quise hablarle, pero debe estar con Andrés y podría decirle que se había comunicado conmigo, que se yo. No lo hice, me voltee y apagué la lámpara de mi habitación quedando a oscuras y lo único que se reflejaba era la luz de la luna en la ventana.

Miraba los póster uno a uno, llevaba mi vista de un lado al otro, intentando conseguir el sueño e irme a dormir, pero se me hacía complicado, había pasado por demasiadas emociones en tan pocas horas, me voltee quedando de lado y dándole la espalda a la puerta, me sentí inseguro por un momento de manera extraña, como si algo fuera a cruzar la puerta y matarme, así que decidí darme de nuevo la vuelta ahora dandole la espalda a la pared, como si no me fueran a matar igual, que idiota.

De alguna manera el frío que me transmitía mi habitación logró relajarme, froté mi cobija con mis manos y de un momento a otro.

Me quedé dormido...

Bloc de Notas &quot;Una Historia Entre Líneas&quot;. (EN EDICIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora