Capítulo 30

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Un último suspiro de dolor
(PARTE 1)

•David•

No podía creer como habían pasado tantas cosas a mis espaldas que no llegue a ver, mi hermano no era quien yo creía y por un momento fuí la venganza de alguien más. Eran las dos de la madrugada y había quedado en un completo vacío al que no encontré salida. Me lavanté de mi cama y solo tenía algo en mente. Enfrentar a deivyd

Salí de mi habitación enfurecido y con solo un propósito, encontrar una respuesta. Llegué a su cuarto y no tuve la contemplación de esperar afuera, empujé la puerta y el estaba ahí, dormido en su antigua cama.

—Day despierta —No lo hizo.

Cerré la puerta de su habitación y grité—¡Cage que despiertes! —Haciendo que mi hermano despertara sobresaltado y mirándome confundido.

—¡Eres un imbécil! —Se levantó de la cama y me miró extrañado —¿Qué te sucede, estás demente?

—Puede que si.

—¿Qué? —Volvio a preguntar confundido.

—Lo sé todo Daivyd —Debía hablar de una vez. 

Me miraba extrañado, su respiración cada vez se hacía más fuerte —¿De que hablas?.

—Te voy a dar la oportunidad de hablar —seguía mirándome detalladamente buscando una respuesta en mis facciones y no la consiguió.

Saqué una fotografía de mi bolsillo, una de las fotografías que Rafa había guardado en la caja gris y le pregunté —¿Quién es él?

Sus ojos se abrieron como platos, no dijo ni una palabra y quedó estupefacto ante la tranquilidad que demostraba en mis acciones aunque no fuera así, estaba teniendo un ataque ansiedad muy severo, mi mente solo me decía que el era un culpable y debía hacerlo pagar sus crímenes, pensaba que la cárcel no sería suficiente y la salida que tenía frente a mí era golpear su cara hasta que los moretones dejarán una enseñanza.

No tardó más, accionó contra mi, tomó mi cuello pegándome a la pared dejándome un fuerte golpe en la cabeza, era más pequeño que yo pero no más fuerte. Forcé sus manos para eliminar su fuerza y no lo logré ya estaba en una posición difícil y el habló —No quiero hacerte daño pequeño —dejé de forcejear con el, quedé impactado con sus palabras y miles de recuerdos comenzaron a abordar mi memoria uno detrás del otro.

—Eras tú —No hablo, solo me contenía allí intentado mantener quieto aunque yo estaba en contra.

—Tú lánzate el bloque a mi habitación.

—Tu hiciste la grabación.

—Tu eras quien hacía las llamadas —Bajé mis ojos a su rostro mientras todo parecía encajar perfectamente con él —Tu eras el extraño.

Me soltó y comenzó a llorar —Yo nunca quise fingir ser feliz ante nadie, mucho menos a mi familia pero papá me repetía a diario que debía demostrarle al mundo que un Cage tiene poder, que debía exigirme el éxito y no podía más, comencé en el negocio de las drogas y junto a un motociclista... —Lo interrumpí.

—Atom —todo se estaba uniendo en mi cabeza y mi mente estaba por explotar, contuve la ira pero la desilusión seguía intacta, mi apellido estaba manchado desde años atrás y yo no era diferente.

—¿Conoces a Atom? —Preguntó

Lo miré extrañado y exigí —sigue hablando o juro partirte la cara —quedó impresionado y siguió sacando las respuestas que yo necesitaba.

—Ese motociclista a hecho de la ciudad un infierno con esa nueva sustancia "Alma negra", todos los drogadictos y jóvenes de la ciudad han gastado Miles en ella y más de quince están en el hospital, mientras ellos mueren, Atom construía un imperio, yo hice de ese imperio realidad —Tomó la fotografía  —Este muchacho era un increíble vendedor, era el favorito de Atom hasta que yo llegué. El comenzó a vender drogas por su cuenta y Atom lo vió como un enemigo  y me dió la misión de acabar con él. Un día lo ví contigo salir muy tarde de la escuela y resultaba ser tu amigo, pasó un mes y el nunca apareció hasta que llegó la noticia de que estaba muerto, Atom pensó que de alguna manera lo había logrado pero en realidad nunca tuve la respuesta, por eso te busqué a tí en secreto, busqué que encontraras pistas con indicios que yo sabía pero no les encontraba sentido, cuando lancé el bloque con la dirección a tu habitación lo hice para que fueras a su casa sin yo en realidad saber si encontrarías algo o no. Te lastimaste terminando en el hospital y todo era mi culpa, mucha de tu frustración ha sido mi culpa.

Salían lágrimas de mis ojos y me mantuve quieto reviviendo cada momento que el me ayudó a recordar. Mi padre tenía razón, daivyd era su imagen y semejanza, los dos eran mentirosos y fingían una vida que no tenían.

—Me decepcionaste cómo todo los que me rodean, me demostraste que las personas fingen sonrisas para evitar preguntas, no sabes el daño que me causó todo esto y que personas inocentes hayan sufrido consecuencias por nosotros, por tu culpa, por mi culpa y por la culpa de cada mentira y secreto que encondía dentro de mí.

—Siempre supe que lo harías, eres diferente y no mereces nada de lo que pasó pequeño —intentó tomar mi brazo buscando de hacerme mantener la calma pero le demostré que no debía hacerlo.

—No me toques imbécil, no vuelvas a llamarme nunca en tu vida "pequeño" otra vez, te quedó grande el concepto que tenía sobre ti.

Salí de su habitación y me dirigí a la mía, derrepente mi celular encendió y era un correo de la clínica. Abrir el documento...

Un archivo en PDF, eran los resultados de la prueba. Tomé aire y abrí el archivo, comencé a leerlo y me dije:

—Feliz cumpleaños David Cage, aquí está tu regalo. Positivo para VIH.

Quedé destruído, estaba en un punto de mi vida donde todo me hacía perder la paciencia. las fotos, la nota que había dejado Rafael las tomé y guarde dentro del bloc de notas, miré todas y cada una de las páginas donde había dejado tanto dolor y sufrimiento que tomé la decisión de hacerlo de nuevo, una vez mas decidí escribir en el, debía dejar plasmado todo lo que sabía y sería La última nota.

Bloc de Notas "Una Historia Entre Líneas". (EN EDICIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora