Capítulo 16

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Un Ladrillo con notas

Desperté...

O bueno, reaccioné. Estaba en la sala de un hospital, exactamente en una habitación. Mi madre tomaba mi mano y la estaba mirando desconcertada.

—¡Dios mío!, Que susto me diste, David, no volveré a dejarte solo —Con lágrimas acumuladas en los ojos.

—¡¿Qué paso?! —Me pregunté a mi mismo, pero mi madre me respondió.

—Llegamos y estabas en el suelo, tus pies sangraban y enloquecí, tu padre me ayudó a subirte al auto y te trajimos aquí —de pronto entró mi papá y también se dirigió directamente a mí —hijo, dime la verdad,
¿Intentaron entrar a la casa?.

Esperando los dos una respuesta de mi, solo estaba estupefacto, aún así no les respondí, hice otra pregunta.

—¿Qué me pasó?, ¿Qué hago aquí? —en lo que mi padre iba a contestarme entro un doctor y me respondió sin escrúpulos.

—Tuviste varias heridas en los pies por fragmentos de vidrio, tu sangre empezó a salir muy rápido y perdiste una cantidad por la que generalmente una persona puede perder el conocimiento.

—¿Están bromeando? —Repliqué

—Ahora contéstame, ¿quisieron entrar a la casa?

No podía decirles exactamente la verdad por qué... 

¡DEMONIOS! ¡¿DÓNDE QUEDÓ LA GRABADORA?!.

Sentí como lo cara se transformó de confundido a desesperado. Así que tenía que hacer una coartada.

—No lo sé, estaba en mi cama cuando algo hizo que la ventana explotará y de los nervios me levanté y no noté los vidrios, intenté quitarlos en el baño y aún así los pies me sangraban cuando menos lo espere perdí el conocimiento.

¿Era la verdad?, No exactamente pero la verdad.

—Demonios, pudo haber sido cualquier persona, lo importante es que estás bien y solo habías perdido cierta cantidad de sangre —Parecía haberle mentido perfectamente por qué no habían dudado tan siquiera un poco.

—¿Podemos irnos a casa? —Necesitaba salir de ahí de una vez.

—Sí, solo esperen la silla de ruedas —Dijo el médico mirando su reloj de mano y verificando la hora. 

—¿Qué?, ¿Acaso me fracturé las piernas? —mirando al médico  con obviedad a mi pregunta de que "estaba bien".

Entonces saqué mis piernas de la camilla pero cuando la planta de uno de ellos tocó el suelo una corriente de dolor subió hasta mi cabeza causando un reacción en mi estómago desastrosa y aún así no lo expresé solo dije:

—Ay, como duele —Más frío que las respuestas de tu ligue fallido cuando solo tu sentías algo por ella.

—Exactamente, tienes suturas que en unos días se podrán quitar, debes tomarte la semana o parte de la semana para que se sanen correctamente —Me dijo el médico contestando con obviedad y con un toque de certeza.

Llegó la silla y un enfermero me tomó como un bebé, no mamen eran unas heridas pero estaban exagerando, yo que solo me faltaban 25 centímetros para medir dos metros me estaba cargando un enfermero como un bebé.

—Creo que esto es un tanto exagerado —Expliqué mientras el enfermero me soltaba en la silla de ruedas.

—No hay problema, casi no pesas —noté su burla, el enfermero se estaba riendo de mi.

Bloc de Notas "Una Historia Entre Líneas". (EN EDICIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora