Capítulo 29

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Este capítulo se lo dedicó a mi padre, quién a estado en mi vida desde el primer momento en que llegue a este mundo. Gracias por nunca abandonarme y demostrarme que ser un padre es lo mejor que le puede pasar a alguien, este logro también va para ti.

¿Feliz cumpleaños?

Salí del salón de clases sin mirar a Andrés quien aún se encontraba tirado en el suelo, salí  al pasillo y todos me miraban y no por saber de la enfermedad, lo hacían por conocer el rumor de haber estado con Lina, no sabía cómo me veían en ese momento pero tenía algo más terrible de lo que debía preocuparme. Ir al hospital.

Subí en el coche y tomé el camino más rápido para llegar al hospital más cercano,  no iba en paz mentalmente ya que se repetía una y otra vez las palabras de Andrés, la culpa me consumía y sentía que si esto era cierto lo merecía, había usados Lina cuando ella no estaba consiente de lo que pasaba, por eso me rechazó y se fué la primera vez que fué a mi casa, por eso Andrés odiaba ver cómo compartía tiempo con ella, el notaba que yo quería llegar a algo más y no me detuve nunca.

Llegué al hospital y me cruzaba entre la personas intentado evitar chocar con cada una que estaba frente a mí. Llegué a la recepción y pregunté directamente —Buen día por favor, aquí realizan el exámen inmunoanálisis —La mujer me miró extrañada sabiendo el significado de eso, hizo una cara de emergencias levantándose de la silla y caminando hacia dentro de los pasillos del hospital.

Unos segundos después la volví a ver pero esta vez acompañada de un médico.

Este hombre se acercó a mí y comenzo a hablarme —Buenos días hijo, aquí tenemos la posibilidad de ayudarte con la prueba Nat, Es una técnica inmunológica en la que se utilizan radioisótopos para detectar antígenos o anticuerpos en líquidos biológicos. Si tienes de alguna manera la duda de haber contraído el VIH podemos ayudarte.

Juro que si llegué a escuchar la mitad de lo que este hombre decía era demasiado, me contenía para no llorar pero era lo que más quería hacer, no iba aguantar otra bofetada de la vida y menos de una como esta. —Haré lo que sea señor —Le respondí.

—Ven conmigo.

Pasamos a una sala donde realizaron unos exámenes nada agradables, el proceso tardó unos treinta minutos ya que tenía miedo y era un poco difícil asimilarlo. Salimos del pequeño lugar a dónde me había llevado el doctor dentro del hospital y volvió a dirigir se a mí —No le comentes a nadie y puedes venir mañana en la mañana a buscarla, ¿Quieres? —Acepte.

Salí del hospital y me dirigí a la casa, cuando llegue no tenía el deseo de hablar con nadie ni de expresar lo que sentía.

—Hijo aún quedaron Hallacas de la Verbena, puedes comer las que quieras. —Dijo mi madre al verme. Entré a la casa y no paré nisiquiera a saludarle.

Subí a mi habitación y me senté en la esquina de mi cama, estaba muerto en vida pero aún debía esperar a que las cosas fueran reales ¿no?. Me recosté en la cama y miré al techo, no deseaba comer y sentía un ataque de ansiedad muy fuerte, mi respiración se acumulaba y me deprimía aún más, en un momento logré conseguir un fuerte deseo de dormir y así fué.

(***)

Siete horas  después me desperté y no quise hacer ningún movimiento más que seguir durmiendo...

Bloc de Notas "Una Historia Entre Líneas". (EN EDICIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora