𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨.- 032

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Las noches comenzaron a volverse largas una vez más. No podía conciliar el sueño sabiendo que George podía estar de verdad escondido en algún lugar de Ohio y esta vez había caído en mí la responsabilidad de poder reencontrarnos.

Sobre el escritorio de mi trabajo en un sábado más, yo me encontraba distraída escribiendo en mi diario las direcciones de las casas en donde posiblemente podrían estar viviendo Alexane y Daphne. Había dejado de lado cualquier pendiente que tuviera acerca de mi empleo, había dejado de importarme y era sólo cuestión de tiempo para recibir un regaño por parte de mi jefa. Cada día que pasaba comenzaba a obsesionarme más con las señales que me decían que fuera tras de George, pero algo me limitaba, el poco valor que tenía no me lo permitía.

Me encontraba en la peor de las circunstancias, me sentía atascada y retenida en esa casa. Sin quererlo estaba ya a sólo un día de mi boda con Maxine y no podía sentirme más comprometida con mi familia; no quería hacerlo, no quería irme con él, no quería continuar fingiendo que todo estaba bien, que yo estaba bien.

Guardé el cuaderno y una copia del curriculum de mi ex profesora dentro de la pasta, cualquier detalle podía servirme ahora. Después de eso decidí por mi propia cuenta que era hora de marcharme. Estaba agotada, todos en el ministerio se creían con superioridad a nosotros por el hecho de sólo ser practicantes, creyendo que podían hacer lo que quisieran con nosotros. Era sábado, pasado de medio día siendo ya casi las ocho de la noche y ellos nos seguían teniendo aquí trabajando sin ser capaces de poder leer otro documento a falta de sueño.

— ¿Ya te vas? Quedan cuarenta minutos para que terminemos. — mencionó un chico que se ubicaba sentado en un escritorio junto a la puerta de salida.

— tengo pendientes, mi padre puede justificar mi falta después. — sonreí falsamente con toda la intención de presumir después de notar el disgusto en su cara.

La espera por el elevador fue larga, dejándome en silencio en medio del largo pasillo vacío a causa de la hora. Las puertas se abrieron por fin, dejándome ver a Arvel de pie al otro lado cargando su maletín, yendo también de salida. Volteé los ojos con disgusto y me atreví a entrar, no estaba dispuesta a esperar otros seis minutos por el elevador. Habían pasado semanas desde lo ocurrido con él y hoy era la primera vez que volvía a verlo sin poder evitarlo o desaparecer.

— Lena... Sé que estás enfadada, lo siento mucho. — habló a mis espaldas. — Sé que no tiene justificación pero, de verdad no estoy acostumbrado al alcohol. Dije las cosas sin pensar y de verdad espero que podamos volver a ser amigos.

— esta bien. — respondí sin mirarlo rogando por que las puertas se abrieran ya.

La verdad era que no me interesaba su situación ahora mismo, yo estaba ocupada en otros asuntos con mucha más importancia como para preocuparme por su "amistad" o disculpas en este momento.

— Podemos salir algún día, enserio quiero conocerte. Olvidemos lo que pasó. — dijo.

Por fin me digné a girar y mirarlo de frente, con una mueca en mi cara elevé mi mano izquierda mostrándole el anillo que adornaba mi dedo anular. Por primera vez agradecía llevarlo, facilitándome el trabajo de poder deshacerme de Arvel.

— ¿Estas...?

— comprometida, con Maxine Selwyn. — continué yo regalándole una sonrisa falsa.

Se quedó en silencio y por fin las puertas se abrieron dejándome volver a respirar. No conocía la fama que tenía Maxine acerca de cómo se relacionaba o cómo lo veían los demás aquí, pero el semblante de Arvel parecía de arrepentimiento. Al menos así por fin se atrevió a dejarme en paz permitiéndome salir sin ser detenida una vez más para charlar.

𝐑𝐄𝐓𝐀𝐈𝐍𝐄𝐃 | GEORGE WEASLEY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora