𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨.- 045 ¹/²

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El cansancio había parecido seguirnos durante meses, resultando que ninguno de los dos hubiese podido ser capaz de despertarse el mismo día. Habíamos dormido más de lo que esperábamos y queríamos, únicamente siendo capaces de levantarnos para ir al baño o tomar agua. Al siguiente día bastante temprano ya estábamos nuevamente activos y despiertos listos para el día.

Apenas dos días del 2002 y yo ya sentía que había pasado más de una semana entera. Claro que no quería asociar a que gracias a que nuestros primeros dos dias del año habían resultado ser una basura eso significaría que lo sería el resto del año.

Había despertado gracias a la ausencia de George a mi lado, preocupándome y creyendo que tal vez lo había molestado mi incómoda forma de dormir o mis ronquidos. Mi estómago dolía a montones, dejando a la habitación entera escuchar los gruñidos que emitía a causa del hambre.

Permanecí en mi mismo lugar durante largos minutos simplemente descansando y mirando directamente al techo. El sonido de un picoteo sobre el vidrio de la ventana se ganó mi atención al instante. La lechuza de Zan esperaba por mí con una carta sujeta en el pico. Corrí deprisa hacia ella abriendo con dificultad la pesada ventana.

— ¡Entrégamela! — gemí luchando con mis fuerzas para arrebatar el sobre. Definitivamente era una lechuza lista para encontrarme sin saber mi dirección, pero eso no compensaba su mal humor. — Hadar, no tengo premios para ti esta vez, lo siento mucho.

De la misma forma que yo, emitió un chillido enojado arrojando la carta al piso y en seguida salir volando de regreso. Preocupada eché un vistazo al campo frente a mi ventana asegurándome de que nadie la hubiera podido seguir hasta aquí. Era casi imposible que pudieran seguirla después de que entrara al área protegida con encantamientos de protección, pero nunca estaba de más.

Mi sonrisa se borró con descontento al ver las iniciales que evidentemente no eran de mi hermano: R.S.

Mi madre.

Sentí mi rostro palidecer y mis piernas temblar. No quería amargarme el día y mucho menos preocuparme por asuntos que involucraban a mis padres.

La voz de George sonó animadamente pareciendo charlar con alguien en el pasillo, provocando que me diera prisa para esconder la carta en uno de los libros, guardándola a tiempo para evitar seguir hablando del tema el resto del día.

— ¡Buenos días abejita! — George saludó risueño con una gran sonrisa.

— ¿Abejita? — reí con vergüenza por su cursilería.

Su buen humor me hizo creer que se debía gracias a las largas horas de sueño que había tenido. Sus mejillas sonrojadas fueron eliminadas de mi vista cuando se giró dejando la comida que había traído sobre el escritorio.

— luz de mis ojos... calabacita... — lo interrumpí tapando sus labios con mi mano impidiéndole que siguiera cuando esta vez se acercó a mí. — Luz de mi vida, fuego de mis entrañas.

— basta. — negué resistiendo las carcajadas, no quería herir sus sentimientos, pero es que sabía que no lo podía decir enserio. — Odio eso.

cielo... — mencionó una última vez detrás de mi palma.

— tal vez ese suene mejor, pero sólo un poco. — dije todavía recargada en el travesaño de la ventana.

𝐑𝐄𝐓𝐀𝐈𝐍𝐄𝐃 | GEORGE WEASLEY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora