Capítulo 26

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El resto de la semana Irish y William platicaron de cosas que no tenían nada que ver con su vida sentimental, y al parecer, la única que se había dado cuenta que Tom ya no esperaba un minuto para hablar fue Susan, pues en cuanto el tema de Taylor Swift daba inicio, él comenzaba a platicar con Irish. La productora los dejaba hablar diez minutos y luego tenía que cortarles la conversación para que su amiga continuara con el programa o saliera a recibir a sus invitados.

—Por fin se te hizo tener a The Killers —dijo Tom después de que inició la canción de Taylor, y es que cada que ella presentaba una canción del grupo de Las Vegas, decía que sería genial tenerlos algún día tocando en vivo en su programa.

—¡Lo sé! Nos tardamos mucho en agendar esta entrevista —dijo ella.

—¿Tú les pides las canciones o ellos ya llegan con su propuesta? —Tom salió de su departamento antes de que se le hiciera más tarde para su ensayo.

—Me dan oportunidad de elegir alguna, aunque es muy raro que yo pida una canción...

—¿Puedo hacerlo yo?

—¡¿Tú vas a pedir otra canción que no es la de...?!

Tom se comenzó a reír.

—Es muy inusual, lo sé, pero tú los mencionas mucho y no tuve de otra más que escucharlos.

—Dime ¿cuál canción quieres que pida?

—Quiero el cover de Oasis—pidió Tom.

Irish lo anotó en una de las hojas de la escaleta.

—En cuanto lleguen la voy a pedir. Y bueno, no se supone que deberías estar camino a tu trabajo —dijo Irish cuando vio la hora.

—Voy de camino al trabajo, por suerte no está muy lejos de casa, solo es una caminata de treinta minutos —explicó.

—¡Treinta minutos caminando! Es mucho, William. Si fuera tú pediría un taxi —dijo ella.

—Necesito caminar, me ayuda a llegar despejado al trabajo.

—A mí el café me ayuda a llegar despejada al trabajo, aunque te confieso que el café de la estación es muy malo, y ni hablar de la cafetería que suelo frecuentar —explicó Irish.

—¿Y por qué no buscas otra cafetería?

—Es que yo llego justo a tiempo al trabajo, no soy de caminar mucho y esos son los dos lugares que tengo más cerca para comprar café —escuchó que sonó una campana del otro lado de la bocina.

—El café del lugar donde trabajo tampoco es muy bueno, y antes de llegar allá compro uno para mí y el resto de mis compañeros. Dame un minuto —pidió él y Irish lo escuchó pedir al menos diez vasos de café.

—¿Cómo llevas diez vasos? —preguntó Irish.

—No los llevo yo, alguien de la cafetería se encarga de que lleguen en una hora —Irish escuchó de nuevo la campana, supuso que era de la puerta del local al que había ido Tom.

—Eres un gran compañero de trabajo, aquí es muy raro que Susan me reciba con café, lo hace cuando me va a pedir que haga algo que no quiero —contó y recordó todas esas mañanas en las que tenía que leer las notas referentes a Tom y Taylor, agitó la cabeza.

—Irish, estoy por llegar a mi trabajo. Hablamos mañana —dijo él.

—Nos escuchamos el lunes, William, mañana es sábado —aclaró ella.

—Odio los fines de semana —se quejó.

—Yo los amo, duermo más. Entonces el lunes nos escuchamos —dijo ella.

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