𝟏 |『ᴅᴇsϙᴜɪᴄɪᴀᴅᴏ』

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Las luces frente a mi me hacen doler la cabeza.

Cada semana transcurre de la misma forma; mato a alguien; dejo el cuerpo en un basurero; una persona lo encuentra; llama a la policía. Azules y rojas, aquellos molestos colores se reflejan ante mis ojos mientras que personas con ropas iguales, se hacen ver, mostrando con orgullo aquella insignia a un costado de sus uniformes para demostrar que pertenecen a la policía.

Desde mi auto aprecio como levantan el cuerpo que apuñalé cinco veces, dejando perforaciones a lo largo de su pecho como también mucha sangre se ve desparramada en el suelo. Una imagen que adoro observar en completo silencio mientras la satisfacción inunda mi cuerpo, logrando que mi corazón mande descargas electricas hacia mi boca y una gran sonrisa irradie mi auto.

A veces me pregunto del por qué hago estas cosas, el por qué me convierto en algo tan desquiciado y sin tener sentimientos alguno hacia mis victimas, pero siempre llego hacia una misma conclusión; aquellas personas se lo buscan, hacen acciones que me no me gustan y eso llega hasta un punto donde me molesta mucho y no veo otra solución más que matarlo o hacerlo sufrir por interferir mi momento de paz.

Pues es algo parecido a lo que pasó hace una hora.

[Una hora antes]

La noche muestra un perfecto y sincronizado clima, todo se siente tan cálido pero de alguna manera también se siente frío. Amo estas indescriptibles noches donde no hay mucha gente merodeando por las calles, sólo soy yo y la brisa que cruza por esta ciudad.

Camino por las veredas observando cada detalle que hay en estas, encontrándome así con demasiado bares, jóvenes dentro de estas, comida, música, y discotecas. Por inercia y simple curiosidad, me detengo al frente en una de estas últimas y miro hacia el interior, haciéndose ver un amontonamiento de gente que casi no pueden respirar y bailan sin parar, con sus transpiraciónes recorriendo por sus rostros.

El asco me inunda y me obligo a dar unos cuantos pasos más hacia adelante hasta llegar a un callejón, a uno que queda excactamente a la par de la discoteca. Saco mi paquete de cigarro con rapidez y lo enciendo con el encendedor que tanto amo y es mi favorito desde que lo compré. Una vez hecho tal acción, guardo la caja del cigarro en mi bolsillo derecho de la campera de cuero, y me concentro en inhalar el humo para luego exhalar. Los segundos pasan y ya casi mi cigarro se acaba, pero de pronto, oigo una voz detrás de mi, lo que me obliga a girar mi cuerpo para enfrentar a la persona.

—Disculpa—habla un sexo masculino amablemente, y al oír su amabilidad, esfuerzo una sonrisa para que prosiga hablando—¿podrías prestarme tu encendedor? Es que te vi fumando y pensé que tendrías fuego para prestarme.

Entrecierro mis ojos y observo al desconocido de pies a cabeza. Su cabello es completamente negro, con unos ojos que reflejan la completa inocencia y lo que me lleva a pensar que solo es un niño, tal vez no mas de diecisiete años. Su piel palida contrasta con sus labios y mejillas, las cuales se tornan de un carmesí al esperar una respuesta de mi parte, y finalmente, su delgado cuerpo es cubierto por una camisa blanca y pantalones negros.

No me interesa cual inocente sea, acaba de interrumpir mi momento de paz y me divertiré con él debido a esto.

—Si—respondo con una media sonrisa en mi rostro, mientras que mi cabeza comienza a maquinar las millones de formas para desquitarme del estrés que manejo.

—Gracias—toma el encendedor una vez que le extiendo el objeto y observo como trata de prender su cigarro, pero lo que no le mencioné, es que aquel objeto, es tan difícil de manejar que incluso a mi me costó aprender, por lo que termina rompiéndolo por completo. Mi sonrisa de a poco se va desvaneciendo y no muestro ningún gesto facial de un momento a otro—perdón, creo que lo rompí—habla el sexo masculino mientras su rostro refleja la misma tristeza—puedo comprarte uno.

~ 𝐸𝑠𝑡𝑜𝑐𝑜𝑙𝑚𝑜 ~ ʰʸᵘⁿˡⁱˣ [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora