~ 𝐸𝑠𝑡𝑜𝑐𝑜𝑙𝑚𝑜 ~ ʰʸᵘⁿˡⁱˣ [✔]

𝟏𝟎 |『ᴘᴀsᴀᴅᴏ』

[Felix]

Luego de abandonar el campo de colores, mi estomago comienza a rugir debido al hambre que se hace presente. Y es entendible, porque correr por mucho tiempo hizo agotar mis energías, queriendo recargarlas con algún delicioso pastel o simplemente un chocolate, sin mencionar que ya estoy extrañando aquellos sabores en mi paladar. Cuando la noche hace su aparición, obligo a Hyunjin a acompañarme hasta el supermercado de la ciudad, el mismo queda a solo diez minutos de aquí pero estuvimos en tan solo ocho minutos gracias a los oficiales, quienes estaban atentos a nuestros pedidos.

En estas horas, me he sentido como ese típico bebe donde deben consentir con cualquier cosa, ya que los oficiales e incluso Hyunjin estan ahi por cualquier pedido que hago, sin embargo, no lo hacen porque este ultimo los obligue, sino porque tengo la leve sensación de que los oficiales me tomaron aprecio, ya que siempre estoy atento a ellos y les hablo amablemente cada vez que tengo la oportunidad de hacerlo, y como resultado, casi siempre logro entablar una conversación con ellos. Creo que también les tomé cariño en tan poco tiempo.

—Elige lo que quieras, rubio—habla Hyunjin una vez que entramos al supermercado, y mientras tanto, él se dirige directamente hacia uno de las heladeras en el fondo para sacar una cerveza corona.

Asiento con felicidad y me dirijo hacia el estante de mi derecha un poco al fondo, donde se encuentran diferentes tipos de pasteles y tomo el de chocolate, ya que es el que se me antoja ahora mismo. Luego dirijo mis pasos un poco más a la izquierda y me encuentro con una heladera que contiene diferentes tipo de sandwich, por lo que tomo uno de pollo y queso que contiene un poco de mayonesa casera. Finalmente con mis cosas apetitosas, camino en dirección a Hyunjin, quien está sosteniendo su cerveza y espera por mi en la entrada del supermercado.

Oh, pero casi lo olvido, vuelvo de nuevo hacia el interior y me dirijo hacia las heladeras del fondo, tomando en mi mano una coca-cola una vez que lo encontré en medio de todas las bebidas. Ahora si, me doy media vuelta y camino por los estantes, observando cada uno de estos y me encuentro con la parte de las golosinas y chocolates, con una pequeña sonrisa me obligo a detenerme de nuevo frente a estos y miro la cantidad de diferentes cosas que hay, pero simplemente tomo dos bon o bon para compartirlos con Hyunjin y luego...

—¿Felix?

Mi nombre en esa voz suena... Aterrador, porque es una voz reconocible, sin importar que haya pasado más de un año sin escucharla. Claramente no se trata de Hyunjin, pero al escuchar mi nombre en su boca, mi cuerpo quedó paralizado, ni siquiera muevo mi mano del estante ni un centímetro pensando que con eso, tal vez desaparecería de la faz de la tierra o simplemente me moriría aquí mismo. Cierro mis ojos con el miedo sumergiendo desde lo mas profundo de mi corazón, y aprieto mi boca con decepción al sentir que el pasado aún me persigue, simplemente no tengo suerte o la desgracia está de mi lado.

—¿Lee Felix, eres tú?—y otra vez esa maldita voz suena detrás de mi.

Tal vez todo esto es un efecto de mi imaginación y estoy delirando con cosas del pasado, o tal vez sea una pesadilla más y me dormí en el campo de colores sin darme cuenta. Mi sueño iba tan bien. ¿Por que tiene que ser arruinado por el pasado?

—¿Me escuchas?—siento una de sus manos apoyarse en mi hombro, lo cual, me obliga a darme la vuelta en mi lugar para mirarlo directamente a los ojos y darme cuenta de que todo es real, no es una pesadilla ni mi imaginación, todo pasa en tiempo real y en carne propia.

—Taehyung... Cuánto tiempo—suelto una risa demasiado forzada.

El nombrado no hace nada más que acercarse hacia mi cuerpo y enredarme en sus brazos con un poco de fuerza, tal como si me hubiese extrañado todo este tiempo. No puedo corresponder su abrazo, mis manos cuelgan a los costados de mi cuerpo y me mantengo quieto, totalmente helado ante la repentina acción de la persona frente a mi. Y ante mi incomodidad notable, Taehyung decide alejarse de manera lenta, quedando frente a mi rostro de nuevo.