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Si Stiles dice que ha tenido una buena idea, lo más probable es que no lo sea

Estoy cansada de la vida. No, decir cansada sería un eufemismo, estoy agotada de solo pensar en lo que se viene.

Hoy es la última noche antes de empezar el instituto de nuevo. De vuelta a los aburridos dramas y cotilleos de adolescentes, a ahogarme en cada clase con la cantidad de hormonas que se respiran y a querer matar al profesor Harris cada vez que abra la boca.

¿No podrían durar un poco más las vacaciones de verano?

Cuando por fin mi mente consigue un descanso de todos mis estúpidos compañeros de clase y maestros, tengo que volver a verlos.

Esta tortura no debería ser legal.

Ahora mismo estoy en la cocina preparándole un sándwich a mi hermanito Scott. Somos mellizos, y aunque él nació unos minutos antes y es el mayor de los dos ( lo cual no para de restregarme en cada momento que puede), yo fui la que se llevó toda la inteligencia, simpatía y belleza de los dos ( lo cual no paro de restregarle en cada momento que puedo).

Sonrío internamente y el ruido de la tostadora me saca de mis pensamientos. Agarro el pan perfectamente hecho, le unto un poco de crema de cacahuetes y lo parto por la mitad en una línea diagonal exacta.

Subo rápidamente las escaleras y me dirijo a la habitación de Scott, que está frente a la mía. Escucho las primeras notas de Be my television y entro al cuarto. Me encuentro a mi hermano sin camiseta haciendo dominadas en la puerta del aseo con un aparato que se compró a inicios del verano. No puedo evitar fruncir el ceño ante la imagen que tengo delante.

-No sabía que ahora compartía casa con Jackson Whittemore – digo en tono de burla mientras me acerco y dejo el sándwich encima de su cómoda.

-Muy graciosa –ríe sin humor y baja por fin al suelo del aseo-. Sabes que he estado todo el verano preparándome para entrar por fin al equipo de lacrosse.

-Y sigo sin saber muy bien por qué, Scottie. Si entras al equipo echaré mucho de menos tu número once en el banquillo- replico divertida por esta conversación que se ha repetido más de una vez este verano-. El banquillo, Stiles y tú sois el verdadero equipo. El verdadero espíritu.

-En primer lugar, eso cambiará a partir de este año -me responde convencido-. Y en segundo lugar, sabes que odio que me llames así, no soy un perro.

-Sé que no eres un perro, pero mamá no me deja traer uno a casa así que tengo que conformarme contigo.

-En serio, Eliza. Esto ya no... -su queja es interrumpida por un ruido del exterior.

Ambos nos miramos con pánico, yo paro de comer el sándwich que en un principio había preparado para Scott y en sus ojos veo que está decidido a salir en busca del causante del sonido.

-Ni se te ocurra -hablo rápidamente dejando la comida de nuevo en el plato y deteniendo cualquiera de sus próximos movimientos-. No podemos salir, ¿es que no has visto películas de terror, Scott?, si vamos hacia el sonido seremos como los personajes que asesinan al principio de la historia. Y lo siento, pero soy demasiado orgullosa como para ejercer ese papel.

-Ni estamos en una película de terror, ni vamos a morir a manos de un asesino con hacha, ¿vale? -intenta mantenerse tranquilo, pero sé que está incluso más asustado que yo-. Lo más seguro es que se haya desprendido algo del tejado.

Vuelve a dar un paso hacia la puerta, pero lo vuelvo a detener, ahora con mi brazo.

-Está bien, iremos -aseguro desconfiada-. Pero yo voy delante.

Discover | Teen Wolf | (T1-2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora