Una noche puede cambiarlo todo.
Si me hubieses dicho el día de antes que ir a buscar un cadáver al bosque iba a hacer que nuestras vidas cambiasen por completo no te habría creído, de hecho, me habría reído. Y nos reímos mientras pudimos, por que de...
Las hojas crujen debajo de mí. Creo que me he perdido, y ni siquiera sé muy bien qué estaba buscando. Debería volver.
-¿Se te ha vuelto a perder algo, niña?
-Joder, que susto.
Tardo unos segundos en recomponerme y ver a la figura de Derek frente a mí.
-¿Necesitas otro viaje de vuelta a casa? -dice burlón pero sin una pizca de gracia, ¿era eso acaso posible?
-No, en realidad venía a pedirte ayuda.
-Tú hermano ya ha estado aquí hace un rato. No tengo nada más que decir.
-Espera, espera -le agarro del brazo, pero me dedica una mirada que me hace apartar la mano de inmediato -. Lo siento, perdón.
-¿Qué quieres? -dice conciso.
-Yo...-me preparo para empezar con la divagación que probablemente Derek haya escuchado nunca –. Es Scott. Yo... estoy muy preocupada por él ¿sabes? Desde que sucedió lo de la mordida no para de pasar por cosas aterradoras y, quiero ayudarle de verdad, pero no sé cómo, y eso me está matando por dentro porque... no puedo quedarme quieta mientras todo pasa. Necesito... quiero hacer algo.
Su expresión ahora está más calmada, lo que me da un poco de confianza.
-¿Por qué tanto afán de protegerlo?
-Bueno, ¿qué clase de pregunta es esa?, es mi hermano, ¿por qué no querría protegerlo?
-¿Siempre ha sido así?
-¿El qué? -pregunto sin entender a dónde quiere llegar.
-¿Siempre has sido protectora con tu hermano?
-A ver, sí. En el colegio siempre lo defendía y siempre me he preocupado mucho por él, pero...
-¿Desde la noche en que le mordieron más?
-Sí. ¿Cómo...? -intento preguntar ya que me sorprende el hecho de que Derek lo haya entendido todo tan bien a la primera.
-Deberías irte -dice y se vuelve a dar la vuelta.
-Espera... no puedes dejarme así.
Vale, puede y lo ha hecho.
Emito un pequeño gruñido al mismo tiempo que mi teléfono suena.
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Gracias a esa llamada, ahora estoy camino del instituto a las once de la noche para que Scott descubra no sé qué cosa.
-¿Era necesario venir a esta hora? Llevo días sin dormir bien, hoy quería descansar.
-¿Has vuelto a tener pesadillas?
-Sí bueno, no importa -le resto importancia a la situación, hemos venido aquí para ayudar a Scott, no para hablar de mis problemas.
Salimos del jeep, aunque Scott no quiere que vayamos.
-No, voy yo solo. Alguien tiene que vigilar.
-¿Por qué soy yo el que siempre vigila? -se queja Stiles.
-Solo somos tres, además, Lizzie también se queda.
-¿Qué? ¿Por qué me tengo que quedar? ¿Piensas que te voy a dejar entrar ahí solo?
-Os quedáis los dos. Y no hay más que hablar.
-Vale, ¿por qué cada vez eres más como Batman y yo como Robin? -dice Stiles -. No quiero ser Robin todo el tiempo.
-No somos ni Batman ni Robin aquí.
-¿Ni siquiera un poco?
-Quedaos aquí.
-¡Dios mío! Vale.
Stiles se mete enfadado al jeep y yo me dirijo a mi hermano una última vez.
-Ten cuidado ¿vale?
-Siempre lo tengo.
Scott empieza a trepar la valla y yo entro al jeep con Stiles. El ambiente es un poco tenso al principio ya que Stiles parece un poco enfadado.
-Oye -capto su atención -. Batman tampoco es tan genial.
-Entiendo que intentas animarme, pero todo el mundo quiere ser él, así que no puedes decir que no es genial.
-Cierto, Batman es genial y su traje mola mucho, pero, hay muchos otros superhéroes que también son increíbles. Como Spiderman.
-No podría ser Spiderman, Lizzie, es demasiado genial -dice y agacha la cabeza poco convencido.
-Tan genial como tú, Stiles, créeme, eres como la persona más genial e increíble que he conocido nunca.
Ahora me mira con una expresión que jamás había visto, quiere creérselo, pero no está seguro.
-¿En serio lo crees?
-Claro. Venga Stiles, ¿Cuándo te he mentido yo?
Me sigue mirando, pero ahora con una sonrisa en los labios. Y no puedo evitar pensar que me encanta ser la causante de esa sonrisa.
-Entonces, si soy Spiderman... ¿tú serías mi Mj?
-Creo que sí. Podría serlo.
Nos estamos riendo hasta que por el rabillo del ojo veo el destello de una linterna. Me inclino sobre Stiles y empiezo a tocar el claxon del coche para alertar a Scott.
-Vamos. Vamos. Vamos -exclama Stiles cuando le ve llegar al coche. Me dirijo como puedo al asiento de atrás para dejar el asiento del copiloto libre para mi hermano.
-¡Venga arranca!
-¿Ha funcionado? -pregunto asomándome por el hueco de los asientos -. ¿Conseguiste recordar algo?
-Sí, estuve allí anoche. Y la sangre... mucha era mía.
-Entonces, ¿lo atacaste? -cuestiona Stiles.
-No. Vi unos ojos brillantes en el autobús, pero no era yo.
-¿Y quién era? -pregunto.
-Era Derek.
-¿Y el conductor?
-Creo que yo intentaba protegerlo.
-Esto no tiene sentido, Scott -musito molesta -. ¿Por qué Derek iba a ayudarte a recordar que fue él?
-Eso es lo que no entiendo.
-Debe de ser algo de la manada -explica Stiles -. Como una iniciación. Matáis juntos.
-¿Y atacar a alguien es una experiencia que une? -pregunta Scott sin comprender.
-Pero tú no lo hiciste, no eres un asesino -vaya, gracias Stiles, que mi hermano no sea un asesino me tranquiliza bastante -. Y eso también significa que...
-Puedo salir con Allison.
-Iba a decir que no intentarías matarnos de nuevo, pero sí, supongo que eso también.
-Claro. Eso también.
Me relajo en el asiento trasero. Espero que, saber que mi hermano no ha matado a nadie me ayude a dormir mejor esta noche.
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