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Todo había cambiado para ella desde hace ya algún tiempo, solo imaginar por lo que había pasado le daba cierta melancolía. Las gotas de lluvia golpeaban el vidrio del enorme ventanal del cual podía verse una vista panorámica de la ciudad. Desde esa altura, las luces de las casas se notaban como pequeñas luciérnagas en la lejanía. El manto de la noche hacia más nostálgica la escena que Tiffany miraba acostada en su cama de sábanas de ceda color vino.

Su enorme departamento en el piso 60 de una de las torres más caras de la ciudad, el sonido del ajetreo de los autos y las personas caminando sonaban tan distantes. En esa oscuridad no podía dejar de sentirse sola. Si, su habitación era enorme, pero no había nadie allí; la barra con vinos y licores, la sala con la enorme TV e incluso la pista de baile. Era para ella y solo para ella. El jacuzzi en el palco al aire libre estaba totalmente vacío. Todo lo veía desde el andamio del segundo piso al cual accedía por una escalera. Las de su tipo merecían eso, todo un piso para ellas solas y solo para ellas.

Se sentía sola. La luz que se reflejaba del exterior también se reflactaba en el diamante en el ombligo de Tiffany. Usando solo una blusa gris de tirantes y unos pantis, su vientre y piernas se ventilaban al aire. "Todo era diferente" pensaba mientras caminaba por su departamento. Sentada en el sofá viendo las gotas de lluvia deslizarse por el vidrio mientras tomaba una compa de vino. Incluso su estómago había cambiado, se revolvía y sacudía su piel como olas, todo en un silencio inaudible; sus tripas daban señales de hambre pero no había ni sonido ni malestar para ella.

Solo el tamborileo de sus intestinos topeteando su muralla de músculos abdominales. Ahora era indiferente al hambre y más ahora que tenía misiones casi diario. Sabiendo que todas las preds pro se encontraban cazando a Sagra, era su oportunidad para hacerse de un nombre con varias misiones. Fue gracias al rotundo silencio en su habitación que pudo escuchar lo que pasaba en su piso de abajo. Las envestidas hacían chirriar la pata de la cama mientras una voz aguda gimoteaba de placer. Tiffany se sintió curiosa y agudizó su oído.

El chapoteo de los fluidos por las envestidas era sonoro al igual que los gritos de la pareja. Mientras escuchaba, su vientre comenzó a agitarse, no con hambre sino con lujuria. Cada sonido, cada gimoteo, la forma en la que sus labios tronaban con cada beso mientras se unían en el acto de la penetración. Después de unos minutos, los fluidos se bombearon haciendo gritar al hombre de éxtasis mientras la mujer guardaba silencio. Pero sin dejar mal aprovechada a su amante, lo que el miembro no pudo, la lengua comenzaría.

El hombre sorbió el fluido de la entrepierna y siguió con su cometido mientras la dama ahora sí gemía de gran placer. Toda esa pasión audible también estimulaba a Tiffany, frotó su pelvis y lentamente bajó por el elástico de su panti. Lastimosamente, Tiffany fue demasiado lenta; la dama en el acto emitió un gran grito mientras se corría manchando las sábanas. Después de unos minutos hubo un gran silencio y todo quedó allí. Tiffany nuevamente estaba sola y eso le molestaba.

No podía dejarlo así, estaba furiosa. Sintiéndose valiente asomó por la cornisa del balcón, debajo había otro con sillas y sin jacuzzi. Tiffany usó su habilidad acrobática para colgarse del filo y con las piernas se impulsó dentro de perímetro del balcón. Ya todo había acabado, sus ojos claros panearon el interior estéril de movimiento con las luces apagadas. En la cama había un gran cúmulo de sábanas donde claramente se podía deducir que habían 2 personas envueltas.

La pred deslizó la puerta corrediza y de inmediato sintió el olor del alcohol con los fluidos soltados en el acto. Fuera de asquearla o molestarla, ese aroma la hacía sentir emoción. Como si hiciera una travesura. Tiffany entró sin preocuparse por el silencio, como queriendo que la capturen. Se paró frente a la cama y miró el lugar desordenado, ropa tirada por doquier, el aroma a sexo, una botella de vino vacía. Tiffany podía ver los dos pares de pies saliendo debajo de las sábanas. Miró coqueta.

Tiffany AND The Bad BelliesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora