Caminaba por la calle a media tarde, orgullosa de su cuerpo usando un top deportivo y mallas de licra. Robaba miradas y suspiros contoneando las caderas al pasar. Media 1.90, piel canela y melena lacia. Su escote provocador y sus firmes glúteos se contoneaban mientras ella iba a casa. Robando miradas, caminando orgullosa. Ella siempre la miraba y sus ojos brillaban con envidia. Envidiaba su cuerpo, su porte, color de cabello; envidiaba la atención que le daban.
Ella no quería ser así, por eso ocultaba sus sutiles curvas en ropa holgada, no tenía una larga melena solo el cabello corto. Quería que la apreciaran como una obra de arte, por eso tenía tanta fascinación por los tatuajes. También envidiaba su clase social, su ropa, su auto. Solo podía verla en la lejanía. Su trabajo era aburrido atendiendo una farmacia local. Se quedaba en el turno de la noche y solo se permitía salir a fumar a ratos. Las calles eran oscuras pero tranquilas. Fue en una de esas noches tranquilas, un sábado para ser preciso.
Fumaba en aquel callejón, en los basureros donde las cámaras no la veían. De pronto la vió, de piel clara y cabello rojo atado en una coleta. Usaba una blusa de tirantes escotada y un pantalón de mezclilla, su zona media estaba bastante distendida y redonda resaltando su ombligo saltado en el centro. Ambas se miraron en la oscuridad y Vanesa se acercó sonriendo.
-¿Tienes tabaco?- preguntó amigable dejando notar sus tonos embriagados.
Cindy cedió un cigarro y Vanesa lo prendió, ambas procedieron a fumar en silencio.
-fumar es malo en el embarazo- rompió Cindy tímida el silencio.
-¡Burrrp! No estoy embarazada- dió una calada al cigarro.
Vanesa se fué sin decir más. Pasaron los días, semanas. El trabajo era rutinario y el turno nocturno aburrido. La puerta de la farmacia se abrio en la noche e ingreso la pelirroja. Ambas se sorprendieron al verse. Cindy lo notó, el abdomen plano de Vanesa expuesto por su suéter corto verde.
-dame una cajetilla de cigarros- pidió.
Cindy la atendió, cobró la cajetilla y se la entregó. No paró de ver el abdomen plane de la chica. Un chirrido gutural provino de esa zona, Vanesa frotó su abdomen con ambas manos mientras se le veía afligida.
-¿tienes licor?- preguntó mirando a Cindy.
-ya es tarde para beber- dijo.
-por favor- rogó picantemente- solo hazme ese favor-.
Cindy cedió y le dió una botella de vodka. Vanesa la destapó y la bebió toda en segundos. Puso la botella sobre el mostrador y apoyo los codos en la mesa.
-¿Este trabajo no te parece aburrido?- preguntó fluidamente Vanesa.
-como no tienes idea- acercó su rostro al de Vanesa.
Ambas sonrieron y se miraron con ojos coquetos.
-voy a una fiesta aquí cerca, si quieres podemos ir a tomarnos algo-.
Vanesa salió, Cindy fue detrás de ella. Era una casa triste con poco más de 20 personas, una simple bocina y nada de botana. Todo el presupuesto se fue en las pocas botellas de licor que habían. Cindy era ajena al grupo y se mostraba tímida ante la gente, contrario a Vanesa que reía y platicaba con casi todos; ella iba por las botellas de licor las cuales bebía fácilmente. Cindy se pegó a ella y platicaron, Vanesa bebía cantidades poco saludables de alcohol y la pelinegra se lo recalcó.
-tienes un gran hígado- bromeó Cindy palmando el vientre expuesto de Vane.
Vanesa se acercó a ella y le dió un beso sabor a vodka, ambas se dejaron llevar por la embriaguez. Un par de besos se hicieron más amplios y rápidamente se quitaron las blusas buscando un lugar privado. Compartieron calor y al juntar los cuerpos chocaron vientres y allí pudo sentirse el crepitar mutuo de sus intestinos vacíos. Hacia hambre. Vanesa no resistió más y salió de la habitación dejando a Cindy desnuda en la cama. Ella mal interpretó eso y volvió a su lugar de trabajo bastante triste. Los días pasaron y Vanesa no volvió. Todo volvió a la normalidad y pronto se olvidaría de ella.
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Tiffany AND The Bad Bellies
Fiction généraleUn grupo de asesinas altamente eficientes se encargan de sus objetivos con voracidad