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El buffet de Equidna siempre ha sido muy estricto con sus reglas.

1.- mantener tu peso antes y después del banquete.

2.-solo entrar con invitación.

3.-no vomitar nada.

4.-comer todo lo que te sirvas.

Tiffany lo sabía perfectamente. Y por eso su barriga trabajaba a marchas forzadas para poder aplanarse antes de la fecha que le dieron. Puesto que era un buffet navideño, apenas tenía un par de días para perder kilos obtenidos en la fiesta de Halloween. Ella tampoco podía fallar puesto que Yari la invitó personalmente. Su extenuante rutina del gimnasio duraba hasta 4 horas y aún así había grasa por quemar.

El tiempo pasó, la fecha llegó, parecía una labor titánica pero lo había logrado. Su cuerpo había logrado asimilar toda la carne, los huesos e incluso la ropa. Sus curvas se acentuaron aún más ya que su busto aumento de tamaño y sus caderas se ensancharon mas. A su nuevo cuerpo le quedaba bien cualquier ropa y aprovechó para ir a una de las boutiques más famosas de la ciudad. La fila era enorme, el centro comercial era un caos; las fiestas decembrinas invitaba a la gente a gastar hasta el último centavo. Tanta gente caminando por doquier despertaba el instinto depredador de Tiffany.

Abstenerse era lo prudente, puesto que la ropa requería verse físicamente bien. Su estómago gruñó como motor levantando cejas de las demás en la fila y centrando miradas en su zona media. Algunas la burlaron, otras solo la ignoraron. Cuando llegó su turno ya casi era hora de cerrar. Varias horas en fila le mermaron el ánimo. Encontrar algo que le quedara bien era ridículamente fácil.

Al final optó por un top negro de manga larga y cuello alto sin escote y una falda larga de lápiz ajustada. La ropa tenía garantía de ser indestructible, aleación de Kevlar y tejido con hilo de diamante. Salió y se dirigió al evento. La envidia era algo que despertaba solo con su presencia mientras andaba por la calle. Era atractiva, joven, con buen departamento. Pero había algo que le faltaba.

La noche caía lentamente en los callejones de la ciudad, los vientos gélidos hacia que las personas usen ropa robusta. Las parejas se acurrucaban entre ellas, el espíritu cálido comenzaba el clima frío. El vendaval sacudía su melena pelirroja y risada, de frente amplia y rostro delgado. Su torso carecía de busto pero el clima no le impedía usar una pequeña blusa que dejaba expuesto su ombligo y vientre. Sus pantalones anchos cubrían sus anchas caderas. Cruzada de brazos viendo a la multitud caminar por las calles, Vanessa sonrió cuando la vió.

Era bastante más delgada que ella, cabello corto, ojos grandes y labios carnosos. Usaba una playera roja y un pantalón de mayon negro. Cindy vió a Vanessa y ambas se abrazaron y se besaron apasionadamente.

—¡Me despidieron, Vane, lo siento!— dijo Cindy derramando un par de lágrimas.

Vanessa limpió las lágrimas en Cindy y la tranquilizó arrullandola.

—mientras nos tengamos a nosotras, todo va a estar bien— arrulló a su novia.

Cindy asintió y sonrió, se limpio las lágrimas y procuró a Vanessa.

—¿Cómo te fue con tu cacero?— preguntó preocupada Cindy.

—Ya no va a molestar— rio Vanessa dándose una leve palmada en su estómago— no te preocupes por tu trabajo, te conseguiré uno en la farmacia—.

—¿Hay vacantes?—.

El estómago de Vanessa se sacudió mientras emitía un gruñido.

—las habrá pronto— dijo frotándose el abdomen.

Ambas rieron y se besaron. El vientre de Cindy también se unió a la conversación y ambas fueron por la cena. El problema de la ciudad era que habían pocos lugares para cazar sin llamar la atención. El hambre les hacía bajar los estándares, vieron a una pareja, poco agraciados pero muy enamorados. Se dieron un último beso y al separar sus labios se lanzaron sobre la pareja. Sus mandíbulas atraparon las cienes de ambos de forma coordinada; sus mejillas bajaron por los rostros y cuánto más tragaban, sus vientres lisos hacían más espacio para sus nuevos habitantes. Cindy era más reservada, cuando sintió el aire acariciando la piel expuesta de su vientre tiró de su camisa para ocultarla debajo.

Tiffany AND The Bad BelliesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora