Capítulo 9 - Mente difusa

133 4 3
                                    

Alberto despertaba cerca del río, estaba confundido y no sabía que había pasado, era de noche.

Después de levantarse, vio un camino de sangre hacia un arbusto, Alberto siguió el camino.

El arbusto no parecía tener nada más que algunas manchas de sangre, lo que ocultaba era lo que realmente sorprendía.

Oculta en el arbusto estaba Mirabel despedazada, todos sus órganos estaban medio mordidos, y la primera reacción de Alberto fue ir a verse en el reflejo del río con la luz de la luna.

El reflejo del chico lo asustó más, pues tenía sangre en la boca y en los dientes, destacando un poco más sus colmillos, además de ciertas manchas en su ropa.

Alberto solo se estaba asustando más, pero eso no fue lo único, pues tenía ciertos trozos de ojos en su boca, al igual que ciertas tripas, pero el chico no tenía herida alguna más que la del cuchillo.

– ¡Alberto!... – se escuchó la voz de Camilo a lo lejos, y eso solo desesperó más al chico – ¡Beto, porfa, vuelve a Casita! – Camilo no parecía asustado, más bien sonaba calmado y triste.

Con poco tiempo para ocultar las pruebas, Alberto solamente echó tierra sobre la sangre, y él se metió al agua, saliendo y secándose rápido.

– Ahí estás, Alberto... – Camilo corrió hacia Alberto para después abrazarlo fuertemente – no me asustes así... ¿por qué huiste? –

– Porque... – Alberto no sabía que responder, y no era bueno mintiendo – no... no quería causar más problemas... desde que llegamos Luca y yo, todo ha sido un gran caos –

– Beto... no tienes porqué hacerte responsable de todo lo que ha hecho Luca... de lo que te hizo mi tío Agustín... o del casi-homicidio de Luisa... ellos tienen la culpa, no tú – dijo Camilo mientras miraba fijamente a Alberto, y podía verlo preocupado – ¿hay algo más que quieras contarme? –

– N-no... creo que no – dijo Alberto algo aliviado.

Camilo y Alberto fueron de regreso a Casita, pero el chico marino no sabía que hacer para no levantar sospechas sobre Mirabel.

En Casita...

Al volver, todo estaba en silencio, pero Casita ya no parecía Casita, tenía partes en construcción, las torres de Bruno e Isabela no estaban.

– Pasaron tantas cosas en solo esta semana, Beto, y no iba a dejar que algo te pasara – dijo Camilo algo triste.

– ¿Ya pasó una semana?... para mi fueron como dos segundos – dijo Alberto muy preocupado.

– El tiempo se va volando – Camilo vio que en la puerta de Casita estaba Isabela, viendo de un lado a otro esperando encontrar algo – ¡Isa! –

– Camilo... – al escuchar de quien se trataba, Isabela fue corriendo a con su primo para abrazarlo – Alberto, que bueno que estés bien – Isa también fue a darle un abrazo a Alberto.

– Por suerte no estaba lejos y lo encontré antes de que se fuera del Encanto – dijo Camilo mientras miraba a Alberto.

– ¿Pero por qué querías huir, Alberto?... pensé que habías decidió quedarte en el Encanto para siempre después de lo que le pasó a Casita – decía Isabela mientras analizaba la situación.

– Es que... – Alberto no entendía nada de lo que Isabela le decía.

– Supongo que las cosas no han estado a tu favor bastante tiempo, bueno, mejor entremos, ya es hora de cenar – dijo Isabela mientras guiaba a Camilo y Alberto a dónde se encontraba ahora el comedor.

🔥 Eclipse camaleónico ☄️ (Camilo × Alberto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora