Capítulo 13: Lavanda

16 2 1
                                    


No puedo respirar.

Las sensaciones que atrapan mi cuerpo atormentan deprisa mi mente, lagrimas que se deslizaban lentamente sobe mi rostro se convierten rápidamente en una tormenta que inunda mi pecho prohibiéndome respirar, el sudor que mancha mi cuerpo pone en alerta mi sentido supervivencia.

No responde. Mi cuerpo no se mueve.

-Hijo, estoy aquí, estoy aquí. Respira, respira conmigo.

-¿Madre? ¿Eres tú?

-Aquí estoy, aquí estoy...

-Pero tú, no, tú no

La desesperación me inunda, no puedo mover mi cuerpo viendo como se aleja el suyo: ¡noo, madre! ¡espera!

Una respiración mas. Necesito abrazarle. Girando sobre la habitación que resplandece en distintos tonos de blanco trato de encontrarla, corriendo sin poder atraparla a cada paso que doy.

¡Noooo! El sonido de las ambulancias llega, sus oídos duelen, cubriéndolos cuando los sonidos del lugar se vuelven insoportables.

Una sonrisa que no volverá a ver se aleja, su pecho duele. Grita su nombre, como siempre, no hay respuesta.

-¿Jefe? Tranquilo, tranquilo, ¡respire!
El calor que inunda mi cuerpo me atrae a la realidad, pero no quiero dejarla. Mi cuerpo se mueve tratando de deshacerme de su agarre. Se ha ido.

-Respire jefe, respire: 1,2,3,4

Sus manos envuelven mis brazos, cruzandolos sobre mi pecho: brazo izquierdo sobre hombro derecho, brazo derecho sobre hombro izquierdo.

Su voz es suave, su respiración filtrándose sobre mis oídos que erizan mi cuerpo. Una bocanada de aire, dos, tres y el dolor en mi pecho no se va. Mis manos sujetando con fuerza las suyas, un suspiro o dos aprietan mi pecho. Las uñas clavándose sobre sus muñecas. Abro los ojos.

-Concéntrese en mi voz... respire despacio, así, tranquilo, solo fue una pesadilla.

-Mii-i, mi, era mi mamá... estaba ahí.

-Tranquilo, respire despacio, entiendo, ¿qué pasó?

-Yo, no sé, no podía mover y mi mamá, mi mamá estaba ahí, yo solo, solo quería abrazarla pero no podía moverme.

Deshaciéndome de su agarre me senté sobre la cama lentamente. ¿Cómo podía seguir permitiéndome que me viera en ese estado?: ¿Qué hora es?
Dispersando el tema me limpie los restos de lagrimas.

-No tiene que preocuparse, son las 5:00 a.m. -sin preguntas, sin insistencia dejo que el tema se desviara.

-Oh, bien, bien. -ordenando mi mente centre mi vista por primera vez en el día en él. La corbata luchando por sostenerse sobre sus hombros, su camisa acompañando un aspecto desprolijo apenas abrochada y sus tenis sin amarrar. Cuando mi inspección llego a su percepción se levanto audazmente para arreglarse adecuadamente. -Lo siento por ello Liam... yo

-No tiene que disculparse, pero esta seguro que ¿no quiere hablar?

¡¿QUÉ?! ¿Hablar? ¿Hablar de qué? ¿De cómo las decisiones de su pasado aun le atormentaban? ¿Cómo sigue estancado en ello? ¿Podía siquiera permitirse hablar de ello?

¿Quería saber genuina-mente o...? ¿Cómo podía confiar en él?

-Lo siento, no quería entrometerme. Solo, debería estar bien hablar con su gente.

-Uhm. -levantándome de la cama tome la toalla del perchero. -Si te molesto, cierra la puerta cuando salgas.

~||Prohibido enamorarse||~ #ZiamPalik PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora